Elvio Fernández, el ginecólogo obstetra que vino del campo
Nació en una comunidad cercana a Sella; observar la problemática de las mujeres en el área rural lo llevó a especializarse en la atención a mujeres embarazadas, y al momento lleva 27 años dedicado a esta actividad. Se trata de Elvio Jesús Fernández Estrada, el jefe del Servicio de...



Nació en una comunidad cercana a Sella; observar la problemática de las mujeres en el área rural lo llevó a especializarse en la atención a mujeres embarazadas, y al momento lleva 27 años dedicado a esta actividad. Se trata de Elvio Jesús Fernández Estrada, el jefe del Servicio de Ginecología Obstetricia del Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD).
Si bien hizo un par de cursos de primaria en su lugar de origen, continuó básico en la escuela San Roque ya en Cercado, secundaria en el Colegio Nacional San Luis y el primer año de Medicina en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) y el resto de la carrera en la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, egresó en 1981 como médico general y trabajó un tiempo en Bermejo.
Posteriormente se fue a Córdoba, Argentina, para realizar durante cinco años el posgrado y se recibió como ginecobstetra. Sin embargo, tenía otras opciones, por una parte le gustaba el área quirúrgica lo que le hubiese llevado a ser traumatólogo, pero también, cuando era estudiante fue auxiliar de la materia de Cardiología durante mucho tiempo, no tenía mucha afición por la parte clínica porque tenía mucha habilidad manual, por lo que se inclinó por la especialidad que actualmente práctica.
“Quizá, como provengo de una familia de campo –contó-, uno observa los problemas de salud y las dificultades que allí suceden, se empieza a valorarlo cuando se termina el colegio, por esa razón elegí la especialidad después de haber transcurrido toda la carrera y de haber hecho algunas prácticas en el internado y ver lo maravilloso que era para mí hacer nacer a los niños, relacionarme con las mujeres, luchar por su salud, eso fue”.
Agregó que fue una elección que le dio muchas satisfacciones, una de las mejores cosas que pudo haber hecho en su vida. Sin embargo, en su lugar de trabajo siempre existen falencias que no le permiten cumplir con todo lo que quisiera porque el HRSD es un hospital que ya está sobresaturado.
El principal problema en el trabajo diario es la falta de espacio en el servicio de Neonatología para atender a los bebés prematuros, existen muchas dificultades por la afluencia de pacientes con embarazos prematuros, que están con amenaza de perder al nonato, embarazadas con alguna patología y la imposibilidad de impedirlos.
“Como obstetras no podemos interrumpir un embarazo prematuro, que no ha cumplido el tiempo de gestación sin la ayuda del neonatólogo porque él es el que recibe al bebe, el que lo atiende, lo recupera y lo controla hasta cuando el bebe pueda vivir sin ningún inconveniente, esa es una gran dificultad”, sostuvo.
También sufre de la falta de insumos que a veces sucede en la farmacia, la gente que consulta cree que el seguro le va dar todo, pero no es así, peor aún hoy en día con el nuevo Seguro Único de Salud (SUS).
Criticó que en primer lugar no estén contempladas todas las patologías, luego no están disponibles los insumos necesarios y el equipamiento, muchos de ellos ya están obsoletos y no se pueden reponer, entonces “uno tiene que batirse y luchar con lo que tiene a su alcance porque no hay otra forma y uno tiene que atender porque no se puede negarles la consulta”.
Atención
Detalló que en el Servicio cuenta con cinco consultorios, tres de Ginecología general, en las cuales se realiza la consulta básica y el control del embarazo, otro de Oncoginecología y el último de Patología cervical.
Normalmente la consulta externa de los tres consultorios funciona en dos turnos, de 08.00 a 13.00 y de 14.00 a 16.30. Por las mañanas se distribuyen 60 fichas en conjunto y por las tardes unas 20, por lo que al día son alrededor de 80 atenciones de consulta externa por día, sin contar las emergencias.
Estas suceden cuando las mujeres llegan en trabajo de parto, las que van con alguna complicación, con alteración del embarazo antes de las 20 semanas que se denomina aborto y que son atendidas en el servicio y todas las patologías que implica. “Siempre hay emergencias”, sentenció.
Al momento se atiende un promedio de entre 10 a 12 partos por día, más cuatro a cinco cesáreas, además de los tratamientos a los abortos incompletos que son de dos a tres en 24 horas.
Observó que desde el 1992 la población fue creciendo y por ende los problemas fueron en aumento, el hospital quedó chico, particularmente la división de Ginecobstetricia se encuentra sobresaturada, solo se cuentan con 50 camas, además que reciben pacientes del sur de Potosí como Villazón y Tupiza, Culpina y Camargo del sur de Sucre, además de todo el Chaco, Yacuiba, Villa Montes y Bermejo.
Expresó su esperanza de que en algún momento el servicio deba tener un espacio adecuado para satisfacer la demanda, porque los profesionales del nosocomio se forman y capacitan en la entidad al ser también un hospital escuela y donde pueden adquirir la especialidad en la que Fernández es el instructor.
