Contrabando y ferias golpean a los supermercados de Tarija
La proliferación de ferias y el contrabando que abarata determinados productos son la causa para que las ventas en los micro mercados caigan desde hace unos cuatro a cinco años atrás. Para evitar cerrar adoptan distintas maneras de atraer a los clientes y mantener surtidas sus ofertas con una...
La proliferación de ferias y el contrabando que abarata determinados productos son la causa para que las ventas en los micro mercados caigan desde hace unos cuatro a cinco años atrás. Para evitar cerrar adoptan distintas maneras de atraer a los clientes y mantener surtidas sus ofertas con una variedad de mercancías. Sin embargo, esto no es sostenible para todos.
María Virginia Navajas, propietaria del supermercado Tarija, que se encuentra en la avenida Jaime Paz anunció que cerrará el establecimiento luego de 35 años de funcionamiento, debido a que en los últimos cuatro años las ventas decayeron día a día a causa de la existencia de varias ferias y la gente que prefiere ir a esos lugares.
“Los supermercados en Tarija están mal llamados, en realidad son tiendas de autoservicio”, aclara Navajas y dice que la gente los visita por pocas y pequeñas cosas. Añade que las tiendas de barrio no son controladas por las instituciones como lo hacen con ellos, por ejemplo cuenta que si el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) encuentra una conserva sin registro, la decomisan, en cambio las tiendas están abastecidas de productos de contrabando.
“Hemos llegado a una situación muy difícil en el tema de comestibles, mi inquietud siempre era tener cosas surtidas americanas, de importación, como de Argentina, pero no se puede continuar porque la gente prefiere cosas muy comunes, por ejemplo un kétchup de 15 a 17 bolivianos no lo levanta nadie, aunque sea americano o de mejor marca, lo que levantan es Kris que cuesta 8 bolivianos”, se queja.
Negocios legales
Sobre el tema Ronald Yañez, responsable del supermercado Urkupiña -ubicado en la calle Sucre y Abaroa- coincidió en que hace unos cuatro a cinco años atrás las ventas empezaron a caer debido al contrabando y a la persecución que se hace a los negocios legalmente establecidos. Revela, por ejemplo, que la Defensoría del Consumidor les realiza controles periódicos.
En un ejemplo detalla que el aceite que compra el común de la gente proviene del mercado Campesino, pero afirma que a ellos les exigen que se venda aceite nacional con registro del Senasag. Así la marca Fino llega a costar entre 60 y 70 bolivianos el envase de cinco litros, mientras que la marca Siglo de Oro de procedencia argentina, que se vende en las ferias, solo cuesta 39 bolivianos.
Propuso que se deberían legalizar estos productos y permitir a los negocios establecidos traer este tipo de mercadería y venderla previo examen del Senasag para que vean si son aptos para el consumo y los certifiquen. Dijo que de esta manera se podrá otorgar una factura y el Estado ganaría por eso el 15 por ciento. Dicha situación, según explica, les permitiría competir con el Mercado Campesino.
“El problema es que este supermercado es legal, tenemos personal, se pagan horas extras a los trabajadores, la planilla está por encima de los 150.000 bolivianos mensuales y eso se debe mantener. Ése es el motivo por el cual han caído las ventas, la gente que gana un salario medio bajo tiene que buscar lo más barato y todos lo hacemos”, argumentó.
A su turno, Raquel, la responsable de caja del supermercado Molcor, dijo que sus ventas son regulares, reveló que existen meses en los que se vende bien y otros en los que caen las ventas. Apuntó como motivo a la crisis económica por la cual atraviesa Tarija, sin embargo dijo que facturan por día al menos 2.000 bolivianos y en ocasiones llegan a 5.000.
Incrementar los controles en frontera
En septiembre de este año el presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Tarija (Caincotar), Gerardo Aparicio, dijo que en una reunión con el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando solicitaron que se incrementen los controles en los puntos fronterizos del departamento.
“Ellos nos han prometido poner un control muy estricto para frenar el contrabando, todos saben que con la caída del peso argentino las cosas y muchos productos en Argentina se han abaratado y quieren entrar por contrabando”, indicó en esa oportunidad y dijo que para cumplir con el control se deben implementar “todos los medios que sean necesarios”.
Aseguró que el rol del sector empresarial en estos trabajos es sobre todo de fiscalización. Detalló que los productos que ingresan en mayores cantidades vía contrabando y que afectan al sector vitivinícola de Tarija son las bebidas alcohólicas.
