Silvopastura, una conciliación amable entre ganado y bosque
En el marco del Programa de Adaptación al Cambio Climático en el Gran Chaco Americano (Proadapt) y con el objetivo de combinar la crianza de ganado sin afectar al bosque en el Gran Chaco se trabaja con proyectos de silvopastura y de esta manera no solo mejorar la dieta del animal, sino también...



En el marco del Programa de Adaptación al Cambio Climático en el Gran Chaco Americano (Proadapt) y con el objetivo de combinar la crianza de ganado sin afectar al bosque en el Gran Chaco se trabaja con proyectos de silvopastura y de esta manera no solo mejorar la dieta del animal, sino también su nivel de confort, además que impacta en el arraigo de las personas en el campo.
El especialista en sistemas silvopastoriles de Proadapt, Fernando Aiello, apuntó que desde hace dos veranos que se implementó de manera inicial el proyecto con seis a ocho ganaderos, cada uno con 60 a 250 vientres de bovinos, en un área de 200 hectáreas al oeste de Villa Montes.
Combinación
La combinación de bosque y pastura forrajera brinda propiedades emergentes cuyo resultado productivo es bueno, sostuvo, porque ante escenarios del cambio climático, mantener estructuras similares a lo que es el bosque nativo permite tener mayor estabilidad del tiempo y en una cadena productiva como es la carne impacta en el arraigo de las personas en el campo y se mantenga la ruralidad.
En un sistema donde se mantienen árboles y arbustos, cuando pasa el periodo de lluvias se logra mantener la humedad gracias a que están bajo sombra, soportan el invierno con aptitud, las heladas inciden menos y en vez de tener que hacer rollos de pasto para sobrevivir con las reservas en invierno, “se tiene mayor superficie de monte y el pasto conserva sus características”.
Informó que Iniaf de Yacuiba trabaja en seleccionar especies nativas de distintas características de calidad forrajera para situaciones de bajo monte, con el objetivo de que en un futuro cercano se puedan utilizar especies nativas antes que importar semilla.
Se trabajó con pequeños productores ganaderos, se les instruyó en poda, raleo de arbustos e implantación de pasturas en superficies de distintas características, con herramientas simples, ingresan al terreno y van dando forma a los arbustos que están bajo el palio del monte para que el pasto pueda desarrollarse mejor.
“Van dos veranos que implementamos esto, van desarrollándose muy bien, dependiendo del tipo de suelos, implantamos alguna especie que nos permita recuperar el suelo, gramíneas distintas que permitan retener el suelo para que no se escurran, en zonas de quebradas donde es importante poner pasto que retenga el suelo”, agregó.
El avance del pasto es progresivo, lleva entre dos a tres años lograr una cobertura como para que gravite en las reservas del productor, en invierno no necesite comprar forraje, o buscar otros alimentos.
Este tipo de intervenciones no solo se realizan en el sector boliviano del Gran Chaco, también se llevan a cabo el sudeste de Paraguay, en el límite con el país en la zona de Pozo Hondo y en Argentina en varias provincias como Formosa, Salta y Tucumán. Las estrategias son similares, lo que cambia son los requerimientos que cada productor puede tener sobre el monte.
Utilizar el saber del productor
“Los técnicos no le decimos al productor que especies tiene que utilizar”, apuntó Fernando Aiello, al contrario, buscan que ellos cuenten cuáles son las que su ganado utiliza y de esa forma existen algunos árboles y arbustos que parecerían no tener valor, pero que dándoles la forma adecuada mediante podas quedan dentro el potrero y son aprovechadas por el ganado.
“Hay un nivel de conocimiento que solo tiene el productor –explicó- y en esto del cambio climático no podemos dejarlo de lado, los técnicos podemos realizar algunas propuestas técnicas, pero reconociendo el aprendizaje que llevan por generaciones, eso ajustes locales han dado resultados, ellos mismos se sienten valorizados en sus conocimientos”.
Se hizo pruebas con una variedad pastos en un área de unas 200 hectáreas sistematizadas, los productores tenían distintos niveles de experiencia, principalmente crían ganado bovino, criollo, algunos cruzamientos con la variedad lechera “Brahman” tipo cebú y de constitución más grande.
