Negocio y necesidad, la cara B del paro médico
Nilda entró al Hospital Regional San Juan de Dios de Tarija (HRSJD) por un problema de piel. Todo su cuerpo estaba descascarándose. A primera vista daba la impresión de que se hubiera quemado, pero no, era otra cosa. Pasaron siete días y su cabello empezó a caerse, pero aún no le daban el...



Nilda entró al Hospital Regional San Juan de Dios de Tarija (HRSJD) por un problema de piel. Todo su cuerpo estaba descascarándose. A primera vista daba la impresión de que se hubiera quemado, pero no, era otra cosa. Pasaron siete días y su cabello empezó a caerse, pero aún no le daban el diagnóstico del mal que padecía.El dermatólogo del nosocomio tampoco se interesó por subir a revisarla en todo ese tiempo. El paro médico llevaba más de un mes.
Ahí, en la cama 19 de la sala 308 de Cirugía Mujeres, ella recuerda entre lágrimas cómo empezó todo. Hace tres meses acudió al mismo nosocomio cuando solo tenía unas manchas en el rostro, pero el dermatólogo le decía que no era nada grave y la despachaba a su casa. Volvió a insistir, pero la respuesta del especialista fue la misma. Tiempo después, se le cubrió todo el cuerpo.
En medio del relato no puede contener su llanto y se tapa el rostro con sus dos manos, piensa en su bebé de un año de edad al que no puede amamantar por su enfermedad, además de su otro hijo de cuatro años. Su marido es chofer, y de vez en cuando tiene trabajo. No tienen a ningún familiar en Tarija, vinieron de Cochabamba hace tres años. Están solos. Cuando hay laburo, los deja encerrado a sus dos retoños para ganarse unos pesos, de esa manera cubrir las recetas que le piden para su esposa.
A su marido le dieron una lista de ampollas que tiene que comprar de farmacias privadas, pues, el Sistema Único de Salud (SUS) no lo cubre. Él salió del nosocomio con la receta en mano, dos horas después no volvía. Nilda dice que no tienen dinero, posiblemente fue a prestarse de algún conocido o a empeñar lo poco que tenían en su habitación que alquilan en la Parada del Norte.
El residente de turno aquella tarde se molestó con la funcionaria de la Defensoría del Pueblo que le pidió información sobre ese caso. A la vez le explica que Nilda no se va a morir,y minimiza la situación al mencionar que solo es un problema de piel. La desesperación no le parece relevante, pero Nilda ve su piel desaparecer, y lo que es peor, nadie le dice cuál es la enfermedad que padece yno sabe si tiene cura o no.
En medio de ese trajín, la Defensoría del Pueblo logra arrancar el compromiso de acelerar el diagnóstico y que un dermatólogo, en medio del paro, suba a verla. Además, mejorar la atención a la paciente. Antes, los médicos informan que gestionaron dos análisis clínicos gratuitos, que costaban alrededor de 1.000 bolivianos cada uno, pero no fueron suficientes para detectar qué enfermedad era.
Antes que la noche empiece a ganarle al día, se vuelven a elevar la voces en el mostrador. La funcionaria asevera que si lo que traen es un paciente en Terapia Intensiva debe buscar espacio en otro lado, porque no hay espacio. Nadie vio a nadie entrar o salir. La solución pasa por una clínica privada. Las horas pasan, los pasillos se van vaciando, el silencio se impone al dolor. Apenas alguna sirena de ambulancia rompe la tranquilidad. Los perifoneos convocan a médicos residentes y auxiliares. No hay especialistas.
El “negocio” del paro
El dirigente de la Federación de Juntas Vecinales de Cercado (Fejuve), Edwin Arana, evidenció junto a sus compañeros que,si un paciente necesita una atención especializada, tiene que acudir a una clínica privada, y que son los mismos médicos del área de Emergencias, no todos, los que inducen a ello. La gente que no tiene dinero, debe esperar la voluntad del médico para que la atienda en el sistema público: pueden ser días y hasta semanas completas.
