Miguel Michel Cruz, del éxito en el fisiculturismo al cine
Luis Miguel Michel Cruz pesaba 54 kilos. Como todo adolescente aún no sabía qué era exactamente lo que quería ser en la vida, sin embargo, sentía una gran admiración por su hermano que se dedicaba al motociclismo. Más temprano que tarde se dio cuenta que le gustaba demasiado el...
Luis Miguel Michel Cruz pesaba 54 kilos. Como todo adolescente aún no sabía qué era exactamente lo que quería ser en la vida, sin embargo, sentía una gran admiración por su hermano que se dedicaba al motociclismo. Más temprano que tarde se dio cuenta que le gustaba demasiado el deporte.
Algo a cada momento le decía que había nacido para ello, más aún su extrema delgadez se convertía en un tropiezo.
El primer deporte que realizó a los doce años fue natación, se dedicó tanto que logró ser campeón departamental en la categoría infantil B a la que pertenecía, ganó también la prueba de cruzar el lago San Jacinto.
Empero, su sueño de competir en motociclismo continuaba en pie, sobre todo porque creció viendo competir a su hermano en el circuito. “Lamentablemente este deporte es caro, debía tener una moto y tenerla bien reparada. Eso era una gran inversión”, dice a modo de lamento.
Pero de inmediato recuerda una memorable etapa en la que ingresó a ese deporte y punteaba en la categoría promocional departamental de motociclismo. “Estaba en esa etapa porque yo era nuevo”, aclara y añade que “como es la naturaleza de la vida, no siempre todo sale bien”.
Miguel comenzó con una motocicleta 125 y luego pasó a una 250, subió de categoría, pero lamentablemente llegó lo inesperado. Tuvo un accidente muy fuerte que le impidió participar en la competencia nacional para la que se preparaba y que se realizaría en Tarija.
Más aún, como dice la moraleja “lo malo siempre trae algo bueno”, de tal manera que tras este accidente su hermano le recomendó ir al gimnasio, sobre todo porque la potencia de la motocicleta vencía muchas veces su delgado cuerpo.
A la edad de 18 años comenzó a ir al gimnasio, pasó un mes y luego dos, y un día de suerte se dio cuenta que su cuerpo comenzaba a definirse más rápido de lo normal. En ese entonces entrenaba en el gimnasio Pastor, lugar al que “por cosas de la vida” llegaron personas que pegaron unos afiches en la puerta. Se trataba de la publicidad para que jóvenes interesados participen en el Míster Tarija.
Un día de esos se le acercó el presidente de la Asociación de fisiculturismo Raúl López. Al verlo con cierta definición muscular le preguntó si no estaba interesado en participar. Así comenzó a explicarle más detalles sobre ese mundo que pronto Miguel Michel haría suyo.
Le detalló por ejemplo que los concursos se hacen por categorías de acuerdo al peso y que no siempre se debe ser robusto, lo último terminó por animarlo. “Mi hermano que alguna vez hizo fisiculturismo y tenía algo de conocimiento sobre el tema me hizo contacto con uno de los mejores preparadores físicos como es Daniel León. De esa manera entré de lleno al fisiculturismo”, cuenta Miguel reviviendo las primeras emociones de ese momento.
Cuando compitió en el Míster Tarija de ese entonces continuaba pesando 54 kilos, empero, su cuerpo ya estaba muy definido, por lo que estuvo a un paso de llevarse el título principal.
Ese estar a punto y no haber ganado la competencia no le desanimó y más aún le alentó a seguir hasta conseguir el título de Míster Tarija en otras versiones de la competencia.
Los logros que llegaron con el esfuerzo
Miguel Michel en la actualidad es ingeniero civil, agente de viajes y Míster Tarija, además de campeón departamental invicto, multicampeón nacional y ganador de dos medallas de bronce en el campeonato sudamericano. Su meta hoy es ganar la presea dorada para Bolivia en el sudamericano. “Quiero consagrarme como uno de los mejores, a raíz de lo que yo aposté”, afirma convencido de su potencial.
