En 63 años, en Bolivia solo hubo tres candidatas a la Presidencia
Entre 1956, año de las primeras elecciones nacionales tras el voto universal, y 2019, solo tres mujeres fueron candidatas a la Presidencia de Bolivia y 15 a la Vicepresidencia, frente a 132 y 119 hombres, respectivamente, en la misma carrera electoral. En 63 años, las profundas brechas...



Entre 1956, año de las primeras elecciones nacionales tras el voto universal, y 2019, solo tres mujeres fueron candidatas a la Presidencia de Bolivia y 15 a la Vicepresidencia, frente a 132 y 119 hombres, respectivamente, en la misma carrera electoral. En 63 años, las profundas brechas existentes en este ámbito de representación política no han sido superadas. Nuevamente, este 20 de octubre las mujeres irán a las urnas en franca desventaja.
El paso de las mujeres como electoras a candidatas en la política nacional tuvo que esperar más de 25 años desde la instauración del sufragio universal. En las Elecciones Generales de 1978, por primera vez se presentó una mujer como parte del binomio presidencial. Fue Domitila Barrios de Chungara, una luchadora por la democracia boliviana, quien se postuló a la Vicepresidencia de Bolivia por el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Ella abrió las puertas para que, a partir de 1980, otras 16 mujeres se apuntaran al segundo mando del país.
Sin embargo, casi 20 años después de esta primera candidatura vicepresidencial –y 45 años después de la instauración del sufragio universal– por primera vez en la historia una mujer fue candidata a la Presidencia de Bolivia. Se trata de Remedios Loza, una comunicadora social y luchadora por los derechos de los grupos tradicionalmente relegados, quien en las Elecciones Generales de 1997 se postuló por Conciencia de Patria (Condepa), tras la muerte del histórico líder de este partido, Carlos Palenque.
Entonces, Loza quedó en tercer lugar, con el 17% de los votos. Sin embargo, la historia ya le había reservado un lugar destacado, tras haberse convertido en la primera mujer de pollera en ocupar un curul en la Cámara de Diputados, en 1989.
Más tarde, en 2009, nuevamente una mujer se presentó como aspirante a la Presidencia, Ana María Flores, por el frente MUSPA. Y el actual proceso electoral presenta a la tercera mujer presidenciable, ella es Ruth Nina, candidata por PAN-BOL.
De acuerdo con una revisión hemerográfica y bibliográfica realizada por la campaña #Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes, en más de 60 años desde la primera elección con sufragio universal, con gobiernos dictatoriales de por medio, se celebró un total de 15 comicios generales, siendo éste (2019) el decimosexto. En todo ese periodo, la presencia de mujeres es escasa: tres candidatas a la Presidencia (2,22%) y 17 candidatas a la vicepresidencia (12,5%), mientras que la presencia masculina es abrumadora con 132 candidaturas presidenciales y 119 vicepresidenciales.
Al respecto, Mónica Novillo, directora de la plataforma #Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes, afirmó que continúa fuertemente asentado que las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de Bolivia deben ser lideradas por hombres.
“Haciendo una mirada histórica, han sido muy pocas las candidatas mujeres a estos cargos. Aquí tenemos que trabajar para que el criterio de paridad y alternancia también se aplique en la presentación de las candidaturas a los primeros mandos del país”, indicó.
Bolivia, sexto en instaurar voto universal
El sufragio universal se instauró en Bolivia en 1952 como una de las medidas de la Revolución Nacional, fue el sexto país de todo el continente americano en permitir el voto a nivel nacional a toda la población adulta sin distinción de etnia, sexo o condición social. Tras esa medida y hasta la transición a la democracia, a principios de la década de 1980, se llevaron a cabo seis procesos electorales (1956, 1960, 1964, 1966, 1978, 1979) aunque todos ellos fueron cuestionados, cuando menos, por fraude, manipulación o restricciones a la competencia justa.
Fue precisamente en 1979 que la participación política de las mujeres alcanzó su punto más alto, cuando Lidia Gueiler Tejada fue nombrada por el Congreso Nacional como Presidenta interina de Bolivia. Su mandato duró siete meses, periodo durante el cual nombró a otras dos mujeres como ministras, Aida Claros de Bayá y Elba O’Jara de Jemio, en las carteras de Previsión y Salud, y Estado, respectivamente.
Las elecciones de 1980 marcaron el inicio de la transición a la democracia. A pesar de la interrupción militar por parte de Luis García Meza, en 1982 se restituyó el Parlamento elegido dos años atrás. La Presidencia todavía no quedaba clara, dado que ningún candidato había obtenido la mayoría absoluta.
En más de medio siglo solo hubo 7% de ministras
Desde la instauración del sufragio universal (1952) se realizó un total de 1.072 designaciones ministeriales, de las cuales 997 han sido a hombres y solamente 75 a mujeres. Esto quiere decir que en más de 65 años de historia política en Bolivia (democrática y no democrática), solamente el 7% de las designaciones ministeriales correspondió a mujeres.
