El futuro de la política y la gestión institucional y municipal
La humanidad viene enfrentando una enfermedad peligrosa y desconocida como es el Coronavirus COVID-19 que está provocando miedo, incertidumbre y el fallecimiento de muchas personas. Por lo que el futuro de la política y la gestión institucional y municipal se verán afectadas. En las...



La humanidad viene enfrentando una enfermedad peligrosa y desconocida como es el Coronavirus COVID-19 que está provocando miedo, incertidumbre y el fallecimiento de muchas personas. Por lo que el futuro de la política y la gestión institucional y municipal se verán afectadas.
En las últimas dos décadas en Bolivia los Presupuestos Generales del Estado suman más de 360 mil millones de dólares, de los que la Prefectura de Tarija y lo que hoy es el Gobierno Departamental administraron más de 7.600 millones de dólares y por el Gobierno Municipal de Tarija pasaron más de 1.500 millones de dólares.
En el país el gasto en el área de la salud, dentro de la Distribución sectorial de la Inversión Pública de los últimos 10 años, registró un promedio de 6.3%, siendo éste uno de los más bajos en América Latina. Llama la atención, que dicho porcentaje fue similar al que se tuvo al comenzar la primera década de este siglo XXI; esto es, antes de la “borrachera del gas” o la bonanza que la economía boliviana experimentó, y que no se ha reflejado en un crecimiento significativo del gasto en salud y a pesar que algunos indicadores de salud han mejorado se ve un retraso considerable comparado con los demás países de América Latina.
Es tiempo de pensar en una Bolivia con autonomía real, que cambie la matriz productiva a partir de lo local y que conlleve a un desarrollo sostenible saludable
Esta reflexión no significa que no se invirtió en salud, pero nos muestra claramente que la inversión ha sido insuficiente. No contamos con la cantidad de hospitales necesarios, el equipamiento de los centros de salud no abarca las necesidades que se tiene y los recursos humanos además de no contar con las condiciones adecuadas no es el que se requiere.
En síntesis, el Coronavirus COVID-19 nos muestra una realidad precaria en nuestro sistema de salud de la que hablábamos, pero que no necesariamente dimensionamos sobre la falta de inversión adecuada y un modelo deficiente.
Al mismo tiempo la crisis sanitaria obligó a tomar medidas y definir restricciones para la contención del Coronavirus que si bien son difíciles de asimilar son la única forma de ganar tiempo y que la población debe aceptar y acatar jugando un rol fundamental, a pesar de los efectos económicos que hoy tenemos y los que se vienen.
Por lo que está pasando en el mundo, debemos prepararnos para varias medidas y restricciones que deberán definirse y levantarse y posiblemente aplicarse nuevamente, es decir tendrán que haber ciclos, de manera que puedan mantener la pandemia bajo control, pero a un costo económico y social aceptable
Ante estas restricciones está claro que todo esfuerzo de apoyo a la ciudadanía y sobre todo a los grupos más vulnerables será insuficiente, pero las que se tomaron hasta hoy son importantes porque estamos en un momento de shock y hay que actuar en esa circunstancia. Sin embargo, es imprescindible la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, éste es el momento para generar un gran acuerdo nacional que involucre a los actores políticos, a los niveles de gobierno y a los sectores para entre todos enfrentar al enemigo común que es la pandemia y trabajar en un Plan Post Emergencia; donde no busquemos sacarnos ventaja o competir (como se ve en muchos casos hoy) sino nos complementemos tanto para enfrentar la emergencia, paliar la crisis económica y fundamentalmente trabajar de manera ordenada y planificada asumiendo medidas amparando a todos y no desprotegiendo a muchos.
En el caso de los Gobiernos Autónomos Municipales la disminución de recursos de las diferentes fuentes de financiamiento será complicada. El IDH disminuirá por la reducción del precio del barril del petróleo que a la fecha está casi un 55% por debajo de los 51,37 $US/barril con el que se elaboró el presupuesto, además que los volúmenes de producción estarán por debajo de lo proyectado. La coparticipación tributaria en este primer trimestre tuvo una disminución del 20% en relación al mismo periodo del año 2019 y el próximo semestre será mayor. Así como los ingresos propios se verán disminuidos, por lo que se debe definir una estrategia de inyección de recursos sostenible y que genere desarrollo productivo para generar y/o mantener fuentes de empleo; será necesario un análisis exhaustivo para la reprogramación de recursos del POA 2020 en coordinación con los actores económicos y sociales; y entre todos lograr cohesión social concertada para salir adelante.