Arana dice que son los propios médicos quienes lucran con la necesidad del pueblo, porque si hay un paro sectorial, las clínicas privadas tampoco deberían de atender, pero eso no sucede.
Ante esa situación, El País hizo un recorrido por tres clínicas privadas, Yapur, Santísima Trinidad y Cies, donde se evidenció que la atención continúa con normalidad. Es ahí donde la gente encuentra alivio a sus dolencias, siempre y cuando tenga recursos económicos para cancelar por la atención.
El dirigente del Comité Departamental de Salud (Codesa), Juan Carlos Oquendo, dice que su sector repudia la actitud de las clínicas privadas que aprovechan de la necesidad de la población. Pero esa palabra no alivia a los enfermos, quienes esperan una atención completa e iniciar un tratamiento específico lo más antes posible. Es así que el galeno compromete accionar al respecto, porque considera que debe haber un manifiesto unificado, tanto del sector público como del privado.
“Este no es solo un paro médico, sino del sector salud, por lo tanto, la Comisión de Disciplina y Control que se formó dentro del Codesa reúne a un conjunto de profesionales de distintas instituciones-comentó el galeno- Hay sanciones desde llamadas de atención severas, no queremos entrar a ese tipo de acciones coercitivas, pero hay que hacerlo”.
Oquendo recuerda que los profesionales deben estar en sus establecimientos de salud mientras la convocatoria no sea hecha por sus entes matrices. Si los médicos se encuentran en otro lado, hay un comité disciplinario que atiende esos casos.
¿Nocturnidad y alevosía?
Es viernes 13 de septiembre y hay tres ambulancias estacionadas en predios del Hospital. Sin embargo, hay un solo chofer, el que tiene que cubrir las emergencias y los traslados de pacientes a clínicas privadas, porque es jornada de paro. Los especialistas ya no vuelven hasta el lunes o martes, ni para hacer un estudio, a pesar de contar con los equipos en el nosocomio.
Aquellos que reclaman una mejor atención o al menos una mínima explicación, pasan a ser considerados “familia conflictiva”. Cualquier intercambio de ideas se salda con una invitación a solicitar el alta voluntaria para marchar a otro hospital, o incluso la firma de la misma, dando patadas al juramente hipocrático.
Arana dice que la situación ya es insostenible, por ello determinaron emitir un manifiesto público junto a otras instituciones para que los médicos vuelvan a trabajar. Está entre sus planes iniciar una acción mediante la justicia, pero al mismo tiempo movilizaciones pacíficas.
“Se pedirá que se suspenda el paro e inicien otras acciones, que bloqueen el Ministerio de Salud u otras acciones, pero que no afecten a la población porque ya es mucho abuso. Hay gente muy humilde que no tiene recursos para acceder a una clínica privada-comentó el dirigente- Hay un precepto importante, la vida humana sobre el derecho a la protesta o manifestación”.
Es 21 de septiembre y el paro médico continúa, Nilda se siente un poco mejor porque ya le dieron el diagnóstico, parte de la piel de su cuerpo se ve recuperada.Sin embargo, la noche anterior no le dieron el medicamento, pues, no tenía recursos económicos para comprar la receta, la cual está sobre un armario que está junto a su cama, pero su mayor preocupación es la alimentación para sus hijos. Esa fecha también es día del médico, le dijeron que ese sector está de festejo, además escuchó que le querían dar de alta, aunque ella todavía se siente delicada hasta para hablar.
Situación del paro médico en Tarija
Paro médico
El 19 de agosto el sector salud entró en un paro indefinido, entre sus demandas son la institucionalización de cargos médicos de base, intermedios y jerárquicos; la abrogación de la Ley 1189,el cumplimiento de la Ley 3131 y su inclusión en la Ley General del Trabajo: El 20 de septiembre estaba previsto la reanudación del diálogo, pero los médicos no asistieron.
Edwin Arana
Las cajas de la seguridad social, que son servicios casi privados, se les pedirá que no se les cancele, porque cada mes se aporta por cada afiliado. Entonces, se pedirá que no se les pague por el tiempo que ya llevan de paro, por lógica, no se puede cancelar por un servicio que ellos no están prestando.
