Bolivia cae al antepenúltimo lugar en calidad de datos económicos
En un año, Bolivia ha caído seis puestos en el ranking internacional de calidad de datos económicos elaborado por World Economics: a diciembre de 2017 se encontraba en el puesto 146 de 154 países, y en 2018 cerró en el puesto 152. En su reporte más reciente, dicha organización considera...



En un año, Bolivia ha caído seis puestos en el ranking internacional de calidad de datos económicos elaborado por World Economics: a diciembre de 2017 se encontraba en el puesto 146 de 154 países, y en 2018 cerró en el puesto 152.
En su reporte más reciente, dicha organización considera que “hay problemas significativos en la calidad de los datos producidos en Ecuador, El Salvador y Brasil”, y que, peor aún, “los datos producidos en Bolivia y Haití son probablemente de escaso valor cuando se trata de describir las condiciones económicas imperantes”.
World Economics es una organización internacional que afirma estar desarrollando “mejores y más rápidas” mediciones de la actividad económica, y forma parte de Information Sciences, “una empresa con 35 años de historia en la producción de información económica utilizada por corporaciones, instituciones financieras y gobiernos en todo el mundo”.
Calidad de los datos empeora
El ranking de calidad de datos de World Economics, actualizado a diciembre de 2017, situaba a Bolivia en el puesto 146 de 154 países evaluados, solo por encima del Congo, Eritrea, Sudán, Madagascar, República Centroafricana, Comoros, El Salvador y Haití.
Un año después, a diciembre de 2018, el ranking revela que Bolivia ha caído al puesto 152. Ahora sólo está mejor que Haití (puesto 154, en el último lugar) y el Congo (153). Con ello, se reafirma que la calidad de los datos en Bolivia está entre los peores del mundo.
De igual manera, Bolivia se sitúa en el penúltimo lugar a nivel del continente americano, en el puesto 25, y sólo por encima de Haití (puesto 26).
Canadá encabeza el ranking en América, pero está en el décimo lugar a nivel mundial. EEUU está en segundo lugar en el continente, pero en el puesto 12 a nivel mundial. Chile, Costa Rica y Colombia ocupan el tercer, cuarto y quinto puesto respectivamente en América, pero están en el sitio 25, 48 y 49 a nivel mundial.
Venezuela, que según World Economics padece de “serias interferencias gubernamentales” en sus datos económicos, está en el puesto 23 de América y en el puesto 120 a nivel mundial.
El ranking también es tajante con los datos de Brasil, situándolo en el puesto 115 a nivel mundial y en el 21 a nivel continental, apenas mejor que Venezuela y Guyana, y peor que Surinam y Guatemala, entre muchos otros.
[caption id="attachment_470436" align="alignnone" width="339"] Calidad de datos: Bolivia en penúltimo lugar de América y antepenúltimo en el mundo. Fuente: World Economics[/caption]
¿Pobre capacidad estadística?
La baja posición de Bolivia en el ranking de World Economics coincide con algunos resultados de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del año 2018, donde Bolivia figura entre los países con menor capacidad estadística y en el que se advierte de la “injerencia política” sobre las actividades del INE y la influencia del gobierno sobre “la publicación o no de algún dato estadístico”.
Para este estudio, el BID había desarrollado el Índice de Capacidad Estadística Nacional (ICEN), una herramienta diseñada justamente para medir de forma cuantitativa la capacidad de los sistemas estadísticos de los países de América Latina.
Según el ICEN, México, Colombia y Brasil mostraban las mejores capacidades estadísticas de los países evaluados. Perú, Ecuador y República Dominicana estaban en posiciones intermedias cercanas al promedio regional. Mientras que Argentina, Bolivia, El Salvador y Guatemala estaban en una situación “débil”.
En el documento, el BID recordaba que países como Bolivia y Ecuador han “sido históricamente débiles, sobre todo si se consideran los escasos recursos con que han contado, pero los cambios políticos internos o externos de los últimos años han fortalecido considerablemente sus oficinas nacionales de estadística”.
Sin embargo, también advertía que estas mejoras no necesariamente conllevaron “a una mayor institucionalidad y la capacidad de resistir presiones desde el gobierno en contextos económicos y políticos menos propensos que los de los últimos años”.
