Pese a certificación de 10,7 TCF, Sánchez insiste en los 132 TCF
Ni dos días tardó en convertirse en papel mojado la certificación de reservas que costó 750.000 dólares y presentó el pasado miércoles la empresa canadiense Sproule. La certificación habla de 10,7 Trillones de pies cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) de reservas probadas en el...
Ni dos días tardó en convertirse en papel mojado la certificación de reservas que costó 750.000 dólares y presentó el pasado miércoles la empresa canadiense Sproule. La certificación habla de 10,7 Trillones de pies cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) de reservas probadas en el subsuelo del país, pero el Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez se empeña en manejar la cifra de 132 Trillones de pies cúbicos que baraja la consultora Beicip Franlab y que su propio ejecutivo, Frederick Schneider consideró “una utopía”, puesto que para ello habría que perforar “todo el país”.
Cuando Sánchez o el presidente de YPFB, Óscar Barriga, se refieren al informe de Sproule, tampoco utilizan el dato de 10,7 de reservas probadas, que son aquellas que tienen el 90 por ciento de probabilidades de ser rescatadas con éxito, sino que suman las probables, cuyo porcentaje de recuperación exitosa es del 50 por ciento y cuyo sumatorio arroja un dato de 12,5 TCF.
El dato de reservas probadas es mejor que el de 2013, que fue de 10,45 TCF, aunque sumaba prácticamente ocho más entre probables y posibles. En la certificación actual probables y posibles solo suman 4 TCF adicionales, lo que ha llevado a diferentes expertos a advertir que lo que se ha hecho es, mediante la inversión en explotación, dar mayores certezas a las reservas ya identificadas, pero apenas se ha logrado incorporar nuevas. YPFB, sin embargo, asegura que se han logrado más de 200 exploraciones exitosas.
El otro enfoque cuestionado es la insistencia en la “tranquilidad” para la exportación mientras la industrialización pasa a segundo plano. Expertos del CEDIB y otros exfuncionarios de YPFB han recomendado establecer una reserva estratégica que no ponga en riesgo las inversiones en industrialización, como la petroquímica de Yacuiba, para que el país pueda salir de la matriz extractivista y profundizar en una matriz transformadora. Sin embargo, las autoridades ministeriales y de Yacimientos insisten en la perspectiva de la exportación a los mercados vecinos. De ahí que el cálculo de los 14 años de independencia energética, menos que la vida útil de la planta de urea, incluya no solo el abastecimiento interno sino los volúmenes previstos de exportación.
“Yo les diría, en coro, y el coro tendrían que decirlo los 12 millones de bolivianos: no solamente estén tranquilos por los próximos 15 ó 17 años, sino que estén tranquilos porque la cantidad de recursos que nosotros tenemos nos va a permitir ser exportadores durante muchos años más”, dijo el viernes el presidente de YPFB, Oscar Barriga, en declaraciones a la ABI.
El Ministro Sánchez, por su parte, se empleó en monetizar los volúmenes, los que cifró en “90.000 millones de dólares”, se entiende en valor de exportación, puesto que en el mercado interno el precio es subsidiado.
En la clausura, el Vicepresidente Álvaro García Linera se subió a otro carro de la exportación, en este caso de Gas Natural Licuado (GNL), para lo que hace falta tender los ductos hasta Ilo u otro puerto, construir la planta para licuar el gas y de ahí, incursionar en el comercio de ultramar a través de los barcos metaneros. De momento apenas hay un estudio al respecto. “Bolivia tiene el firme propósito de ser un abastecedor competitivo de electricidad a las hermanas republicas de Brasil y argentina desde el año 2019 y de ser un ofertante de GNL a los mercados mundiales”, puntualizó García Linera.
Exigen los datos campo por campo
“Si bien se han presentado los datos resumidos de la certificación de reservas, en los próximos días, YPFB debe hacer público el informe completo de esta certificación, a fin de que los departamentos productores, y el país en su conjunto, conozcan el detalle de las reservas por departamento y por campo hidrocarburífero, para acceder a información oportuna y necesaria sobre la gestión de un recurso que es de todos los bolivianos”, señala la Fundación Jubileo en un comunicado.
Cuando Sánchez o el presidente de YPFB, Óscar Barriga, se refieren al informe de Sproule, tampoco utilizan el dato de 10,7 de reservas probadas, que son aquellas que tienen el 90 por ciento de probabilidades de ser rescatadas con éxito, sino que suman las probables, cuyo porcentaje de recuperación exitosa es del 50 por ciento y cuyo sumatorio arroja un dato de 12,5 TCF.
El dato de reservas probadas es mejor que el de 2013, que fue de 10,45 TCF, aunque sumaba prácticamente ocho más entre probables y posibles. En la certificación actual probables y posibles solo suman 4 TCF adicionales, lo que ha llevado a diferentes expertos a advertir que lo que se ha hecho es, mediante la inversión en explotación, dar mayores certezas a las reservas ya identificadas, pero apenas se ha logrado incorporar nuevas. YPFB, sin embargo, asegura que se han logrado más de 200 exploraciones exitosas.
El otro enfoque cuestionado es la insistencia en la “tranquilidad” para la exportación mientras la industrialización pasa a segundo plano. Expertos del CEDIB y otros exfuncionarios de YPFB han recomendado establecer una reserva estratégica que no ponga en riesgo las inversiones en industrialización, como la petroquímica de Yacuiba, para que el país pueda salir de la matriz extractivista y profundizar en una matriz transformadora. Sin embargo, las autoridades ministeriales y de Yacimientos insisten en la perspectiva de la exportación a los mercados vecinos. De ahí que el cálculo de los 14 años de independencia energética, menos que la vida útil de la planta de urea, incluya no solo el abastecimiento interno sino los volúmenes previstos de exportación.
“Yo les diría, en coro, y el coro tendrían que decirlo los 12 millones de bolivianos: no solamente estén tranquilos por los próximos 15 ó 17 años, sino que estén tranquilos porque la cantidad de recursos que nosotros tenemos nos va a permitir ser exportadores durante muchos años más”, dijo el viernes el presidente de YPFB, Oscar Barriga, en declaraciones a la ABI.
El Ministro Sánchez, por su parte, se empleó en monetizar los volúmenes, los que cifró en “90.000 millones de dólares”, se entiende en valor de exportación, puesto que en el mercado interno el precio es subsidiado.
En la clausura, el Vicepresidente Álvaro García Linera se subió a otro carro de la exportación, en este caso de Gas Natural Licuado (GNL), para lo que hace falta tender los ductos hasta Ilo u otro puerto, construir la planta para licuar el gas y de ahí, incursionar en el comercio de ultramar a través de los barcos metaneros. De momento apenas hay un estudio al respecto. “Bolivia tiene el firme propósito de ser un abastecedor competitivo de electricidad a las hermanas republicas de Brasil y argentina desde el año 2019 y de ser un ofertante de GNL a los mercados mundiales”, puntualizó García Linera.
Exigen los datos campo por campo
“Si bien se han presentado los datos resumidos de la certificación de reservas, en los próximos días, YPFB debe hacer público el informe completo de esta certificación, a fin de que los departamentos productores, y el país en su conjunto, conozcan el detalle de las reservas por departamento y por campo hidrocarburífero, para acceder a información oportuna y necesaria sobre la gestión de un recurso que es de todos los bolivianos”, señala la Fundación Jubileo en un comunicado.