Las manos tejedoras de doña Rosa Vilte
A sus 65 años doña Rosa



A sus 65 años doña Rosa aún se aventura desde la zona alta hasta la ciudad de Tarija, cargando consigo los tejidos artesanales buscando revalorizarlos.
Antes que el sol despierte e ilumine la pampa de Papachacra, una comunidad ubicada en la zona alta de Tarija, Rosa Vilte ya se encuentra en la planicie rodeada de sus ovejas y llamas. A las 5:00 am, con la penumbra y la brisa gélida de la mañana, coloca su phuska, un manojo de lana y sus viandas de comida dentro de su aguayo y se dirige a pastorear a su rebaño. La phuska es una pequeña rueca, una barrilla de madera que lleva adherida un disco.
Girando una y otra vez su rueca, de manera incesante, doña Rosa transforma la blanquecina lana que obtiene de sus ovejas y llamas en madejas de hilo que, teñidas con raíces, darán forma a prendas suaves de vistosos colores que traerá hasta la ciudad para comercializarlas.
A media cuadra en la calle general Trigo entre Ingavi y La Madrid, se encuentra sentada junto a sus tejidos artesanales, que van desde los Bs. 10 hasta los Bs. 200. También tiene disponibles los números 63799646 y el 67965663 para pedidos.
Pura Cepa, tuvo una grata conversación con la artesana y esto fue lo que nos comentó:
Pura Cepa (PC): ¿Qué edad tenía cuando aprendió a hilar?
Rosa Vilte (RV): “Desde chiquita aprendí a hilar y tejer tanto a croché como a palillo, desde mis ocho años. Nosotros solíamos llevar nuestros productos a la Quiaca (pueblo fronterizo de Argentina) y los vendíamos a un precio muy bajito. Luego, los artesanos de la zona alta fundamos la institución de “Tajzara”, pero desde el año 2012 trabajo de manera independiente, haciendo mis trabajos por cuenta propia, por eso vengo a la ciudad a vender.
Todo lo que tengo está hecho a mano, es artesanía con identidad cultural, recuperando los conocimientos ancestrales. Todo lo que tengo aquí es teñido con tintes naturales con varias plantas y raíces locales. Es un trabajo que me gusta y quiero darle valor, para que los clientes puedan apreciar la calidad de la producción local.
A la gente de aquí, de la ciudad y a los turistas les gusta estas artesanías y las aprecian. Cuando vengo me quedo por dos días, a veces tres días, ahora voy a estar hasta el jueves al mediodía”.
PC: ¿Cómo es el proceso de elaboración de las prendas?
RV: “Comienza desde la crianza del animal, cuido mucho a mis animales para obtener las mejores ovejitas y de ellas la mejor lana. Conlleva un tiempo y un proceso largo hacer el hilado y luego cada prenda. Es mi trabajo que le doy ese valor me siento agradecida porque la gente me ve me conoce compra mis productos me siento contenta.
Mientras cuidamos a los animalitos, vamos hilando todo el día sin parar con la phuska. Es un trabajo en familia. Cuando ya tenemos el hilo comenzamos a juntar las plantas y raíces para hacer el teñido.
PC: ¿Cuánto tiempo tarda en llegar desde su comunidad hasta la ciudad?
RV: “Casi es un día, a veces no hay movilidad y debemos salir hasta cierta parte y de ahí hay que agarrar el transporte hasta la ciudad. Aquí a veces no tengo donde quedarme y tengo que ir hasta otro lugar. Voy a regresar del 2 al 5 de enero, ojalá que se normalice el transporte. Toda la pandemia no he venido. Ha sido terrible en el campo, no había movilidad ni siquiera para llevarse algo”.
La tarijeña pide a la población que apoyen a la producciónde artesanías locales.