Lo que hoy estamos viviendo debe ser una oportunidad para la reflexión y para aprender de nuestros errores. Deberemos darle a la salud la prioridad que se requiere, Deberemos ser innovadores y creativos, deberemos cuidar más nuestro medio ambiente, deberemos tomar en serio el tema de la seguridad alimentaria, deberemos apoyar a los diferentes sectores, sobre todo aquellos que generan empleo. En resumen, tendremos que reinventarnos.
A partir de la pandemia en Tarija va a cambiar la forma de trabajar, la forma de aprender, la forma de abastecernos y consumir, la forma de relacionarnos con los demás, pero sobre todo debe cambiar la forma de invertir los recursos públicos.
La creación de fondos de incentivo productivo, apoyo solidario y de fortalecimiento al sector turístico y gastronómico pueden ser algunas de las medidas a tomar de manera inmediata, para afrontar lo que vendrá.
Los municipios deberán asumir el rol de cambiar la matriz productiva, se debe incubar empresas que además de sembrar y cosechar alimentos, construyan un aparato productivo relacionado comercial e institucionalmente entre municipios.
Es tiempo de pensar en una Bolivia con autonomía real, que cambie la matriz productiva a partir de lo local y que conlleve a un desarrollo sostenible saludable, libre de contaminación y depredación del medio ambiente y de nuestros recursos, municipios y ciudadanos con plena responsabilidad social.
En cuarentena nos estamos jugando la Tarija del futuro; debemos sumar esfuerzos para luchar contra el Coronavirus, cuidando la economía y manteniendo a la sociedad en equilibrio. Pero también esta crisis debe servir para detenernos a contemplar esa Tarija que va más allá de las apariencias y lo superficial, esa Tarija de hombres y mujeres fuertes, luchadores y solidarios, esa Tarija que a 203 años de la Batalla de La Tablada con la fe puesta en Dios abre surcos de esperanza ante cualquier adversidad.
*Ingeniero Civil, Presidente del Concejo Municipal, fue Subgobernador y Presidente de la Confederación Universitaria de Bolivia
En las últimas dos décadas en Bolivia los Presupuestos Generales del Estado suman más de 360 mil millones de dólares, de los que la Prefectura de Tarija y lo que hoy es el Gobierno Departamental administraron más de 7.600 millones de dólares y por el Gobierno Municipal de Tarija pasaron más de 1.500 millones de dólares.
En el país el gasto en el área de la salud, dentro de la Distribución sectorial de la Inversión Pública de los últimos 10 años, registró un promedio de 6.3%, siendo éste uno de los más bajos en América Latina. Llama la atención, que dicho porcentaje fue similar al que se tuvo al comenzar la primera década de este siglo XXI; esto es, antes de la “borrachera del gas” o la bonanza que la economía boliviana experimentó, y que no se ha reflejado en un crecimiento significativo del gasto en salud y a pesar que algunos indicadores de salud han mejorado se ve un retraso considerable comparado con los demás países de América Latina.
Es tiempo de pensar en una Bolivia con autonomía real, que cambie la matriz productiva a partir de lo local y que conlleve a un desarrollo sostenible saludable
Esta reflexión no significa que no se invirtió en salud, pero nos muestra claramente que la inversión ha sido insuficiente. No contamos con la cantidad de hospitales necesarios, el equipamiento de los centros de salud no abarca las necesidades que se tiene y los recursos humanos además de no contar con las condiciones adecuadas no es el que se requiere.
En síntesis, el Coronavirus COVID-19 nos muestra una realidad precaria en nuestro sistema de salud de la que hablábamos, pero que no necesariamente dimensionamos sobre la falta de inversión adecuada y un modelo deficiente.
Al mismo tiempo la crisis sanitaria obligó a tomar medidas y definir restricciones para la contención del Coronavirus que si bien son difíciles de asimilar son la única forma de ganar tiempo y que la población debe aceptar y acatar jugando un rol fundamental, a pesar de los efectos económicos que hoy tenemos y los que se vienen.
