Los Sueños del Guadalquivir
Tres miradas, tres momentos distintos: Tarija
Tres relatos permiten acercar a un momento preciso en la historia de Tarija. El de Felipe de Pereda un Capitán español (1685), Bernardo Trigo un ciudadano tarijeño (1825) y Edmond Temple un viajero inglés (1827)



Esta semana se ha hablado mucho sobre la fundación de la Villa de Tarija. Este aporte quiere mostrar las miradas de tres personas, en tres momentos diferentes de la historia de Tarija. El primero es Felipe de Pereda un Capitán español (1685), Bernardo Trigo un ciudadano tarijeño (1825) y finalmente Edmond Temple un viajero inglés (1827).
Pereda describe la entrada al Valle de Tarija, induce a imaginar una villa pequeña en la frontera contra los indios Chiriguanos. Bernardo Trigo permite a través de su descripción entender las características de la población momento posterior al proceso de independencia y Edmond Temple enriquece la descripción con un relato maravilloso.
Pereda, encuentra la entrada al Valle de Tarija como un lugar áspero. “La villa… [dice él] tiene su cabildo [,] regimiento e iglesia parroquial… tres conventos religiosos Santo Domingo, San Francisco y San Agustín”. Un hospital San Juan de Dios. Dos hermanitas de extramuros de San Juan y San Roque (Robertson, M. El País 17/06/2018:1).
Él menciona también que el Valle de Tarija tiene un clima cálido y húmedo, donde abunda el trigo, maíz, frutas “y todas las legumbres, [también hay]… ganados mayores y menores que sacan los minerales de chichas y lipes y algunos a la villa de Potosí”. Además, éste valle tiene abundante leña. En algunas partes se halla osamenta de gigantes.
La Angostura produce tres o cuatro mil botijas de vino muy rico, todos del valle de la Concepción. Distante a 14 km., se encuentra el Pueblo de Tarija la vieja, “[en el cual se observa] vecinos españoles y yanaconas… [en el que aún permanece] una encomienda del Rey administrada por el corregidor… y otra encomienda llamada de los Tomatas…” (Robertson, M. El País 17/06/2018:1).
Tiene el valle un río que corre de norte a sur que pasa por dicha villa y da agua a sus huertas, molinos y chacras, nombrado como la villa y al cual se incorporan otras tres vertientes: Tolomosa, Santa Ana y Chocloca, todos hacen un río muy caudaloso, que en tiempo de lluvia no se puede pasar; y se entra a la angostura, donde se abre otro valle, lugar por donde ingresan los chiriguanos.
Estos tres relatos permiten acercar a un momento preciso en la historia de Tarija, por supuesto que hay muchos otros, tal vez más relevantes que estos. Lo importante es empezar a dimensionar esos cambios
Por la parte del oriente hay una cordillera áspera que da paso a los valles que llaman Río Bermejo y las Salinas, [distante a 96 km.] de la villa casi despoblados por falta de trabajadores que la cultiven. Esas tierras son de mejor temperatura y “…más caliente que el de Tarija en esos se [recoge] tabaco lo que basta para la provincia y se lleva porción a Lipez, Oruro, Chuquiago y otras partes, estos valles ricos en cañaverales [que se convierten en miel] y.… en sus estancias [llenas] de ganados vacunos, … [Donde también] se multiplican mulas (Robertson, M. El País 17/06/2018:1).
¿Cómo era la población en Tarija el 1825?, ¿Qué producía Tarija?, ¿Cuánto ganado tenía?
Se responde a estas preguntas con el “Estudio Corográfico” redactado por Bernardo Trigo el 24 de diciembre de 1825. En su informe cita que en Tarija hay 11 Curatos: El Rectoral de esta Ciudad por Tarija, Santa Ana, San Lorenzo, Valle de la Concepción, Padcaya, Valle abajo de Salinas, San Luis, San José de Caraparí, Tomayapo, Yunchará y San Pedro de las Peñas. Todos ellos tenían una población total de 50.713 habitantes entre hombres, mujeres, niños, niñas y viejos. Pasado el proceso independentista había más mujeres que hombres, 15.222 y 13.600 respectivamente.
En esta descripción él cita los límites de la provincia, “…son por el poniente el rio grande de Suipacha que al paso por esta Provincia se llama de San Juan el que reunido con los de Cinti forman el Caudaloso de Pilaya que la circunda por el Norte hasta incorporarse con el navegable Pilcomayo que atravesando el Gran Chaco, entra en el Paraguay frente de la Capital de aquella Provincia. Por el Sud el río grande sigue y sigue a reunirse con el navegable de Tarija, el que también ingresando por el Chaco desemboca en el Paraguay” (ABNB, MI, t15- N°15, f 25).