Juan Carlos Oquendo
Repudiamos la actitud de las clínicas privadas que aprovechan de la necesidad de la población. Nosotros vamos a actuar al respecto, vamos a someterlos al Comité Disciplinario que se conformó. Debe haber un manifiesto unificado, tanto del sector público como del privado. No se puede aprovechar la necesidad de la población.
Ahí, en la cama 19 de la sala 308 de Cirugía Mujeres, ella recuerda entre lágrimas cómo empezó todo. Hace tres meses acudió al mismo nosocomio cuando solo tenía unas manchas en el rostro, pero el dermatólogo le decía que no era nada grave y la despachaba a su casa. Volvió a insistir, pero la respuesta del especialista fue la misma. Tiempo después, se le cubrió todo el cuerpo.
En medio del relato no puede contener su llanto y se tapa el rostro con sus dos manos, piensa en su bebé de un año de edad al que no puede amamantar por su enfermedad, además de su otro hijo de cuatro años. Su marido es chofer, y de vez en cuando tiene trabajo. No tienen a ningún familiar en Tarija, vinieron de Cochabamba hace tres años. Están solos. Cuando hay laburo, los deja encerrado a sus dos retoños para ganarse unos pesos, de esa manera cubrir las recetas que le piden para su esposa.
A su marido le dieron una lista de ampollas que tiene que comprar de farmacias privadas, pues, el Sistema Único de Salud (SUS) no lo cubre. Él salió del nosocomio con la receta en mano, dos horas después no volvía. Nilda dice que no tienen dinero, posiblemente fue a prestarse de algún conocido o a empeñar lo poco que tenían en su habitación que alquilan en la Parada del Norte.
El residente de turno aquella tarde se molestó con la funcionaria de la Defensoría del Pueblo que le pidió información sobre ese caso. A la vez le explica que Nilda no se va a morir,y minimiza la situación al mencionar que solo es un problema de piel. La desesperación no le parece relevante, pero Nilda ve su piel desaparecer, y lo que es peor, nadie le dice cuál es la enfermedad que padece yno sabe si tiene cura o no.
En medio de ese trajín, la Defensoría del Pueblo logra arrancar el compromiso de acelerar el diagnóstico y que un dermatólogo, en medio del paro, suba a verla. Además, mejorar la atención a la paciente. Antes, los médicos informan que gestionaron dos análisis clínicos gratuitos, que costaban alrededor de 1.000 bolivianos cada uno, pero no fueron suficientes para detectar qué enfermedad era.
Antes que la noche empiece a ganarle al día, se vuelven a elevar la voces en el mostrador. La funcionaria asevera que si lo que traen es un paciente en Terapia Intensiva debe buscar espacio en otro lado, porque no hay espacio. Nadie vio a nadie entrar o salir. La solución pasa por una clínica privada. Las horas pasan, los pasillos se van vaciando, el silencio se impone al dolor. Apenas alguna sirena de ambulancia rompe la tranquilidad. Los perifoneos convocan a médicos residentes y auxiliares. No hay especialistas.
El “negocio” del paro
El dirigente de la Federación de Juntas Vecinales de Cercado (Fejuve), Edwin Arana, evidenció junto a sus compañeros que,si un paciente necesita una atención especializada, tiene que acudir a una clínica privada, y que son los mismos médicos del área de Emergencias, no todos, los que inducen a ello. La gente que no tiene dinero, debe esperar la voluntad del médico para que la atienda en el sistema público: pueden ser días y hasta semanas completas.
Arana dice que son los propios médicos quienes lucran con la necesidad del pueblo, porque si hay un paro sectorial, las clínicas privadas tampoco deberían de atender, pero eso no sucede.
Ante esa situación, El País hizo un recorrido por tres clínicas privadas, Yapur, Santísima Trinidad y Cies, donde se evidenció que la atención continúa con normalidad. Es ahí donde la gente encuentra alivio a sus dolencias, siempre y cuando tenga recursos económicos para cancelar por la atención.
