Llama la atención el letal agrotóxico usado para envenenar el cebo que mató a los 34 cóndores
Proponen crear reserva de 57 mil hectáreas para cóndores en Tarija
La propuesta implica unir el área protegida con la Reserva Natural de Flora y Fauna de Tarquía, lo que ayudaría a cuidar otros ecosistemas frágiles donde se ubican las cabeceras de cuencas de agua
A 17 días de haberse hecho público el envenenamiento de 34 cóndores en la zona de Laderas Norte, a 20 kilómetros de la ciudad de Tarija, especialistas, autoridades y organizaciones no gubernamentales de Tarija plantean una serie de tareas para que este hecho no quede como otro caso de biocidio más en el país.
Crear un área protegida de 57 mil hectáreas para esta especie, realizar un censo para establecer el número de cóndores que quedaron en el departamento y fijar un sistema de monitoreo en la zona para otras especies que pudieran estar ocasionando daño al ganado de los comunarios, son las propuestas realizadas por Naturaliza, Tierra y Vida (Nativa), una ONG que trabaja en la conservación del medio ambiente.
Iván Arnold, director de Nativa, recordó que fueron 34 los cóndores envenenados, 15 juveniles y 19 adultos. La data de la muerte de las aves era 18 días antes de la inspección realizada con el Viceministerio de Medio Ambiente, por lo que se estima que los primeros cóndores murieron entre el 20 y el 23 de enero.
Verónica Sanjinés, abogada ambientalista, hizo énfasis en el argumento de los comunarios de la zona, que su ganado se ve amenazado por otras especies, como perros salvajes o pumas.
“Eso afecta su economía. Pese a todo eso, ellos están muy preocupados por lo que pasó, porque saben que el cóndor y un símbolo nacional, además es una especie a la que le tienen mucho respeto”, recalcó a tiempo de lamentar que, en su momento, no se haya dado respuesta al problema que tenían los comunarios con otras especies.
La propuesta
La propuesta de Nativa se basa en crear un área protegida de 57 mil hectáreas, que estaría compuesta por 57 hectáreas que cedieron los comunarios de Laderas Norte para ese fin, cuando Óscar “Motete” Zamora era alcalde. Pero, además, unirla a la Reserva Municipal San Agustín, a un área cedida por Laderas, conocida Quebracho Blanco, y que finalmente se vincule a la Reserva de Flora y Fauna de Tariquía.
“En esta zona no solo protegeríamos los nidos de cóndores, estaríamos protegiendo la zona de San Agustín, Quebracho Blanco, los pastizales de altura y otros ecosistemas frágiles que ayudan a proteger las cabeceras de cuencas de agua que después se escurre hacia Tariquía”, explicó el biólogo Juan de Dios Garay.
Para este punto, Arnold recalcó que declarar una zona como protegida no implica que no habrá habitantes o que los comunarios no podrán realizar sus actividades agroproductivas. “Hay distintas categorías de áreas protegidas, es cuestión de trabajar una ley acorde a la zona”, dijo.
La segunda propuesta es realizar un censo de cóndores para saber cuántas de estas aves quedan en el departamento de Tarija. Se estima que esa labor se puede realizar en un par de fines de semana, todo depende del personal y el presupuesto para la logística que destinen las instituciones encargadas de esta labor. “Esto también dará el dato real de cuántos cóndores murieron por este hecho”, indicó.
Otra propuesta tiene que ver con establecer un sistema de monitoreo de especies, que permitirá saber qué tipo de especies hay en la zona, si los felinos grandes se están acercando a poblaciones humanas, si existe otro tipo de amenazas para la gente y con esa información planificar qué se puede hacer a corto, mediano y largo plazo.
En todo caso, tanto autoridades como ambientalistas hacen énfasis es que cualquier plan que se asuma para proteger al cóndor andino debe ejecutarse de manera conjunta entre las instituciones del Estado, las organizaciones especializadas en este tema y la población involucrada en la reserva.
Y para esa labor, debe tomarse en cuenta que en el mundo hay entre 7.000 y 10.000 cóndores, de los cuales el 20 por ciento está en Bolivia. Por lo que es necesario proteger la poca población de estas enormes aves que quedan en el país y el departamento de Tarija.
El uso sin control de los agroquímicos en Tarija
Iván Arnold dijo que lo más llamativo de este hecho es lo fuerte del veneno usado. Recalcó que los cóndores tienen en su estómago un nivel de acidez alto, “mayor al de una batería”.
“Soportan cualquier cantidad bacterias y micro organismos propios de la carne en descomposición. Entonces, el veneno usado debe ser de demasiada letalidad para que pueda matar 34 cóndores y otras especies que estaban cerca”, explicó.
Al igual que Arnold, Verónica Sanjinés hizo conocer su preocupación por el agrotóxico utilizado para este hecho. “Son agrotóxicos que tienen carbono furano, que están prohibidos en otros países y que en nuestro país y en nuestro departamento se siguen usando de manera irrestricta y no conocemos que haya un control. En muchos casos, estos son adquiridos en veterinarias de la ciudad, entonces esto es algo que llama la atención”, recalcó.
En este punto, el biólogo Juan de Dios Garay hizo énfasis en que las aves no estaban a más de 30 metros del cebo envenenado. “Los animales no han podido volar, trataron de arrastrarse, pero murieron. Lo que muestra lo letal del veneno usado”, advirtió a tiempo de recalcar que el uso de agrotóxicos es común entre los comunarios, lo cual puede ser peligroso no solo para los animales que habitan en los alrededores, si no para el mismo ser humano.
“Es un tema que las autoridades tienen que evitar y vigilar, que el expendio de estos productos, que ya están prohibidos en gran parte del mundo, se lo siga haciendo en manera abierta en Tarija”, dijo Arnold.
Lema impulsa una ley para la zona de Laderas Norte
La mañana del lunes 22 de febrero el alcalde de la ciudad de Tarija Alfonso Pica Lema sostuvo una reunión con el viceministro de Medio Ambiente, Magin Herrera y la presidenta de la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Municipal, Raquel Ruiz, con el fin de trabajar en un proyecto de ley de declaratoria de área protegida para la comunidad Laderas Norte, que ha sido epicentro del envenenamiento de 35 cóndores. La propuesta implica solo 57 hectáreas.