“Además de la producción de carne, hay un momento del año, cuando hay bonanza forrajera, además sacan leche y hacen quesos, esta situaciones es muy específica del Chaco boliviano y que no se presenta en los territorios de la Argentina y Paraguay”, detalló.
El especialista en sistemas silvopastoriles de Proadapt, Fernando Aiello, apuntó que desde hace dos veranos que se implementó de manera inicial el proyecto con seis a ocho ganaderos, cada uno con 60 a 250 vientres de bovinos, en un área de 200 hectáreas al oeste de Villa Montes.
Combinación
La combinación de bosque y pastura forrajera brinda propiedades emergentes cuyo resultado productivo es bueno, sostuvo, porque ante escenarios del cambio climático, mantener estructuras similares a lo que es el bosque nativo permite tener mayor estabilidad del tiempo y en una cadena productiva como es la carne impacta en el arraigo de las personas en el campo y se mantenga la ruralidad.
En un sistema donde se mantienen árboles y arbustos, cuando pasa el periodo de lluvias se logra mantener la humedad gracias a que están bajo sombra, soportan el invierno con aptitud, las heladas inciden menos y en vez de tener que hacer rollos de pasto para sobrevivir con las reservas en invierno, “se tiene mayor superficie de monte y el pasto conserva sus características”.
Informó que Iniaf de Yacuiba trabaja en seleccionar especies nativas de distintas características de calidad forrajera para situaciones de bajo monte, con el objetivo de que en un futuro cercano se puedan utilizar especies nativas antes que importar semilla.
Se trabajó con pequeños productores ganaderos, se les instruyó en poda, raleo de arbustos e implantación de pasturas en superficies de distintas características, con herramientas simples, ingresan al terreno y van dando forma a los arbustos que están bajo el palio del monte para que el pasto pueda desarrollarse mejor.
“Van dos veranos que implementamos esto, van desarrollándose muy bien, dependiendo del tipo de suelos, implantamos alguna especie que nos permita recuperar el suelo, gramíneas distintas que permitan retener el suelo para que no se escurran, en zonas de quebradas donde es importante poner pasto que retenga el suelo”, agregó.
El avance del pasto es progresivo, lleva entre dos a tres años lograr una cobertura como para que gravite en las reservas del productor, en invierno no necesite comprar forraje, o buscar otros alimentos.
Este tipo de intervenciones no solo se realizan en el sector boliviano del Gran Chaco, también se llevan a cabo el sudeste de Paraguay, en el límite con el país en la zona de Pozo Hondo y en Argentina en varias provincias como Formosa, Salta y Tucumán. Las estrategias son similares, lo que cambia son los requerimientos que cada productor puede tener sobre el monte.
Utilizar el saber del productor
“Los técnicos no le decimos al productor que especies tiene que utilizar”, apuntó Fernando Aiello, al contrario, buscan que ellos cuenten cuáles son las que su ganado utiliza y de esa forma existen algunos árboles y arbustos que parecerían no tener valor, pero que dándoles la forma adecuada mediante podas quedan dentro el potrero y son aprovechadas por el ganado.
“Hay un nivel de conocimiento que solo tiene el productor –explicó- y en esto del cambio climático no podemos dejarlo de lado, los técnicos podemos realizar algunas propuestas técnicas, pero reconociendo el aprendizaje que llevan por generaciones, eso ajustes locales han dado resultados, ellos mismos se sienten valorizados en sus conocimientos”.
Se hizo pruebas con una variedad pastos en un área de unas 200 hectáreas sistematizadas, los productores tenían distintos niveles de experiencia, principalmente crían ganado bovino, criollo, algunos cruzamientos con la variedad lechera “Brahman” tipo cebú y de constitución más grande.
“Además de la producción de carne, hay un momento del año, cuando hay bonanza forrajera, además sacan leche y hacen quesos, esta situaciones es muy específica del Chaco boliviano y que no se presenta en los territorios de la Argentina y Paraguay”, detalló.