La primera mujer en funciones ministeriales fue Alcira Espinoza, designada el 5 de mayo de 1969 como Ministra de Trabajo, durante el Gobierno de Luis Adolfo Siles Salinas. Tuvieron que pasar otros 10 años para que Ana María Romero de Campero, durante el gobierno de Walter Guevara Arze, asuma como Ministra de Prensa e Informaciones, siendo la segunda mujer en la historia del país en asumir un cargo dentro del Ejecutivo nacional.
El paso de las mujeres como electoras a candidatas en la política nacional tuvo que esperar más de 25 años desde la instauración del sufragio universal. En las Elecciones Generales de 1978, por primera vez se presentó una mujer como parte del binomio presidencial. Fue Domitila Barrios de Chungara, una luchadora por la democracia boliviana, quien se postuló a la Vicepresidencia de Bolivia por el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Ella abrió las puertas para que, a partir de 1980, otras 16 mujeres se apuntaran al segundo mando del país.
Sin embargo, casi 20 años después de esta primera candidatura vicepresidencial –y 45 años después de la instauración del sufragio universal– por primera vez en la historia una mujer fue candidata a la Presidencia de Bolivia. Se trata de Remedios Loza, una comunicadora social y luchadora por los derechos de los grupos tradicionalmente relegados, quien en las Elecciones Generales de 1997 se postuló por Conciencia de Patria (Condepa), tras la muerte del histórico líder de este partido, Carlos Palenque.
Entonces, Loza quedó en tercer lugar, con el 17% de los votos. Sin embargo, la historia ya le había reservado un lugar destacado, tras haberse convertido en la primera mujer de pollera en ocupar un curul en la Cámara de Diputados, en 1989.
Más tarde, en 2009, nuevamente una mujer se presentó como aspirante a la Presidencia, Ana María Flores, por el frente MUSPA. Y el actual proceso electoral presenta a la tercera mujer presidenciable, ella es Ruth Nina, candidata por PAN-BOL.
De acuerdo con una revisión hemerográfica y bibliográfica realizada por la campaña #Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes, en más de 60 años desde la primera elección con sufragio universal, con gobiernos dictatoriales de por medio, se celebró un total de 15 comicios generales, siendo éste (2019) el decimosexto. En todo ese periodo, la presencia de mujeres es escasa: tres candidatas a la Presidencia (2,22%) y 17 candidatas a la vicepresidencia (12,5%), mientras que la presencia masculina es abrumadora con 132 candidaturas presidenciales y 119 vicepresidenciales.
Al respecto, Mónica Novillo, directora de la plataforma #Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes, afirmó que continúa fuertemente asentado que las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de Bolivia deben ser lideradas por hombres.
“Haciendo una mirada histórica, han sido muy pocas las candidatas mujeres a estos cargos. Aquí tenemos que trabajar para que el criterio de paridad y alternancia también se aplique en la presentación de las candidaturas a los primeros mandos del país”, indicó.
Bolivia, sexto en instaurar voto universal
El sufragio universal se instauró en Bolivia en 1952 como una de las medidas de la Revolución Nacional, fue el sexto país de todo el continente americano en permitir el voto a nivel nacional a toda la población adulta sin distinción de etnia, sexo o condición social. Tras esa medida y hasta la transición a la democracia, a principios de la década de 1980, se llevaron a cabo seis procesos electorales (1956, 1960, 1964, 1966, 1978, 1979) aunque todos ellos fueron cuestionados, cuando menos, por fraude, manipulación o restricciones a la competencia justa.
Fue precisamente en 1979 que la participación política de las mujeres alcanzó su punto más alto, cuando Lidia Gueiler Tejada fue nombrada por el Congreso Nacional como Presidenta interina de Bolivia. Su mandato duró siete meses, periodo durante el cual nombró a otras dos mujeres como ministras, Aida Claros de Bayá y Elba O’Jara de Jemio, en las carteras de Previsión y Salud, y Estado, respectivamente.
Las elecciones de 1980 marcaron el inicio de la transición a la democracia. A pesar de la interrupción militar por parte de Luis García Meza, en 1982 se restituyó el Parlamento elegido dos años atrás. La Presidencia todavía no quedaba clara, dado que ningún candidato había obtenido la mayoría absoluta.
En más de medio siglo solo hubo 7% de ministras
Desde la instauración del sufragio universal (1952) se realizó un total de 1.072 designaciones ministeriales, de las cuales 997 han sido a hombres y solamente 75 a mujeres. Esto quiere decir que en más de 65 años de historia política en Bolivia (democrática y no democrática), solamente el 7% de las designaciones ministeriales correspondió a mujeres.
La primera mujer en funciones ministeriales fue Alcira Espinoza, designada el 5 de mayo de 1969 como Ministra de Trabajo, durante el Gobierno de Luis Adolfo Siles Salinas. Tuvieron que pasar otros 10 años para que Ana María Romero de Campero, durante el gobierno de Walter Guevara Arze, asuma como Ministra de Prensa e Informaciones, siendo la segunda mujer en la historia del país en asumir un cargo dentro del Ejecutivo nacional.