PIB es cuestionado pero sigue siendo poderoso
Distintos investigadores han catalogado al PIB como “uno de los números más poderosos del mundo”, porque influyen en las políticas de los gobiernos, en los flujos de la cooperación internacional, y son usados por bancos, organizaciones financieras y todo tipo de instituciones y empresas alrededor del mundo para justificar la toma de decisiones, entre otras.
En ese sentido, pese a que es un indicador cada vez más cuestionado para medir el progreso económico de las sociedades, y pese a que la desconexión entre el PIB y la realidad económica es crecientemente evidente, sigue siendo el número de referencia para las comparaciones y diagnósticos mundiales.
Pese a su importancia, World Economics nota que “pocos países han logrado los estándares de calidad internacional establecidos por las Naciones Unidas, o han seguido sus recomendaciones. Incluso cuando los datos alcanzan estos estándares, la mayoría de las mediciones del PIB están conceptualmente erradas en la manera en que los datos son recolectados y presentados”.
[caption id="attachment_470437" align="alignright" width="300"] El PIB es cada vez más cuestionado, pero sigue teniendo poder de influencia[/caption]
Midiendo la calidad de los datos
El ranking de calidad de datos de World Economics es una herramienta desarrollada “para revisar la utilidad de los datos del PIB de los países”. La medición de la calidad de los datos está basada en 6 factores, y cada factor “es evaluado para proveer resultados de cada país, que luego son normalizados usando la desviación estándar de cada factor y combinado en el puntaje del ranking, usando un agregado ponderado para reflejar la importancia de cada factor”.
Estos factores son: año base utilizado (el punto de comparación que usan los países para mostrar el crecimiento de su PIB), los estándares de cuentas nacionales utilizadas, el tamaño de la economía informal, los recursos usados para medir la actividad económica, la probabilidad de interferencia gubernamental en la producción de datos económicos, y una variable aproximada de las barreras regulatorias que las empresas enfrentan generalmente.
“Debe notarse que con cierta frecuencia hay variaciones entre lo que el Banco Mundial y el FMI publican como el más reciente año base y/o el más reciente estándar de cuentas nacionales utilizado, y lo que los propios países afirman estar usando. Esto es a veces causado por inevitables retrasos por el tiempo entre los cambios implementados en los países y el momento en que esa información llega a las organizaciones internacionales, y a veces se da por simple error”, afirma World Economics.
Sea como fuere, la organización asegura que “se toma la molestia de averiguar cuál es la realidad en el terreno que sustenta las cifras. Si es que ocasionalmente también fallamos en reflejar los últimos cambios, nos disculpamos anticipadamente, pero esperamos que los datos en este informe sean lo más correctos y actualizados”.
¿Cómo se calcula el puntaje de cada país?
La metodología de World Economics consiste en asignar un peso o importancia a cada uno de los seis factores mencionados, y luego se los combina para generar un puntaje que va de 0 a 100 (0 es el peor resultado y 100 significa que la calidad de los datos es ideal).
Las tres variables a las que se le asigna mayor peso (25% a cada una) son las que considera como “más objetivas”: los índices de año base, los estándares de cuentas nacionales utilizado, y el tamaño de la economía informal. En conjunto equivalen al 75% de la puntuación del país.
Mientras tanto, las otras tres variables, que son más de aproximación (recursos disponibles para medir la economía, interferencia del gobierno y las barreras regulatorias) tienen un peso colectivo del 25% restante.
Respecto al año base, las Naciones Unidas recomiendan actualizarlo cada 5 años, aunque la mayoría de los países desarrollados lo hacen cada año. “Mientras más antiguo el año base usado por un país, más inexactas son las estimaciones del PIB y por tanto recibe menor puntaje en el ranking”, explica World Economics.
Por otra parte, las mediciones del PIB de los países están regidas por un estándar global: el Sistema de las Naciones Unidas para las Cuentas Nacionales (SNA, por su sigla en inglés), que consiste en una serie de recomendaciones acordadas internacionalmente sobre cómo compilar y medir la actividad económica para facilitar la comparación internacional de las estadísticas sobre la economía. El primer SNA fue publicado en 1953, y luego se hicieron tres actualizaciones: SNA 1968, SNA 1993 y SNA 2008.
Según World Economics, “mientras más tarda un país en actualizar su SNA, menos confiables se vuelven sus datos, particularmente cuando se los comparan con países que usan una versión más reciente de SNA. Por tanto, mientras más nuevo el SNA del país, mayor puntaje obtiene para el ranking”.