Se reciben a los internos de Medicina y al año egresan cuatro especialistas lo que hace que el 80 por ciento de los médicos de planta salieron del San Juan de Dios.
“En la institución aprendemos las cosas más difíciles que hay uno tiene que solucionar los problemas con los medios que se tiene y evitar que las mujeres se nos mueran”, indicó a tiempo de mostrarse orgulloso porque el HRSJD es un referente a nivel nacional en cuanto a la mortalidad materna porque presenta la tasa más baja al haber aprendido en el transcurso de los años a manejar muchas patologías que provocaban el fallecimiento de las parturientas.
Por otra parte, otra de sus preocupaciones es estar actualizado permanentemente porque la Medicina es dinámica y siempre se debe que leer, lo que hoy en día le parece fácil porque se tiene el internet a través del cual se recibe mucha información y se puede lograr las metas y objetivos que uno se propone.
La familia
Obviamente sin descuidar a la familia, dijo, porque considera que “los hijos son lo máximo que uno pueda tener, mi hogar mi familia, siempre he luchado por mis hijos y siempre quisiera que fueran mejor que yo”, agregó.
Fernández, de 65 años, es el mayor de seis hermanos, está casado con Jaqueline Tejerina, tiene cinco hijos; Jesús Eduardo, Rocío, María Celinda, Nilda Violeta y Elvio Joaquín, el mayor tiene 34 años y el menor 16, de ellos tres son profesionales, uno que viven en Buenos Aires, la segunda que es médico, otra que vive en La Paz, la penúltima que empieza la Universidad y el último que el próximo año será bachiller.
LA VIDA COTIDIANA DEL MÉDICO OBSTETRA
El trabajo
Fernández generalmente se despierta a las 05.30 para llegar a las 07.00 al hospital, donde se queda hasta las 13.00, después retorna a su domicilio, a las 17.00 se va a la Facultad de Odontología a dictar clases y desde las 18.00 atiende en su consultorio particular hasta las 19.00 a 20.00 para retornar a su casa entre 020.30 a 21.00.
Los hijos
v Fernández, de 65 años, es el mayor de seis hermanos, está casado con Jaqueline Tejerina, tiene cinco hijos; Jesús Eduardo, Rocío, María Celinda, Nilda Violeta y Elvio Joaquín, el mayor tiene 34 años y el menor 16, de ellos tres son profesionales, uno que viven en Buenos Aires, la segunda que es médico, otra que vive en La Paz, la penúltima que empieza la Universidad y el último que el próximo año será bachiller.
Pasión
Después de trabajar en el hospital atiende su consultorio particular, es docente de la facultad de Odontología en la Universidad Juan Misael Saracho, le gusta la vida campestre y actualmente se dedica a la apicultura en la finca que posee en Sella, lugar donde se crió y desde donde migró a la ciudad de Tarija.
Si bien hizo un par de cursos de primaria en su lugar de origen, continuó básico en la escuela San Roque ya en Cercado, secundaria en el Colegio Nacional San Luis y el primer año de Medicina en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) y el resto de la carrera en la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, egresó en 1981 como médico general y trabajó un tiempo en Bermejo.
Posteriormente se fue a Córdoba, Argentina, para realizar durante cinco años el posgrado y se recibió como ginecobstetra. Sin embargo, tenía otras opciones, por una parte le gustaba el área quirúrgica lo que le hubiese llevado a ser traumatólogo, pero también, cuando era estudiante fue auxiliar de la materia de Cardiología durante mucho tiempo, no tenía mucha afición por la parte clínica porque tenía mucha habilidad manual, por lo que se inclinó por la especialidad que actualmente práctica.
“Quizá, como provengo de una familia de campo –contó-, uno observa los problemas de salud y las dificultades que allí suceden, se empieza a valorarlo cuando se termina el colegio, por esa razón elegí la especialidad después de haber transcurrido toda la carrera y de haber hecho algunas prácticas en el internado y ver lo maravilloso que era para mí hacer nacer a los niños, relacionarme con las mujeres, luchar por su salud, eso fue”.
Agregó que fue una elección que le dio muchas satisfacciones, una de las mejores cosas que pudo haber hecho en su vida. Sin embargo, en su lugar de trabajo siempre existen falencias que no le permiten cumplir con todo lo que quisiera porque el HRSD es un hospital que ya está sobresaturado.
El principal problema en el trabajo diario es la falta de espacio en el servicio de Neonatología para atender a los bebés prematuros, existen muchas dificultades por la afluencia de pacientes con embarazos prematuros, que están con amenaza de perder al nonato, embarazadas con alguna patología y la imposibilidad de impedirlos.
“Como obstetras no podemos interrumpir un embarazo prematuro, que no ha cumplido el tiempo de gestación sin la ayuda del neonatólogo porque él es el que recibe al bebe, el que lo atiende, lo recupera y lo controla hasta cuando el bebe pueda vivir sin ningún inconveniente, esa es una gran dificultad”, sostuvo.