Recuerda que en un principio no tuvo el apoyo de sus padres ni de sus hermanos, pues siempre le decían que debía estudiar y trabajar, ya que de fisiculturista se moriría de hambre. “Quién te va dar plata si nosotros tenemos cabal”, era la frase constante.
Paralelo a eso muchas amistades le aconsejaban dedicarse al estudio o al fisiculturismo, pues hacer las dos cosas a la vez era, según ellos, imposible. Esto fue un reto para Miguel quien se planteó estudiar ingeniería civil y a la vez destacar en fisiculturismo, y así lo logró.
Hoy tras tiempo de haber conseguido su cometido, cuenta que no lo hizo por demostrar a la gente que podía hacerlo sino porque se retó a sí mismo. Admite que no fue sencillo, tuvo que trabajar duro para lograrlo, prácticamente concentrado en su meta y nada más.
Se despertaba a las cuatro de la madrugada, se cocinaba su dieta especial hasta las cinco y media, a las seis de la mañana ingresaba a un gimnasio como instructor, tarea que cumplía hasta las dos de la tarde. A las 15.00 ya debía estar en la universidad, donde estudiaba hasta las nueve de la noche. De 21.00 a 22.00 entrenaba y al fin podía dormir. Así pasaron sus días hasta que alcanzó su sueño.
“Me trabajaba como instructor, asesoraba a algunas personas y el dinero que lograba era para prepararme en fisiculturismo. Veía que en otros lugares del mundo viven del fitness y decía por qué yo no. Hoy soy ingeniero civil, agente de viajes y fisiculturista”, dice con orgullo.
Un sueño hecho realidad
Aunque Miguel trabajó como ingeniero civil siempre tuvo el sueño de poner un gimnasio. Hoy su imagen para él tiene un segundo significado, dar el ejemplo y el impulso a jóvenes que sueñan con hacer de este deporte una forma de vida.
“Quería poner un gym, tener máquinas de primera, tener las caminadoras, en fin. Lo hice realidad, pero trabajé mucho por eso. Fue ese el momento en el que mi familia y amistades vieron que no iba a dejar esto, me digan lo que me digan. Así terminaron apoyándome y hoy están orgullosos”, cuenta.
El gimnasio de Miguel se llama Evolution Pro, en la actualidad estudia la posibilidad de instalar otro de este tipo, sin embargo, revela que siente mayor aceptación y reconocimiento a su trabajo en otros departamentos como Cochabamba y Santa Cruz.
“Cuando viajo me piden una fotito, reconocen mi trabajo. En Tarija están acostumbrados a verme. En otros lados me piden consejos y ésa es una gran motivación”
Sobre esto agrega que “nadie es profeta en su tierra” por lo que pensó en instalar un gimnasio en Santa Cruz, más aún los costos son muy elevados.
El consejo para la juventud
Dejar el miedo atrás para cumplir los sueños, es el mejor consejo que da Miguel Michel. En lo posterior Miguel se prepara para pugnar por el título de Míster Bolivia, pues tras ocho años de ausencia esta competición se efectuará en Tarija. Cuenta que éste será un sueño cumplido, ya que revela que en 25 años nunca hubo un tarijeño que logró el Míster Bolivia.
La película “Blood Red Ox”
[caption id="attachment_241271" align="alignnone" width="1280"] Actores de la película junto al director[/caption]
El cuerpo que antes fue la debilidad de Miguel Michel hoy se convirtió en una de sus mayores armas. “Blood Red Ox” es el nombre de la película en la que por invitación actúa como uno de los personajes principales.
Aunque no puede revelarnos mucho sobre el film, cuenta que está dirigido por el afamado director de cine Rodrigo Bellott, añade que participan los mejores actores y actrices bolivianas.
“Se tuvo mucha inversión, yo me sentí muy halagado porque el productor me habló para que yo pueda formar parte de la película”, dice.
Agrega que parte de la película se filmó en la Victoria en la casa de la familia Lema y ahora se filman escenas en Los Ángeles-EEUU. Se prevé que la película -que mezcla realidad, mitología y ficción- tardará un año en cuanto a edición y otros detalles.