La información sobre el año base y sobre el SNA usados por los países proviene de los indicadores del Banco Mundial, del FMI y de las Naciones Unidas, así como de las propias oficinas de estadística de cada país (en el caso de Bolivia, el INE).
Asimismo, World Economics explica que el tamaño del sector informal de la economía también es un factor clave cuando se evalúa la calidad de los datos de los países: “la existencia de actividades informales de gran tamaño es tan importante económicamente, que excluirlo de las cuentas nacionales oficiales es insatisfactorio (…) Mientras mayor el tamaño de la economía informal, menor será el puntaje del país. Por ejemplo, en EEUU la economía informal alcanza sólo al 7% y por tanto recibe un puntaje de 100, mientras que Panamá tiene un 60% de informalidad, por lo que su puntaje es de 12”.
El dato sobre el tamaño de la economía informal utilizado para esta medición proviene del informe del FMI titulado “Economías Sombra alrededor del Mundo: ¿Qué aprendimos en los últimos 20 años?”, publicado en enero de 2018.
En este informe resalta que “las tres mayores economías sombra son Zimbabwe con 60,6%, Bolivia con 62,3% y Georgia con 64,9%”, mientras que el promedio mundial ronda el 30%.
[caption id="attachment_470438" align="aligncenter" width="428"] Crecimiento PIB de Bolivia. Fuente: INE[/caption]
De ahí que Bolivia tiene un puntaje bajo, de apenas 23,3 puntos sobre 100. Es este puntaje el responsable de su penúltimo lugar en calidad de datos económicos, ya que sólo es mayor que Haití (19,3) en el continente. En cambio, el primer lugar en calidad en América, Canadá, tiene un puntaje de 96,6.
El ranking mundial es encabezado por Nueva Zelanda (98,5 puntos), seguido por Suiza (97,8 puntos) y Dinamarca (97,2), Suecia, Reino Unido, Alemania, Noruega y Holanda.
Según el BID, para que Bolivia mejore la calidad de sus datos, un primer paso es mejorar la dotación de recursos del INE para cumplir todas sus funciones, y evitar “la injerencia política sobre las actividades de la institución, comenzando con la imposición de algunas autoridades políticas sobre los procesos de contratación y despido de personal”.
La recomendación es que, mediante ley, “se garantice la dotación de recursos para un funcionamiento eficiente, y se conforme un directorio eminentemente técnico que regule las acciones de la institución”.
En su reporte más reciente, dicha organización considera que “hay problemas significativos en la calidad de los datos producidos en Ecuador, El Salvador y Brasil”, y que, peor aún, “los datos producidos en Bolivia y Haití son probablemente de escaso valor cuando se trata de describir las condiciones económicas imperantes”.
World Economics es una organización internacional que afirma estar desarrollando “mejores y más rápidas” mediciones de la actividad económica, y forma parte de Information Sciences, “una empresa con 35 años de historia en la producción de información económica utilizada por corporaciones, instituciones financieras y gobiernos en todo el mundo”.
Calidad de los datos empeora
El ranking de calidad de datos de World Economics, actualizado a diciembre de 2017, situaba a Bolivia en el puesto 146 de 154 países evaluados, solo por encima del Congo, Eritrea, Sudán, Madagascar, República Centroafricana, Comoros, El Salvador y Haití.
Un año después, a diciembre de 2018, el ranking revela que Bolivia ha caído al puesto 152. Ahora sólo está mejor que Haití (puesto 154, en el último lugar) y el Congo (153). Con ello, se reafirma que la calidad de los datos en Bolivia está entre los peores del mundo.
De igual manera, Bolivia se sitúa en el penúltimo lugar a nivel del continente americano, en el puesto 25, y sólo por encima de Haití (puesto 26).
Canadá encabeza el ranking en América, pero está en el décimo lugar a nivel mundial. EEUU está en segundo lugar en el continente, pero en el puesto 12 a nivel mundial. Chile, Costa Rica y Colombia ocupan el tercer, cuarto y quinto puesto respectivamente en América, pero están en el sitio 25, 48 y 49 a nivel mundial.
Venezuela, que según World Economics padece de “serias interferencias gubernamentales” en sus datos económicos, está en el puesto 23 de América y en el puesto 120 a nivel mundial.