Bernardo Trigo, dice “Esta hermosa Provincia es susceptible de los mayores adelantamientos en la agricultura por el considerable número de 35 ríos permanentes que en todo tiempo la bañan cuyo origen siendo de las Cordilleras que la rodean, proporciona fácilmente el riego a casi toda ella…”, sin embargo, las ventajas no aparecen por “no tener consumo sus producciones en los Pueblos inmediatos por su actual decadencia…” los pobladores sólo siembran “lo preciso para su subsistencia…” (ABNB, MI, t15- N°15, f 25).
Cita también lo más producido en Tarija, calculado en fanegas: trigo, maíz, cebada, alfalfa y viñas. En relación al ganado vacuno, lanar y cabrino en número de 36.500 en toda la provincia; así también hace un conteo de caballos, mulas y burros, 17.251 animales en toda Tarija. Se refiere a la carne como agradables, y respecto a las “…lanas [son] bastante finas para toda especie de tejidos, en especial en los lugares frígidos” (ABNB, MI, t15- N°15, f 25).
Bernardo Trigo dice que “El clima es muy sano y delicioso, reuniéndose en toda su extensión los tres temperamentos de frío, cálido y templado, lo que se facilita toda clase de producción… [en] Sus ríos abundan crecidos y gustos[os] peces y sus cangrejos… multitud de pájaros grandes y pequeños” (ABNB, MI, t15- N°15, f 25).
“Toda la frontera conocida con el nombre de Salinas que es la que comprende los curatos de Padcaya, Valle de abajo, San Luis, y de San José de Caraparí produce abundantes… y una infinitud de distintas y útiles maderas para construcción, manufacturas y edificio. También producen estos montes el árbol de la Yerba Mate…”. (ABNB, MI, t15- N°15, f 25).
Edmond Temple viajero inglés era jefe de una compañía británica “Potosí, La Paz and Peruvian Minig Association”. Él permaneció un año en Potosí, relató su viaje en un libro llamado “Travels in varius parts of Peru”, publicado en 1833.
¿Qué es lo más llamativo para este visitante inglés?
Era mayo de 1827 cuando Edmond Temple visita Tarija. Con una narración exquisita para la época, Temple relata su impresión al llegar a Tarija.
[8 de Mayo] “El río San Juan separa las provincias de Cinti y Tarija; al entrar en este último, es difícil imaginar que estamos en los confines de uno de los lugares más fértiles del globo; porque se presenta un desierto perfecto…” (Temple Edmond, 1833: 172).
[9 de Mayo] Después de “Nuestro ascenso por el lado norte de esta barrera montañosa [Sama] era de tres leguas y media, y nuestra bajada en del otro lado casi siete leguas... Cuando en la cumbre de este alto canto de la Cordillera, era evidente que habíamos invadido el territorio de los cóndores; porque… volaron sin temor cerca de nosotros, y barrieron con la rapidez del rayo dando vueltas y vueltas, como desafiando a los intrusos, o tal vez, inspeccionando con sus ojos de fuego que, que por costumbre miró como su presa… (Temple, 1833: 174).
Aquel día “Cuando llegamos al pueblo de San Lorenzo, cada puerta estaba cerrada, y todos los habitantes se entregaban al reposo, …nos detuvimos de inmediato en la plaza del mercado y tomamos nuestros aposentos en el porche de la iglesia del pueblo. ‘La luna’ majestuosa sin nubes proporcionó la luz como del día, y nos permitió descubrir un gran campo de alfalfa… El trabajo de escalar la montaña en un lado, y los mortales, brincos y saltos, descendiéndolo en el otro, habiéndose realizado principalmente por necesidad a pie, y bajo un intenso sol de mediodía, hizo que mi deseo de comer cediera irresistiblemente a mi deseo descansar”. (Temple, 1833: 174).
Al día siguiente [10 de Mayo] Aunque este es el comienzo del invierno, la mañana era suave y deliciosa como el mejor día de mayo en Europa, lo que me animó a proceder a [un] desayuno en Tarija, a tres leguas de distancia, y el camino siendo a través de un valle plano y exuberante…” (Temple, 1833: 175).
“La ciudad contiene alrededor de 2000 habitantes; una pacífica comunidad que prefieren dormir la siesta a cualquier ocupación relacionada con las artes o la industria, sin embargo, no han obtenido ningún apoyo aquí… [no] se ve considerablemente alentado por la naturaleza del clima y la fecundidad del suelo, que requiere solo un poco de rascado en la semilla tiempo para producir, año tras año, sin interrupción, una sobreabundancia de los cultivos, en particular de maíz, que aquí crece para gran perfección” (Temple, 1833: 176).
El 19 de mayo Temple partió en “una excursión a la antigua misión jesuita de Salinas, unas cuarenta y cinco leguas de distancia…” (Temple, 1833: 176).
Estos tres relatos permiten acercar a un momento preciso en la historia de Tarija, por supuesto que hay muchos otros, tal vez más relevantes que estos. Lo importante es empezar a dimensionar esos cambios. Emplear la antropología histórica como herramienta que permita estudiar escenarios sociales y culturales del pasado a través de archivos, diarios y documentos.