Gasaui, la cuarentena que se vive bajo las luces de un circo varado en Tarija
La vida en un circo puede parecer interesante y atractiva, pero para sus miembros es un trabajo como cualquier otro en el que incluso cada día laboral sus integrantes deben marcar la hora de entrada y salida en un registro biométrico. El “Hermanas Gasaui”, se quedó varado en Tarija a causa...
La vida en un circo puede parecer interesante y atractiva, pero para sus miembros es un trabajo como cualquier otro en el que incluso cada día laboral sus integrantes deben marcar la hora de entrada y salida en un registro biométrico. El “Hermanas Gasaui”, se quedó varado en Tarija a causa de la cuarentena; sin embargo, los que la componen siguen con algunas tareas, a pesar de no brindar presentaciones.
El circo está compuesto por un elenco de 30 personas, entre las cuales encuentran malabaristas, trapecistas de altura, tienen una presentación de Dumbo, un auto “transformer” que realiza diferentes acciones y, como en toda actividad de este tipo, los infaltables payasos y payasitos. Algunos artistas provienen de la Argentina, Colombia y el resto son bolivianos.
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Es una empresa cruceña que se traslada a distintos puntos del país en un tráiler para todo el equipo, acoples que funcionan como boletería, baño y otro que transporta el generador eléctrico, además de cuatro casas rodantes equipadas como una vivienda pequeña. Con ellos viajan seis niños entre los 10 meses a 10 años, además de sus mascotas, una llama y varios perros y gatos.
Tocar puertas
La responsable del circo, Roxana Román de Gasaui, esposa del propietario, contó que todos viven juntos, todos los integrantes se distribuyeron en seis familias, habían llegado a Tarija nueve días antes de la cuarentena y empezaron a dar las presentaciones, pero luego de la medida asumida para evitar el contagio del Covid – 19 trataron de mantenerse con el dinero recaudado.
“Sabía que no duraría mucho, así que me tocó ir a tocar puertas – relató -, fui al Gobierno Municipal, la Gobernación, a empresas como la PIL, la situación empezó a agravarse porque tenemos madres con hijos pequeños y era necesario alimentarlos, no pedíamos dinero, solo víveres”.
Quienes los auxiliaron primero fueron los de la Gobernación, luego la gente común que se acercaba para dejarles arroz, aceite, harina, fideo, posteriormente la Policía, lo recaudado es distribuido de manera equitativa entre las seis familias. “Hubo un día en que vino un sacerdote con dos monjitas que nos trajeron guiso de fideo calientito y que alcanzó para todos”.
“La gente viene y nos ayuda, gracias a Dios hasta el momento tuvimos ayuda con víveres, gracias a Dios no hemos pasado hambre, estamos muy agradecidos con la gente de Tarija. En caso de que se arregle esto, estamos buscando alternativas para quedarnos y continuar trabajando aquí”, adelantó.
Expresó su esperanza de que el Gobierno Municipal sea flexible y no les cobre por el asentamiento en el terreno del Parque Temático, apenas se den las condiciones instalarán el espectáculo, darán tres funciones gratuitas en agradecimiento a la población, especialmente para los niños y rebajarán las entradas, las más económica que cuesta 30 bolivianos, lo ofertarán a 20.
De acuerdo a las circunstancias, buscan alternativas para instalar al público, por ejemplo todas sus butacas y sillas son numeradas, entonces tendrán que separarlas con distancias de un metro y dar solución a las medidas sanitarias que se tengan que cumplir.
Pero no solo de pan vive el hombre, también necesitan algún ingreso para resolver algunas necesidades como comprar el combustible con el que alimentan al generador eléctrico y que los proporciona la energía suficiente para que tengan luz por las noches.
Un día en la vida de dos artistas circenses
El colombiano Marlon Gómez, de 24 años contó que trabaja como trapecista y equilibrista en el circo “Hermanas Gasaui”, en este tiempo de cuarentena dejaron de realizar algunas actividades. Cuando deben presentar funciones tienen que estar ensayando, practicando, estar pendientes de que el circo esté arreglado, organizado, colaborar con la publicidad y hacer las labores diarias que cada persona tiene
Por ejemplo, empiezan la jornada marcando la asistencia en el aparato biométrico, tiene un horario de entrada y salida por las mañanas para realizar distintas labores que les son asignadas como pintar, arreglar algunas cosas, la limpieza, al medio día marcan para ir al almuerzo, por la tarde ingresan a las 14.00 y permanecen hasta que terminen las funciones. En estos días de cuarentena continúa ensayando y practicando “para no perder la costumbre”.