El ranking también es tajante con los datos de Brasil, situándolo en el puesto 115 a nivel mundial y en el 21 a nivel continental, apenas mejor que Venezuela y Guyana, y peor que Surinam y Guatemala, entre muchos otros.
[caption id="attachment_470436" align="alignnone" width="339"] Calidad de datos: Bolivia en penúltimo lugar de América y antepenúltimo en el mundo. Fuente: World Economics[/caption]
¿Pobre capacidad estadística?
La baja posición de Bolivia en el ranking de World Economics coincide con algunos resultados de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del año 2018, donde Bolivia figura entre los países con menor capacidad estadística y en el que se advierte de la “injerencia política” sobre las actividades del INE y la influencia del gobierno sobre “la publicación o no de algún dato estadístico”.
Para este estudio, el BID había desarrollado el Índice de Capacidad Estadística Nacional (ICEN), una herramienta diseñada justamente para medir de forma cuantitativa la capacidad de los sistemas estadísticos de los países de América Latina.
Según el ICEN, México, Colombia y Brasil mostraban las mejores capacidades estadísticas de los países evaluados. Perú, Ecuador y República Dominicana estaban en posiciones intermedias cercanas al promedio regional. Mientras que Argentina, Bolivia, El Salvador y Guatemala estaban en una situación “débil”.
En el documento, el BID recordaba que países como Bolivia y Ecuador han “sido históricamente débiles, sobre todo si se consideran los escasos recursos con que han contado, pero los cambios políticos internos o externos de los últimos años han fortalecido considerablemente sus oficinas nacionales de estadística”.
Sin embargo, también advertía que estas mejoras no necesariamente conllevaron “a una mayor institucionalidad y la capacidad de resistir presiones desde el gobierno en contextos económicos y políticos menos propensos que los de los últimos años”.
PIB es cuestionado pero sigue siendo poderoso
Distintos investigadores han catalogado al PIB como “uno de los números más poderosos del mundo”, porque influyen en las políticas de los gobiernos, en los flujos de la cooperación internacional, y son usados por bancos, organizaciones financieras y todo tipo de instituciones y empresas alrededor del mundo para justificar la toma de decisiones, entre otras.
En ese sentido, pese a que es un indicador cada vez más cuestionado para medir el progreso económico de las sociedades, y pese a que la desconexión entre el PIB y la realidad económica es crecientemente evidente, sigue siendo el número de referencia para las comparaciones y diagnósticos mundiales.
Pese a su importancia, World Economics nota que “pocos países han logrado los estándares de calidad internacional establecidos por las Naciones Unidas, o han seguido sus recomendaciones. Incluso cuando los datos alcanzan estos estándares, la mayoría de las mediciones del PIB están conceptualmente erradas en la manera en que los datos son recolectados y presentados”.
[caption id="attachment_470437" align="alignright" width="300"] El PIB es cada vez más cuestionado, pero sigue teniendo poder de influencia[/caption]
Midiendo la calidad de los datos
El ranking de calidad de datos de World Economics es una herramienta desarrollada “para revisar la utilidad de los datos del PIB de los países”. La medición de la calidad de los datos está basada en 6 factores, y cada factor “es evaluado para proveer resultados de cada país, que luego son normalizados usando la desviación estándar de cada factor y combinado en el puntaje del ranking, usando un agregado ponderado para reflejar la importancia de cada factor”.
Estos factores son: año base utilizado (el punto de comparación que usan los países para mostrar el crecimiento de su PIB), los estándares de cuentas nacionales utilizadas, el tamaño de la economía informal, los recursos usados para medir la actividad económica, la probabilidad de interferencia gubernamental en la producción de datos económicos, y una variable aproximada de las barreras regulatorias que las empresas enfrentan generalmente.
“Debe notarse que con cierta frecuencia hay variaciones entre lo que el Banco Mundial y el FMI publican como el más reciente año base y/o el más reciente estándar de cuentas nacionales utilizado, y lo que los propios países afirman estar usando. Esto es a veces causado por inevitables retrasos por el tiempo entre los cambios implementados en los países y el momento en que esa información llega a las organizaciones internacionales, y a veces se da por simple error”, afirma World Economics.
Sea como fuere, la organización asegura que “se toma la molestia de averiguar cuál es la realidad en el terreno que sustenta las cifras. Si es que ocasionalmente también fallamos en reflejar los últimos cambios, nos disculpamos anticipadamente, pero esperamos que los datos en este informe sean lo más correctos y actualizados”.
