Cuidado con el clima frío
Elías Vidaurre Médico Las bajas temperaturas afectan la salud de las personas de diversas maneras, especialmente cuando es intenso. Junto a las enfermedades directamente ligadas al frío, como los cuadros de hipotermia o congelación, que pueden llevar en casos extremos incluso a la...
Elías Vidaurre Médico
Las bajas temperaturas afectan la salud de las personas de diversas maneras, especialmente cuando es intenso. Junto a las enfermedades directamente ligadas al frío, como los cuadros de hipotermia o congelación, que pueden llevar en casos extremos incluso a la muerte, existen otras afecciones más comunes a las que es difícil escapar cada invierno, especialmente si hablamos de niños pequeños.
Conociendo más
Entre los grupos de población más vulnerables al frío extremos se hallan ancianos, personas con enfermedades crónicas, desnutridas... y los recién nacidos y lactantes, pues su sistema de respuesta neurovascular no está todavía tan desarrollado como el de un niño o un adulto para regular su temperatura y luchar contra el frío.
También porque los más pequeños no tienen suficiente actividad física espontánea para entrar en calor y no pueden avisar claramente que tienen frío. El hecho de que lloren de manera insistente y descartemos hambre y sueño, habremos de comprobar que no tienen frío.
El pecho suele ser el lugar indicado para comprobar que están calientes, pero hemos de procurar que manos y pies, o la cara, también lo estén. El frío aumenta la incidencia de determinadas enfermedades, pero adelantamos que las bajas temperaturas disminuyen las defensas y producen cambios en el organismo que favorecen la aparición de enfermedades como gripe, bronquitis y neumonías.
De este modo, también los problemas respiratorios que sufren algunas personas empeoran y se produce un aumento de la tos, la sensación de ahogo y la producción de moco. El dolor de oídos y de garganta, la faringitis, también son más habituales en invierno. El frío además puede agravar algunas enfermedades crónicas, especialmente respiratorias, reumáticas y cardíacas. Quienes padecen problemas cardíacos notan mayor cansancio hasta síntomas de agotamiento, incluso ante esfuerzos pequeños.
El frío aumenta el riesgo de incendio e intoxicación por monóxido de carbono
Enfermedades Las bajas temperaturas también facilitan los accidentes de tráfico
como la gripe, bronquitis y neumonías se agravan
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Las bajas temperaturas afectan la salud de las personas de diversas maneras, especialmente cuando es intenso. Junto a las enfermedades directamente ligadas al frío, como los cuadros de hipotermia o congelación, que pueden llevar en casos extremos incluso a la muerte, existen otras afecciones más comunes a las que es difícil escapar cada invierno, especialmente si hablamos de niños pequeños.
Conociendo más
Entre los grupos de población más vulnerables al frío extremos se hallan ancianos, personas con enfermedades crónicas, desnutridas... y los recién nacidos y lactantes, pues su sistema de respuesta neurovascular no está todavía tan desarrollado como el de un niño o un adulto para regular su temperatura y luchar contra el frío.
También porque los más pequeños no tienen suficiente actividad física espontánea para entrar en calor y no pueden avisar claramente que tienen frío. El hecho de que lloren de manera insistente y descartemos hambre y sueño, habremos de comprobar que no tienen frío.
El pecho suele ser el lugar indicado para comprobar que están calientes, pero hemos de procurar que manos y pies, o la cara, también lo estén. El frío aumenta la incidencia de determinadas enfermedades, pero adelantamos que las bajas temperaturas disminuyen las defensas y producen cambios en el organismo que favorecen la aparición de enfermedades como gripe, bronquitis y neumonías.
De este modo, también los problemas respiratorios que sufren algunas personas empeoran y se produce un aumento de la tos, la sensación de ahogo y la producción de moco. El dolor de oídos y de garganta, la faringitis, también son más habituales en invierno. El frío además puede agravar algunas enfermedades crónicas, especialmente respiratorias, reumáticas y cardíacas. Quienes padecen problemas cardíacos notan mayor cansancio hasta síntomas de agotamiento, incluso ante esfuerzos pequeños.
El frío aumenta el riesgo de incendio e intoxicación por monóxido de carbono
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como la gripe, bronquitis y neumonías se agravan
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