Bomberos voluntarios de Tarija, con más arrojo que herramientas
El trabajo de los bomberos voluntarios de Tarija sobrelleva las carencias que se tornan visibles y es su talón de Aquiles en momentos de emergencia como la falta de equipamiento y transporte, además no cuentan con alguna prestación de salud, deben recurrir a estrategias para solventar sus...
El trabajo de los bomberos voluntarios de Tarija sobrelleva las carencias que se tornan visibles y es su talón de Aquiles en momentos de emergencia como la falta de equipamiento y transporte, además no cuentan con alguna prestación de salud, deben recurrir a estrategias para solventar sus gastos y todos ellos brindan su ayuda dejando de lado la fuente de sus ingresos personales.
Demandas
Como en toda institución voluntaria el equipamiento es la parte más débil, apuntó el comandante de los bomberos “Caballeros de Fuego”, Carlos Guzmán Reguerín, a tiempo de detallar que no solo cubren incendios forestales, sino también estructurales, operaciones de rescate y salvamento subacuático.
No se quejó, pero contó que en 10 días de estar combatiendo el fuego en la Chiquitanía sus equipos personales se desgastaron, por ejemplo las mochilas de agua se rompieron, pincharon o desgarraron y cada una cuesta 260 dólares, rompieron cascos, se quemaron botas y pantalones. Reponer este paquete personal les llevará un tiempo largo y gestiones ante las autoridades y las compañías privadas.
“Fui con 10 voluntarios a Santa Cruz, los gastos de transporte y estadía los pagó la Gobernación y en 10 días gastamos un promedio de 3.500 bolivianos” apuntó para mostrar el gasto personal que hacen los voluntarios porque no reciben ningún bono ni cobran por esta labor que realizan.
Tampoco cuentan con prestaciones en salud a pesar del trabajo riesgoso que cumplen, todos trabajan en un emprendimiento privado o tienen un empleo regular y que el 80 por ciento de la gente que combate el fuego en Santa Cruz es voluntario.
A su turno, el subcomandante de los bomberos voluntarios “Brasschaat”, Galo Bustamante, apuntó que la necesidad primordial que tienen es el transporte, el carro bomba con el que contaban cumplió su ciclo de vida. Fue una donación de Bélgica, en ese país funcionó 30 años, les fue cedido y estuvo otros 10 años trabajando en Tarija, por lo que ya “está rendido”.
En cuanto al equipo personal de protección como el casco, la camisa, el pantalón, los guantes, antiparras, botas y las herramientas forestales como las palas forestales, machetes y mochilas de agua también necesita de renovación.
“Somos voluntarios sin pedir nada a cambio, nadie recibe ningún beneficio ni de la Alcaldía o de la Gobernación, los implementos los gestionan brindando cursos y talleres a las empresas privada a través de un intercambio, les dan capacitación a cambio de una colaboración material o económica”.
Por otra parte, tampoco cuentan con un seguro de salud porque estas compañías que las ofertan no les quieren otorgar a causa del trabajo peligroso que desempeñan, por lo que su costo es alto y conlleva mucha inversión. “El beneficio que recibimos es la sonrisa y el agradecimiento que llevamos dentro el corazón”, agregó.
El papel del municipio y Gobernación
La concejal, Cira Flores, recordó que gracias a la voluntad del Gobierno de Bélgica, el Ayuntamiento de Brasschaat y el municipio de Tarija se construyó el cuartel de bomberos voluntarios y se les apoyó a través de un convenio. Esa nación brindaba apoyo en equipo y en contrapartida el Gobierno Municipal otorgó mobiliario y cancelaba los gastos de servicios básicos y combustible.
Agregó que el Estado no puede brindar financiamiento a terceros si no están enmarcados dentro la normativa, el grupo Brasschaat cuenta con todos los documentos de personería jurídica que la convierte en una institución que puede realizar convenios con el municipio para acceder a la colaboración internacional, además que la entidad edil le brinda colaboración en logística y con todo lo que cuenta.
Por su parte, el asambleísta por Cercado, Mauricio Lea Plaza, indicó que el Gobierno Departamental debería contar con fondos económicos que se habiliten en el momento en que haya eventos extraordinarios para apoyar a los grupos voluntarios y a todos los que se solidaricen para enfrentarlos.