El dirigente del Comité Departamental de Salud (Codesa), Juan Carlos Oquendo, dice que su sector repudia la actitud de las clínicas privadas que aprovechan de la necesidad de la población. Pero esa palabra no alivia a los enfermos, quienes esperan una atención completa e iniciar un tratamiento específico lo más antes posible. Es así que el galeno compromete accionar al respecto, porque considera que debe haber un manifiesto unificado, tanto del sector público como del privado.
“Este no es solo un paro médico, sino del sector salud, por lo tanto, la Comisión de Disciplina y Control que se formó dentro del Codesa reúne a un conjunto de profesionales de distintas instituciones-comentó el galeno- Hay sanciones desde llamadas de atención severas, no queremos entrar a ese tipo de acciones coercitivas, pero hay que hacerlo”.
Oquendo recuerda que los profesionales deben estar en sus establecimientos de salud mientras la convocatoria no sea hecha por sus entes matrices. Si los médicos se encuentran en otro lado, hay un comité disciplinario que atiende esos casos.
¿Nocturnidad y alevosía?
Es viernes 13 de septiembre y hay tres ambulancias estacionadas en predios del Hospital. Sin embargo, hay un solo chofer, el que tiene que cubrir las emergencias y los traslados de pacientes a clínicas privadas, porque es jornada de paro. Los especialistas ya no vuelven hasta el lunes o martes, ni para hacer un estudio, a pesar de contar con los equipos en el nosocomio.
Aquellos que reclaman una mejor atención o al menos una mínima explicación, pasan a ser considerados “familia conflictiva”. Cualquier intercambio de ideas se salda con una invitación a solicitar el alta voluntaria para marchar a otro hospital, o incluso la firma de la misma, dando patadas al juramente hipocrático.
Arana dice que la situación ya es insostenible, por ello determinaron emitir un manifiesto público junto a otras instituciones para que los médicos vuelvan a trabajar. Está entre sus planes iniciar una acción mediante la justicia, pero al mismo tiempo movilizaciones pacíficas.
“Se pedirá que se suspenda el paro e inicien otras acciones, que bloqueen el Ministerio de Salud u otras acciones, pero que no afecten a la población porque ya es mucho abuso. Hay gente muy humilde que no tiene recursos para acceder a una clínica privada-comentó el dirigente- Hay un precepto importante, la vida humana sobre el derecho a la protesta o manifestación”.
Es 21 de septiembre y el paro médico continúa, Nilda se siente un poco mejor porque ya le dieron el diagnóstico, parte de la piel de su cuerpo se ve recuperada.Sin embargo, la noche anterior no le dieron el medicamento, pues, no tenía recursos económicos para comprar la receta, la cual está sobre un armario que está junto a su cama, pero su mayor preocupación es la alimentación para sus hijos. Esa fecha también es día del médico, le dijeron que ese sector está de festejo, además escuchó que le querían dar de alta, aunque ella todavía se siente delicada hasta para hablar.
Situación del paro médico en Tarija
Paro médico
El 19 de agosto el sector salud entró en un paro indefinido, entre sus demandas son la institucionalización de cargos médicos de base, intermedios y jerárquicos; la abrogación de la Ley 1189,el cumplimiento de la Ley 3131 y su inclusión en la Ley General del Trabajo: El 20 de septiembre estaba previsto la reanudación del diálogo, pero los médicos no asistieron.
Edwin Arana
Las cajas de la seguridad social, que son servicios casi privados, se les pedirá que no se les cancele, porque cada mes se aporta por cada afiliado. Entonces, se pedirá que no se les pague por el tiempo que ya llevan de paro, por lógica, no se puede cancelar por un servicio que ellos no están prestando.
Juan Carlos Oquendo
Repudiamos la actitud de las clínicas privadas que aprovechan de la necesidad de la población. Nosotros vamos a actuar al respecto, vamos a someterlos al Comité Disciplinario que se conformó. Debe haber un manifiesto unificado, tanto del sector público como del privado. No se puede aprovechar la necesidad de la población.