Por lo que está pasando en el mundo, debemos prepararnos para varias medidas y restricciones que deberán definirse y levantarse y posiblemente aplicarse nuevamente, es decir tendrán que haber ciclos, de manera que puedan mantener la pandemia bajo control, pero a un costo económico y social aceptable
Ante estas restricciones está claro que todo esfuerzo de apoyo a la ciudadanía y sobre todo a los grupos más vulnerables será insuficiente, pero las que se tomaron hasta hoy son importantes porque estamos en un momento de shock y hay que actuar en esa circunstancia. Sin embargo, es imprescindible la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, éste es el momento para generar un gran acuerdo nacional que involucre a los actores políticos, a los niveles de gobierno y a los sectores para entre todos enfrentar al enemigo común que es la pandemia y trabajar en un Plan Post Emergencia; donde no busquemos sacarnos ventaja o competir (como se ve en muchos casos hoy) sino nos complementemos tanto para enfrentar la emergencia, paliar la crisis económica y fundamentalmente trabajar de manera ordenada y planificada asumiendo medidas amparando a todos y no desprotegiendo a muchos.
En el caso de los Gobiernos Autónomos Municipales la disminución de recursos de las diferentes fuentes de financiamiento será complicada. El IDH disminuirá por la reducción del precio del barril del petróleo que a la fecha está casi un 55% por debajo de los 51,37 $US/barril con el que se elaboró el presupuesto, además que los volúmenes de producción estarán por debajo de lo proyectado. La coparticipación tributaria en este primer trimestre tuvo una disminución del 20% en relación al mismo periodo del año 2019 y el próximo semestre será mayor. Así como los ingresos propios se verán disminuidos, por lo que se debe definir una estrategia de inyección de recursos sostenible y que genere desarrollo productivo para generar y/o mantener fuentes de empleo; será necesario un análisis exhaustivo para la reprogramación de recursos del POA 2020 en coordinación con los actores económicos y sociales; y entre todos lograr cohesión social concertada para salir adelante.
Lo que hoy estamos viviendo debe ser una oportunidad para la reflexión y para aprender de nuestros errores. Deberemos darle a la salud la prioridad que se requiere, Deberemos ser innovadores y creativos, deberemos cuidar más nuestro medio ambiente, deberemos tomar en serio el tema de la seguridad alimentaria, deberemos apoyar a los diferentes sectores, sobre todo aquellos que generan empleo. En resumen, tendremos que reinventarnos.
A partir de la pandemia en Tarija va a cambiar la forma de trabajar, la forma de aprender, la forma de abastecernos y consumir, la forma de relacionarnos con los demás, pero sobre todo debe cambiar la forma de invertir los recursos públicos.
La creación de fondos de incentivo productivo, apoyo solidario y de fortalecimiento al sector turístico y gastronómico pueden ser algunas de las medidas a tomar de manera inmediata, para afrontar lo que vendrá.
Los municipios deberán asumir el rol de cambiar la matriz productiva, se debe incubar empresas que además de sembrar y cosechar alimentos, construyan un aparato productivo relacionado comercial e institucionalmente entre municipios.
Es tiempo de pensar en una Bolivia con autonomía real, que cambie la matriz productiva a partir de lo local y que conlleve a un desarrollo sostenible saludable, libre de contaminación y depredación del medio ambiente y de nuestros recursos, municipios y ciudadanos con plena responsabilidad social.
En cuarentena nos estamos jugando la Tarija del futuro; debemos sumar esfuerzos para luchar contra el Coronavirus, cuidando la economía y manteniendo a la sociedad en equilibrio. Pero también esta crisis debe servir para detenernos a contemplar esa Tarija que va más allá de las apariencias y lo superficial, esa Tarija de hombres y mujeres fuertes, luchadores y solidarios, esa Tarija que a 203 años de la Batalla de La Tablada con la fe puesta en Dios abre surcos de esperanza ante cualquier adversidad.
*Ingeniero Civil, Presidente del Concejo Municipal, fue Subgobernador y Presidente de la Confederación Universitaria de Bolivia