Entretanto, Tamara Gasaui, de 26 años, relató que trabaja desde los 11 años con un número de altura que se llama el “Aro olímpico”, ahora también hace el Ula – Ula. “La vida en el circo es bonita, es sana, ahora no estamos en funciones, peros seguimos ensayando, nos encargamos de lo que es el vestuario, también soy ama de casa porque tengo un hijito de tres años y que empezó a dar presentaciones junto a las otros niños que son los payasitos”, agregó.
Mandó un agradecimiento a la población tarijeña porque en todo momento los colaboraron con alimentos y que esperan brindar pronto funciones gratuitas.
El circo está compuesto por un elenco de 30 personas, entre las cuales encuentran malabaristas, trapecistas de altura, tienen una presentación de Dumbo, un auto “transformer” que realiza diferentes acciones y, como en toda actividad de este tipo, los infaltables payasos y payasitos. Algunos artistas provienen de la Argentina, Colombia y el resto son bolivianos.
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Es una empresa cruceña que se traslada a distintos puntos del país en un tráiler para todo el equipo, acoples que funcionan como boletería, baño y otro que transporta el generador eléctrico, además de cuatro casas rodantes equipadas como una vivienda pequeña. Con ellos viajan seis niños entre los 10 meses a 10 años, además de sus mascotas, una llama y varios perros y gatos.
Tocar puertas
La responsable del circo, Roxana Román de Gasaui, esposa del propietario, contó que todos viven juntos, todos los integrantes se distribuyeron en seis familias, habían llegado a Tarija nueve días antes de la cuarentena y empezaron a dar las presentaciones, pero luego de la medida asumida para evitar el contagio del Covid – 19 trataron de mantenerse con el dinero recaudado.
“Sabía que no duraría mucho, así que me tocó ir a tocar puertas – relató -, fui al Gobierno Municipal, la Gobernación, a empresas como la PIL, la situación empezó a agravarse porque tenemos madres con hijos pequeños y era necesario alimentarlos, no pedíamos dinero, solo víveres”.
Quienes los auxiliaron primero fueron los de la Gobernación, luego la gente común que se acercaba para dejarles arroz, aceite, harina, fideo, posteriormente la Policía, lo recaudado es distribuido de manera equitativa entre las seis familias. “Hubo un día en que vino un sacerdote con dos monjitas que nos trajeron guiso de fideo calientito y que alcanzó para todos”.
“La gente viene y nos ayuda, gracias a Dios hasta el momento tuvimos ayuda con víveres, gracias a Dios no hemos pasado hambre, estamos muy agradecidos con la gente de Tarija. En caso de que se arregle esto, estamos buscando alternativas para quedarnos y continuar trabajando aquí”, adelantó.
Expresó su esperanza de que el Gobierno Municipal sea flexible y no les cobre por el asentamiento en el terreno del Parque Temático, apenas se den las condiciones instalarán el espectáculo, darán tres funciones gratuitas en agradecimiento a la población, especialmente para los niños y rebajarán las entradas, las más económica que cuesta 30 bolivianos, lo ofertarán a 20.
De acuerdo a las circunstancias, buscan alternativas para instalar al público, por ejemplo todas sus butacas y sillas son numeradas, entonces tendrán que separarlas con distancias de un metro y dar solución a las medidas sanitarias que se tengan que cumplir.
Pero no solo de pan vive el hombre, también necesitan algún ingreso para resolver algunas necesidades como comprar el combustible con el que alimentan al generador eléctrico y que los proporciona la energía suficiente para que tengan luz por las noches.
Un día en la vida de dos artistas circenses
El colombiano Marlon Gómez, de 24 años contó que trabaja como trapecista y equilibrista en el circo “Hermanas Gasaui”, en este tiempo de cuarentena dejaron de realizar algunas actividades. Cuando deben presentar funciones tienen que estar ensayando, practicando, estar pendientes de que el circo esté arreglado, organizado, colaborar con la publicidad y hacer las labores diarias que cada persona tiene
Por ejemplo, empiezan la jornada marcando la asistencia en el aparato biométrico, tiene un horario de entrada y salida por las mañanas para realizar distintas labores que les son asignadas como pintar, arreglar algunas cosas, la limpieza, al medio día marcan para ir al almuerzo, por la tarde ingresan a las 14.00 y permanecen hasta que terminen las funciones. En estos días de cuarentena continúa ensayando y practicando “para no perder la costumbre”.
Entretanto, Tamara Gasaui, de 26 años, relató que trabaja desde los 11 años con un número de altura que se llama el “Aro olímpico”, ahora también hace el Ula – Ula. “La vida en el circo es bonita, es sana, ahora no estamos en funciones, peros seguimos ensayando, nos encargamos de lo que es el vestuario, también soy ama de casa porque tengo un hijito de tres años y que empezó a dar presentaciones junto a las otros niños que son los payasitos”, agregó.
Mandó un agradecimiento a la población tarijeña porque en todo momento los colaboraron con alimentos y que esperan brindar pronto funciones gratuitas.