“En el tema de bebidas es muy grave y afecta muchísimo a los productores de vino, pero también existe una variedad de alimentos, es increíble la cantidad de productos que sale de Argentina. La gente sabe que en este país se produce todo y como sus costos bajaron las personas ven la manera de hacer negocio”, argumentó.
María Virginia Navajas, propietaria del supermercado Tarija, que se encuentra en la avenida Jaime Paz anunció que cerrará el establecimiento luego de 35 años de funcionamiento, debido a que en los últimos cuatro años las ventas decayeron día a día a causa de la existencia de varias ferias y la gente que prefiere ir a esos lugares.
“Los supermercados en Tarija están mal llamados, en realidad son tiendas de autoservicio”, aclara Navajas y dice que la gente los visita por pocas y pequeñas cosas. Añade que las tiendas de barrio no son controladas por las instituciones como lo hacen con ellos, por ejemplo cuenta que si el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) encuentra una conserva sin registro, la decomisan, en cambio las tiendas están abastecidas de productos de contrabando.
“Hemos llegado a una situación muy difícil en el tema de comestibles, mi inquietud siempre era tener cosas surtidas americanas, de importación, como de Argentina, pero no se puede continuar porque la gente prefiere cosas muy comunes, por ejemplo un kétchup de 15 a 17 bolivianos no lo levanta nadie, aunque sea americano o de mejor marca, lo que levantan es Kris que cuesta 8 bolivianos”, se queja.
Negocios legales
Sobre el tema Ronald Yañez, responsable del supermercado Urkupiña -ubicado en la calle Sucre y Abaroa- coincidió en que hace unos cuatro a cinco años atrás las ventas empezaron a caer debido al contrabando y a la persecución que se hace a los negocios legalmente establecidos. Revela, por ejemplo, que la Defensoría del Consumidor les realiza controles periódicos.
En un ejemplo detalla que el aceite que compra el común de la gente proviene del mercado Campesino, pero afirma que a ellos les exigen que se venda aceite nacional con registro del Senasag. Así la marca Fino llega a costar entre 60 y 70 bolivianos el envase de cinco litros, mientras que la marca Siglo de Oro de procedencia argentina, que se vende en las ferias, solo cuesta 39 bolivianos.
Propuso que se deberían legalizar estos productos y permitir a los negocios establecidos traer este tipo de mercadería y venderla previo examen del Senasag para que vean si son aptos para el consumo y los certifiquen. Dijo que de esta manera se podrá otorgar una factura y el Estado ganaría por eso el 15 por ciento. Dicha situación, según explica, les permitiría competir con el Mercado Campesino.
“El problema es que este supermercado es legal, tenemos personal, se pagan horas extras a los trabajadores, la planilla está por encima de los 150.000 bolivianos mensuales y eso se debe mantener. Ése es el motivo por el cual han caído las ventas, la gente que gana un salario medio bajo tiene que buscar lo más barato y todos lo hacemos”, argumentó.
A su turno, Raquel, la responsable de caja del supermercado Molcor, dijo que sus ventas son regulares, reveló que existen meses en los que se vende bien y otros en los que caen las ventas. Apuntó como motivo a la crisis económica por la cual atraviesa Tarija, sin embargo dijo que facturan por día al menos 2.000 bolivianos y en ocasiones llegan a 5.000.
Incrementar los controles en frontera
En septiembre de este año el presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Tarija (Caincotar), Gerardo Aparicio, dijo que en una reunión con el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando solicitaron que se incrementen los controles en los puntos fronterizos del departamento.
“Ellos nos han prometido poner un control muy estricto para frenar el contrabando, todos saben que con la caída del peso argentino las cosas y muchos productos en Argentina se han abaratado y quieren entrar por contrabando”, indicó en esa oportunidad y dijo que para cumplir con el control se deben implementar “todos los medios que sean necesarios”.
Aseguró que el rol del sector empresarial en estos trabajos es sobre todo de fiscalización. Detalló que los productos que ingresan en mayores cantidades vía contrabando y que afectan al sector vitivinícola de Tarija son las bebidas alcohólicas.
“En el tema de bebidas es muy grave y afecta muchísimo a los productores de vino, pero también existe una variedad de alimentos, es increíble la cantidad de productos que sale de Argentina. La gente sabe que en este país se produce todo y como sus costos bajaron las personas ven la manera de hacer negocio”, argumentó.