También sufre de la falta de insumos que a veces sucede en la farmacia, la gente que consulta cree que el seguro le va dar todo, pero no es así, peor aún hoy en día con el nuevo Seguro Único de Salud (SUS).
Criticó que en primer lugar no estén contempladas todas las patologías, luego no están disponibles los insumos necesarios y el equipamiento, muchos de ellos ya están obsoletos y no se pueden reponer, entonces “uno tiene que batirse y luchar con lo que tiene a su alcance porque no hay otra forma y uno tiene que atender porque no se puede negarles la consulta”.
Atención
Detalló que en el Servicio cuenta con cinco consultorios, tres de Ginecología general, en las cuales se realiza la consulta básica y el control del embarazo, otro de Oncoginecología y el último de Patología cervical.
Normalmente la consulta externa de los tres consultorios funciona en dos turnos, de 08.00 a 13.00 y de 14.00 a 16.30. Por las mañanas se distribuyen 60 fichas en conjunto y por las tardes unas 20, por lo que al día son alrededor de 80 atenciones de consulta externa por día, sin contar las emergencias.
Estas suceden cuando las mujeres llegan en trabajo de parto, las que van con alguna complicación, con alteración del embarazo antes de las 20 semanas que se denomina aborto y que son atendidas en el servicio y todas las patologías que implica. “Siempre hay emergencias”, sentenció.
Al momento se atiende un promedio de entre 10 a 12 partos por día, más cuatro a cinco cesáreas, además de los tratamientos a los abortos incompletos que son de dos a tres en 24 horas.
Observó que desde el 1992 la población fue creciendo y por ende los problemas fueron en aumento, el hospital quedó chico, particularmente la división de Ginecobstetricia se encuentra sobresaturada, solo se cuentan con 50 camas, además que reciben pacientes del sur de Potosí como Villazón y Tupiza, Culpina y Camargo del sur de Sucre, además de todo el Chaco, Yacuiba, Villa Montes y Bermejo.
Expresó su esperanza de que en algún momento el servicio deba tener un espacio adecuado para satisfacer la demanda, porque los profesionales del nosocomio se forman y capacitan en la entidad al ser también un hospital escuela y donde pueden adquirir la especialidad en la que Fernández es el instructor.
Se reciben a los internos de Medicina y al año egresan cuatro especialistas lo que hace que el 80 por ciento de los médicos de planta salieron del San Juan de Dios.
“En la institución aprendemos las cosas más difíciles que hay uno tiene que solucionar los problemas con los medios que se tiene y evitar que las mujeres se nos mueran”, indicó a tiempo de mostrarse orgulloso porque el HRSJD es un referente a nivel nacional en cuanto a la mortalidad materna porque presenta la tasa más baja al haber aprendido en el transcurso de los años a manejar muchas patologías que provocaban el fallecimiento de las parturientas.
Por otra parte, otra de sus preocupaciones es estar actualizado permanentemente porque la Medicina es dinámica y siempre se debe que leer, lo que hoy en día le parece fácil porque se tiene el internet a través del cual se recibe mucha información y se puede lograr las metas y objetivos que uno se propone.
La familia
Obviamente sin descuidar a la familia, dijo, porque considera que “los hijos son lo máximo que uno pueda tener, mi hogar mi familia, siempre he luchado por mis hijos y siempre quisiera que fueran mejor que yo”, agregó.
Fernández, de 65 años, es el mayor de seis hermanos, está casado con Jaqueline Tejerina, tiene cinco hijos; Jesús Eduardo, Rocío, María Celinda, Nilda Violeta y Elvio Joaquín, el mayor tiene 34 años y el menor 16, de ellos tres son profesionales, uno que viven en Buenos Aires, la segunda que es médico, otra que vive en La Paz, la penúltima que empieza la Universidad y el último que el próximo año será bachiller.
LA VIDA COTIDIANA DEL MÉDICO OBSTETRA
El trabajo
Fernández generalmente se despierta a las 05.30 para llegar a las 07.00 al hospital, donde se queda hasta las 13.00, después retorna a su domicilio, a las 17.00 se va a la Facultad de Odontología a dictar clases y desde las 18.00 atiende en su consultorio particular hasta las 19.00 a 20.00 para retornar a su casa entre 020.30 a 21.00.
Los hijos
v Fernández, de 65 años, es el mayor de seis hermanos, está casado con Jaqueline Tejerina, tiene cinco hijos; Jesús Eduardo, Rocío, María Celinda, Nilda Violeta y Elvio Joaquín, el mayor tiene 34 años y el menor 16, de ellos tres son profesionales, uno que viven en Buenos Aires, la segunda que es médico, otra que vive en La Paz, la penúltima que empieza la Universidad y el último que el próximo año será bachiller.
Pasión
Después de trabajar en el hospital atiende su consultorio particular, es docente de la facultad de Odontología en la Universidad Juan Misael Saracho, le gusta la vida campestre y actualmente se dedica a la apicultura en la finca que posee en Sella, lugar donde se crió y desde donde migró a la ciudad de Tarija.