“Ellos muchas veces ponen en riesgo su vida e integridad física y no tienen una apoyo mínimo, afirmó, por lo que es importante que se prevea en los presupuestos un porcentaje destinado a la gestión de riesgos y emergencias para brindar el apoyo a los voluntarios en el ejercicio de su tarea”.
Demandas
Como en toda institución voluntaria el equipamiento es la parte más débil, apuntó el comandante de los bomberos “Caballeros de Fuego”, Carlos Guzmán Reguerín, a tiempo de detallar que no solo cubren incendios forestales, sino también estructurales, operaciones de rescate y salvamento subacuático.
No se quejó, pero contó que en 10 días de estar combatiendo el fuego en la Chiquitanía sus equipos personales se desgastaron, por ejemplo las mochilas de agua se rompieron, pincharon o desgarraron y cada una cuesta 260 dólares, rompieron cascos, se quemaron botas y pantalones. Reponer este paquete personal les llevará un tiempo largo y gestiones ante las autoridades y las compañías privadas.
“Fui con 10 voluntarios a Santa Cruz, los gastos de transporte y estadía los pagó la Gobernación y en 10 días gastamos un promedio de 3.500 bolivianos” apuntó para mostrar el gasto personal que hacen los voluntarios porque no reciben ningún bono ni cobran por esta labor que realizan.
Tampoco cuentan con prestaciones en salud a pesar del trabajo riesgoso que cumplen, todos trabajan en un emprendimiento privado o tienen un empleo regular y que el 80 por ciento de la gente que combate el fuego en Santa Cruz es voluntario.
A su turno, el subcomandante de los bomberos voluntarios “Brasschaat”, Galo Bustamante, apuntó que la necesidad primordial que tienen es el transporte, el carro bomba con el que contaban cumplió su ciclo de vida. Fue una donación de Bélgica, en ese país funcionó 30 años, les fue cedido y estuvo otros 10 años trabajando en Tarija, por lo que ya “está rendido”.
En cuanto al equipo personal de protección como el casco, la camisa, el pantalón, los guantes, antiparras, botas y las herramientas forestales como las palas forestales, machetes y mochilas de agua también necesita de renovación.
“Somos voluntarios sin pedir nada a cambio, nadie recibe ningún beneficio ni de la Alcaldía o de la Gobernación, los implementos los gestionan brindando cursos y talleres a las empresas privada a través de un intercambio, les dan capacitación a cambio de una colaboración material o económica”.
Por otra parte, tampoco cuentan con un seguro de salud porque estas compañías que las ofertan no les quieren otorgar a causa del trabajo peligroso que desempeñan, por lo que su costo es alto y conlleva mucha inversión. “El beneficio que recibimos es la sonrisa y el agradecimiento que llevamos dentro el corazón”, agregó.
El papel del municipio y Gobernación
La concejal, Cira Flores, recordó que gracias a la voluntad del Gobierno de Bélgica, el Ayuntamiento de Brasschaat y el municipio de Tarija se construyó el cuartel de bomberos voluntarios y se les apoyó a través de un convenio. Esa nación brindaba apoyo en equipo y en contrapartida el Gobierno Municipal otorgó mobiliario y cancelaba los gastos de servicios básicos y combustible.
Agregó que el Estado no puede brindar financiamiento a terceros si no están enmarcados dentro la normativa, el grupo Brasschaat cuenta con todos los documentos de personería jurídica que la convierte en una institución que puede realizar convenios con el municipio para acceder a la colaboración internacional, además que la entidad edil le brinda colaboración en logística y con todo lo que cuenta.
Por su parte, el asambleísta por Cercado, Mauricio Lea Plaza, indicó que el Gobierno Departamental debería contar con fondos económicos que se habiliten en el momento en que haya eventos extraordinarios para apoyar a los grupos voluntarios y a todos los que se solidaricen para enfrentarlos.
“Ellos muchas veces ponen en riesgo su vida e integridad física y no tienen una apoyo mínimo, afirmó, por lo que es importante que se prevea en los presupuestos un porcentaje destinado a la gestión de riesgos y emergencias para brindar el apoyo a los voluntarios en el ejercicio de su tarea”.