Crónica política de la semana
De la ausencia de oposición a la agenda nacional pendiente de Montes
A un año de las elecciones subnacionales, la Gobernación goza de una paz institucional sin precedentes. La relación con el Gobierno Nacional es ausente mientras las deudas en carreteras y electricidad crecen
La semana de Carnaval pasa volando, básicamente porque se trabaja poco, y a nada que haya ruido nacional o internacional, como es el caso con el tema de Ucrania, casi nada pasa, al menos en Tarija. Ahora, mañana se cumple un año de las elecciones subnacionales y los partidos andan evaluando qué cosas han cambiado y qué cosas hay por hacer, sobre todo los que no lograron función de gobierno, aunque algunos han optado por el camino más largo.
La división del MAS
En el Movimiento Al Socialismo (MAS) ni siquiera han conseguido organizar el Congreso Departamental, encargo de Evo Morales que requiere de un partido más sólido para darle más contenido a su figura y no quedar como una especie de caricatura que habla desde las profundidades del Chapare sin conexión con la Bolivia real, como estas últimas semanas con temas sensibles como el narcotráfico y la invasión de Ucrania.
En la semana volvió a aparecer Pilar Lizárraga para exigir a Carlos Acosta la convocatoria inmediata del Congreso. Lizárraga es una de las militantes de larga data en Tarija con toda la solidez ideológica y que ha decidido dar el paso al frente después de los hechos de 2019. Carlos Acosta es el presidente departamental por mediación de Álvaro Ruíz, exalcalde de Uriondo, último candidato del MAS en Tarija y hoy viceministro de Autonomías. Lizárraga reúne a los más críticos con Acosta, que no ha tenido dudas a la hora de confrontar y dividir las regionales.
Control La Gobernación controla la Asamblea a través de su bancada y la alianza con la bancada indígena
Sin líder en el MAS, la tarea de oposición específica al gobernador Óscar Montes no existe, peor después de perder el control de la Asamblea Legislativa después de 11 años. Por mucho que Luis Arce haya depositado la confianza en la vocería de Marcelo Poma, exasambleísta y director de la ATT, la legitimidad para resolver los conflictos internos es limitada y también para coordinar acciones específicas de los sectores.
La ausencia de Todos
El otro partido desaparecido es Todos, el del Gobernador Adrián Oliva que se ha retraído en su actividad profesional particular en Tarija y no se prodiga por los escenarios políticos. Tampoco su lugarteniente Waldemar Peralta, más dedicado a la asesoría institucional en otros departamentos.
Los dos asambleístas que el parido colocó en el legislativo funcionan en realidad más a título personal que a título corporativo, y apenas hay un consenso sobre la acción: esencialmente no alinearse al MAS y tener las puertas abiertas con Montes, otra cosa es que la ejecución esté siendo coherente.
José Luis Sanguino es el asambleísta por Yacuiba e hijo político de Wilman Cardozo, superviviente de mil batallas que esta vez, después de su grosero fracaso en la candidatura a la alcaldía de Yacuiba, ha preferido pasar de verdad a un segundo plano. Sanguino se ha colocado en la Directiva, al lado de Mauricio Lea Plaza, y básicamente no perjudica la acción.
Francisco Rosas es el asambleísta por Cercado después de aterrizar en un lugar notable en Todos ante la ausencia de aliados que le sobrevino al entonces Gobernador. Rosas es fundador de UNIR, pero después de pelear con Montes y tener sus más y sus menos con Rodrigo Paz decidió volar más o menos libre junto a su hermano creyendo tener sólido apoyo de las Juntas Vecinales. Su hermano, Edwin Rosas, empezó a hacer cosas raras ni bien fue electo diputado por uninominal por Comunidad Ciudadana – se rebeló contra la instrucción de Carlos Mesa de apoyar a Montes – y acabó colándose en la Mesa Directiva de Diputados con el apoyo del MAS y contra la disciplina del partido entre acusaciones obvias de tránsfuga. Esto le ha hecho a Francisco Rosas dar un paso atrás.
En estas, Montes, aún con una bancada poco prolífica en cuanto a representantes visibles, está logrando imponer su relato sin dificultad.
La agenda reivindicativa de la Gobernación de Tarija
La ausencia de oposición y el control de la Asamblea Legislativa - algo que no había pasado en los once años de autonomía salvo en los dos últimos años del interinato de Lino Condori -, le han permitido al Gobernador Óscar Montes impulsar una serie de cambios clave en el departamento, reordenando la gestión y cerrando programas que costaban ingentes cantidades de recursos al erario público.
Los más significativos cambios han sido con la canasta alimentaria de la tercera edad; con el cierre del Servicio Departamental de Caminos y con la Ley del 1%, donde con una estrategia quirúrgica coordinada con Mauricio Lea Plaza en la Asamblea lograron arrebatar a los alcaldes el pernicioso mecanismo del débito automático, que estaba complicando la gestión institucional y económica.
También Montes enfrentó con números al Gran Chaco en su reclamo permanente por la “deuda histórica del IDH” y el pedido de gestión directa. De acuerdo a sus números, el Chaco había salido ganando. Aquel impase fue el único que “mereció” atención del Gobierno, que ofreció una mesa para mediar, aunque al final acabó acomodando el presupuesto para beneficiar a sus aliados políticos del Gran Chaco.
Una de las grandes promesas electorales de Óscar Montes fue que lograría “que el Gobierno pague las cosas que tiene que pagar” mientras esgrimía su experiencia en la Alcaldía como ejemplo de lo que se debía hacer para lograr la colaboración con el Gobierno Nacional.
Lo cierto es que Luis Arce ha eludido encontrarse con el Gobernador de Tarija en todo momento y nada se ha modificado en tanto al reparto de gastos y pagos en asuntos como el de la salud, mientras que las deudas en carreteras y servicios eléctricos siguen presentes.