¿Cómo se calcula el puntaje de cada país?
La metodología de World Economics consiste en asignar un peso o importancia a cada uno de los seis factores mencionados, y luego se los combina para generar un puntaje que va de 0 a 100 (0 es el peor resultado y 100 significa que la calidad de los datos es ideal).
Las tres variables a las que se le asigna mayor peso (25% a cada una) son las que considera como “más objetivas”: los índices de año base, los estándares de cuentas nacionales utilizado, y el tamaño de la economía informal. En conjunto equivalen al 75% de la puntuación del país.
Mientras tanto, las otras tres variables, que son más de aproximación (recursos disponibles para medir la economía, interferencia del gobierno y las barreras regulatorias) tienen un peso colectivo del 25% restante.
Respecto al año base, las Naciones Unidas recomiendan actualizarlo cada 5 años, aunque la mayoría de los países desarrollados lo hacen cada año. “Mientras más antiguo el año base usado por un país, más inexactas son las estimaciones del PIB y por tanto recibe menor puntaje en el ranking”, explica World Economics.
Por otra parte, las mediciones del PIB de los países están regidas por un estándar global: el Sistema de las Naciones Unidas para las Cuentas Nacionales (SNA, por su sigla en inglés), que consiste en una serie de recomendaciones acordadas internacionalmente sobre cómo compilar y medir la actividad económica para facilitar la comparación internacional de las estadísticas sobre la economía. El primer SNA fue publicado en 1953, y luego se hicieron tres actualizaciones: SNA 1968, SNA 1993 y SNA 2008.
Según World Economics, “mientras más tarda un país en actualizar su SNA, menos confiables se vuelven sus datos, particularmente cuando se los comparan con países que usan una versión más reciente de SNA. Por tanto, mientras más nuevo el SNA del país, mayor puntaje obtiene para el ranking”.
La información sobre el año base y sobre el SNA usados por los países proviene de los indicadores del Banco Mundial, del FMI y de las Naciones Unidas, así como de las propias oficinas de estadística de cada país (en el caso de Bolivia, el INE).
Asimismo, World Economics explica que el tamaño del sector informal de la economía también es un factor clave cuando se evalúa la calidad de los datos de los países: “la existencia de actividades informales de gran tamaño es tan importante económicamente, que excluirlo de las cuentas nacionales oficiales es insatisfactorio (…) Mientras mayor el tamaño de la economía informal, menor será el puntaje del país. Por ejemplo, en EEUU la economía informal alcanza sólo al 7% y por tanto recibe un puntaje de 100, mientras que Panamá tiene un 60% de informalidad, por lo que su puntaje es de 12”.
El dato sobre el tamaño de la economía informal utilizado para esta medición proviene del informe del FMI titulado “Economías Sombra alrededor del Mundo: ¿Qué aprendimos en los últimos 20 años?”, publicado en enero de 2018.
En este informe resalta que “las tres mayores economías sombra son Zimbabwe con 60,6%, Bolivia con 62,3% y Georgia con 64,9%”, mientras que el promedio mundial ronda el 30%.
[caption id="attachment_470438" align="aligncenter" width="428"] Crecimiento PIB de Bolivia. Fuente: INE[/caption]
De ahí que Bolivia tiene un puntaje bajo, de apenas 23,3 puntos sobre 100. Es este puntaje el responsable de su penúltimo lugar en calidad de datos económicos, ya que sólo es mayor que Haití (19,3) en el continente. En cambio, el primer lugar en calidad en América, Canadá, tiene un puntaje de 96,6.
El ranking mundial es encabezado por Nueva Zelanda (98,5 puntos), seguido por Suiza (97,8 puntos) y Dinamarca (97,2), Suecia, Reino Unido, Alemania, Noruega y Holanda.
Según el BID, para que Bolivia mejore la calidad de sus datos, un primer paso es mejorar la dotación de recursos del INE para cumplir todas sus funciones, y evitar “la injerencia política sobre las actividades de la institución, comenzando con la imposición de algunas autoridades políticas sobre los procesos de contratación y despido de personal”.
La recomendación es que, mediante ley, “se garantice la dotación de recursos para un funcionamiento eficiente, y se conforme un directorio eminentemente técnico que regule las acciones de la institución”.