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La frase
“Ganar el Míster Bolivia sería pasar a la historia, tenemos incluso el campeón mundial de fisiculturismo que es tarijeño, pero no obtuvo el Míster Bolivia. Por lo que ese logro queda vacante”, dice.
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Algo a cada momento le decía que había nacido para ello, más aún su extrema delgadez se convertía en un tropiezo.
El primer deporte que realizó a los doce años fue natación, se dedicó tanto que logró ser campeón departamental en la categoría infantil B a la que pertenecía, ganó también la prueba de cruzar el lago San Jacinto.
Empero, su sueño de competir en motociclismo continuaba en pie, sobre todo porque creció viendo competir a su hermano en el circuito. “Lamentablemente este deporte es caro, debía tener una moto y tenerla bien reparada. Eso era una gran inversión”, dice a modo de lamento.
Pero de inmediato recuerda una memorable etapa en la que ingresó a ese deporte y punteaba en la categoría promocional departamental de motociclismo. “Estaba en esa etapa porque yo era nuevo”, aclara y añade que “como es la naturaleza de la vida, no siempre todo sale bien”.
Miguel comenzó con una motocicleta 125 y luego pasó a una 250, subió de categoría, pero lamentablemente llegó lo inesperado. Tuvo un accidente muy fuerte que le impidió participar en la competencia nacional para la que se preparaba y que se realizaría en Tarija.
Más aún, como dice la moraleja “lo malo siempre trae algo bueno”, de tal manera que tras este accidente su hermano le recomendó ir al gimnasio, sobre todo porque la potencia de la motocicleta vencía muchas veces su delgado cuerpo.
A la edad de 18 años comenzó a ir al gimnasio, pasó un mes y luego dos, y un día de suerte se dio cuenta que su cuerpo comenzaba a definirse más rápido de lo normal. En ese entonces entrenaba en el gimnasio Pastor, lugar al que “por cosas de la vida” llegaron personas que pegaron unos afiches en la puerta. Se trataba de la publicidad para que jóvenes interesados participen en el Míster Tarija.
Un día de esos se le acercó el presidente de la Asociación de fisiculturismo Raúl López. Al verlo con cierta definición muscular le preguntó si no estaba interesado en participar. Así comenzó a explicarle más detalles sobre ese mundo que pronto Miguel Michel haría suyo.
Le detalló por ejemplo que los concursos se hacen por categorías de acuerdo al peso y que no siempre se debe ser robusto, lo último terminó por animarlo. “Mi hermano que alguna vez hizo fisiculturismo y tenía algo de conocimiento sobre el tema me hizo contacto con uno de los mejores preparadores físicos como es Daniel León. De esa manera entré de lleno al fisiculturismo”, cuenta Miguel reviviendo las primeras emociones de ese momento.
Cuando compitió en el Míster Tarija de ese entonces continuaba pesando 54 kilos, empero, su cuerpo ya estaba muy definido, por lo que estuvo a un paso de llevarse el título principal.
Ese estar a punto y no haber ganado la competencia no le desanimó y más aún le alentó a seguir hasta conseguir el título de Míster Tarija en otras versiones de la competencia.
Los logros que llegaron con el esfuerzo
Miguel Michel en la actualidad es ingeniero civil, agente de viajes y Míster Tarija, además de campeón departamental invicto, multicampeón nacional y ganador de dos medallas de bronce en el campeonato sudamericano. Su meta hoy es ganar la presea dorada para Bolivia en el sudamericano. “Quiero consagrarme como uno de los mejores, a raíz de lo que yo aposté”, afirma convencido de su potencial.
Recuerda que en un principio no tuvo el apoyo de sus padres ni de sus hermanos, pues siempre le decían que debía estudiar y trabajar, ya que de fisiculturista se moriría de hambre. “Quién te va dar plata si nosotros tenemos cabal”, era la frase constante.
