Repensando la infidelidad

La infidelidad es un simple acto de transgresión que le puede robar a una pareja su relación, su felicidad y su identidad. El adulterio ha existido desde que se inventó el matrimonio. Como también el tabú en contra de él. De hecho, la infidelidad tiene una tenacidad que el matrimonio solo le puede envidiar. Tanto así que este es el único mandamiento que se repite dos veces en la Biblia: una vez por hacerlo y otra solo por pensarlo. ¿Entonces cómo reconciliamos lo que está universalmente prohibido, pero también es universalmente practicado?

Todo el mundo quiere saber el porcentaje de gente que engaña. Debido a que no hay una definición universal, los estimados varían mucho: desde el 26% al 75%. Pero además somos contradictorios: el 95% de nosotros dirá que está terriblemente mal que nuestra pareja mienta sobre su infidelidad, pero la misma cantidad dirá que eso es exactamente lo que haríamos si tuviéramos una. A mí me gusta esta definición de la infidelidad: una relación secreta, una conexión emocional y alquimia sexual. “Alquimia” es la palabra correcta, aunque no haya contacto sexual. La infidelidad tiene poco que ver con el sexo y mucho con el deseo. El deseo de atención, de sentirse especial, importante.

Tenemos un ideal romántico en el cual recurrimos a una sola persona para satisfacer una enorme lista de necesidades: que sea mi gran amor, mi mejor amig@, el mejor padre o madre, mi confidente, mi compañer@ emocional, mi igual intelectualmente. Y por el otro lado yo soy lo máximo: soy el escogido, el único, el indispensable, irremplazable. Y la infidelidad nos muestra que no.

La infidelidad no va a desaparecer. Los dilemas del amor y el deseo no tienen respuestas simples en blanco y negro, de bueno y malo, de víctima y perpetrador. La traición tiene diferentes formas. Hay muchas maneras en las que podemos traicionar a nuestra pareja: con desprecio, abandono, indiferencia, violencia

La infidelidad destruye la ambición del amor. Pero si a lo largo de la historia la infidelidad siempre fue dolorosa, hoy en día es muchas veces traumática porque amenaza nuestro sentimiento de ser. “Pensé que conocía mi vida. Pensé que sabía quién eras, quiénes éramos como pareja, quién era yo. Ahora dudo de todo. ¿Acaso podré alguna vez poder volver a confiar?” La infidelidad es una violación de la confianza y una crisis de identidad.

Asumimos que hay algo así como un matrimonio perfecto que nos inocula contra el deseo de aventura. ¿Pero qué pasa si la pasión tiene un tiempo de vida limitado en el estante? ¿Qué pasa si hay cosas que inclusive una buena relación nunca puede proveer?

La gran mayoría de personas con las que trabajo no son para nada enfermos sexuales. Muchas veces son personas profundamente monógamas en sus creencias. Muchas veces han sido fieles durante décadas, pero un día cruzan una línea que nunca pensaron que fueran a cruzar, a riesgo de perder todo. ¿Pero por un destello de qué?

Madre perfecta, esposa ejemplar. A los 47, su infidelidad tiene que ver con la adolescencia que nunca tuvo. Cuando buscamos la mirada de alguien más, no siempre es nuestra pareja de la que estamos escapando, sino de la persona en la que nos hemos convertido.

¿Cómo nos sanamos de una infidelidad? Tanto el deseo como la traición son profundos. Algunas infidelidades son un golpe de muerte para relaciones que ya estaban en el proceso de morir. Pero otras nos hacen despertar a nuevas posibilidades. Muchas parejas que han experimentado la infidelidad se mantienen juntas. Puede convertirse en una experiencia regenerativa. Este desorden puede llevar a un nuevo orden. Tendrán conversaciones profundas con una honestidad y sinceridad que no tuvieron durante décadas. Y parejas que se eran sexualmente indiferentes se encuentran de pronto voraces, con una lujuria que no saben de dónde viene. Algo sobre el miedo a la perdida reenciende el deseo y abre paso a una nueva verdad. Toda infidelidad redefinirá una relación, y cada pareja determinará cuál es su herencia.

La infidelidad no va a desaparecer. Los dilemas del amor y el deseo no tienen respuestas simples en blanco y negro, de bueno y malo, de víctima y perpetrador. La traición tiene diferentes formas. Hay muchas maneras en las que podemos traicionar a nuestra pareja: con desprecio, abandono, indiferencia, violencia. La traición sexual es solo una forma más de dañar a tu pareja.

Ahora me han escuchado y sé lo que están pensando: “tiene un acento francés, debe estar a favor de la infidelidad”. Están equivocados: no soy francesa. Pero tampoco estoy a favor de la infidelidad. ¿La recomendaría? Te recomendaría tener una aventura de la misma manera que te recomendaría que tengas cáncer. Pero el asunto es que las personas que han estado enfermas muchas veces encuentran nuevas perspectivas en su enfermedad. Debemos ver la infidelidad desde una perspectiva dual: de un lado el dolor y la traición, y del otro el crecimiento y el auto-descubrimiento. Lo que te hizo a ti y lo que significó para mí.

[Fuente original: YouTube, Rethinking Infidelity, Esther Perel, TED Talks]