Paralelo a eso muchas amistades le aconsejaban dedicarse al estudio o al fisiculturismo, pues hacer las dos cosas a la vez era, según ellos, imposible. Esto fue un reto para Miguel quien se planteó estudiar ingeniería civil y a la vez destacar en fisiculturismo, y así lo logró.
Hoy tras tiempo de haber conseguido su cometido, cuenta que no lo hizo por demostrar a la gente que podía hacerlo sino porque se retó a sí mismo. Admite que no fue sencillo, tuvo que trabajar duro para lograrlo, prácticamente concentrado en su meta y nada más.
Se despertaba a las cuatro de la madrugada, se cocinaba su dieta especial hasta las cinco y media, a las seis de la mañana ingresaba a un gimnasio como instructor, tarea que cumplía hasta las dos de la tarde. A las 15.00 ya debía estar en la universidad, donde estudiaba hasta las nueve de la noche. De 21.00 a 22.00 entrenaba y al fin podía dormir. Así pasaron sus días hasta que alcanzó su sueño.
“Me trabajaba como instructor, asesoraba a algunas personas y el dinero que lograba era para prepararme en fisiculturismo. Veía que en otros lugares del mundo viven del fitness y decía por qué yo no. Hoy soy ingeniero civil, agente de viajes y fisiculturista”, dice con orgullo.
Un sueño hecho realidad
Aunque Miguel trabajó como ingeniero civil siempre tuvo el sueño de poner un gimnasio. Hoy su imagen para él tiene un segundo significado, dar el ejemplo y el impulso a jóvenes que sueñan con hacer de este deporte una forma de vida.
“Quería poner un gym, tener máquinas de primera, tener las caminadoras, en fin. Lo hice realidad, pero trabajé mucho por eso. Fue ese el momento en el que mi familia y amistades vieron que no iba a dejar esto, me digan lo que me digan. Así terminaron apoyándome y hoy están orgullosos”, cuenta.
El gimnasio de Miguel se llama Evolution Pro, en la actualidad estudia la posibilidad de instalar otro de este tipo, sin embargo, revela que siente mayor aceptación y reconocimiento a su trabajo en otros departamentos como Cochabamba y Santa Cruz.
“Cuando viajo me piden una fotito, reconocen mi trabajo. En Tarija están acostumbrados a verme. En otros lados me piden consejos y ésa es una gran motivación”
Sobre esto agrega que “nadie es profeta en su tierra” por lo que pensó en instalar un gimnasio en Santa Cruz, más aún los costos son muy elevados.
El consejo para la juventud
Dejar el miedo atrás para cumplir los sueños, es el mejor consejo que da Miguel Michel. En lo posterior Miguel se prepara para pugnar por el título de Míster Bolivia, pues tras ocho años de ausencia esta competición se efectuará en Tarija. Cuenta que éste será un sueño cumplido, ya que revela que en 25 años nunca hubo un tarijeño que logró el Míster Bolivia.
La película “Blood Red Ox”
[caption id="attachment_241271" align="alignnone" width="1280"] Actores de la película junto al director[/caption]
El cuerpo que antes fue la debilidad de Miguel Michel hoy se convirtió en una de sus mayores armas. “Blood Red Ox” es el nombre de la película en la que por invitación actúa como uno de los personajes principales.
Aunque no puede revelarnos mucho sobre el film, cuenta que está dirigido por el afamado director de cine Rodrigo Bellott, añade que participan los mejores actores y actrices bolivianas.
“Se tuvo mucha inversión, yo me sentí muy halagado porque el productor me habló para que yo pueda formar parte de la película”, dice.
Agrega que parte de la película se filmó en la Victoria en la casa de la familia Lema y ahora se filman escenas en Los Ángeles-EEUU. Se prevé que la película -que mezcla realidad, mitología y ficción- tardará un año en cuanto a edición y otros detalles.
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La frase
“Ganar el Míster Bolivia sería pasar a la historia, tenemos incluso el campeón mundial de fisiculturismo que es tarijeño, pero no obtuvo el Míster Bolivia. Por lo que ese logro queda vacante”, dice.
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