Policías miraron pasivamente mientras acribillaban a víctimas en Desaguadero
La imputación revela además que la escena del crimen fue modificada para ocultar lo sucedido
La imputación formal contra los cinco policías involucrados en el operativo en la frontera entre Bolivia y Perú, donde dos personas perdieron la vida y otra resultó herida en un tiroteo, ha arrojado luz sobre la ejecución irregular de la acción por parte de los agentes y la omisión de socorro durante el ataque armado.
La imputación, a la que accedió Unitel, destaca que los policías simplemente observaron cómo los individuos fueron asesinados y no tomaron medidas. No se prepararon adecuadamente, no llevaron armas largas, y solo cinco agentes estaban presentes cuando se esperaba que hubiera dos patrullas policiales. Además, no se emprendió ninguna persecución de los narcotraficantes responsables del ataque.
Para llevar a cabo la operación, los policías utilizaron un minibús y una vagoneta, y reclutaron a una mujer civil para trasladarse a la región fronteriza de Desaguadero. La intervención se llevó a cabo en la madrugada del 22 de septiembre.
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En uno de los vehículos, se encontraron dos sargentos de la Felccn vestidos de civil y una mujer que se utilizó para realizar la transacción de drogas. Según la imputación, "en una camioneta se encontró el sargento Layme, el sargento Capquique y la señora Magdalena, cerca del puente internacional, haciéndose pasar por compradores de cocaína".
“En el minibús estaba la capitán Aguirre , sargento Callisaya , sargento Mayta, sargento Paucara y el suboficial Toledo quien estaba de civil y estaba en coordinación con el sargento Layme por línea abierta de teléfono”, explica la imputación.
La imputación pone de manifiesto una serie de irregularidades en el operativo y arroja dudas sobre la actuación de los agentes involucrados en el incidente que resultó en la pérdida de vidas humanas en la frontera entre Bolivia y Perú.
De manera sorpresiva, llegaron cuatro personas e intervienen la vagoneta donde estaban abordo los dos policías y una mujer civil.
Este grupo de sujetos procede a golpearlos y maniatarlos con alambres; sin embargo, ante la resistencia y los gritos de pedidos de ayuda, las tres personas fueron baleadas. El saldo terminó con un policía herido y dos mujeres fallecidas, entre ellas una policía.
Además, los delincuentes se llevaron una suma aproximada de 120 mil dólares, dinero que supuestamente tenía que ser utilizado para la adquisición de la droga.
“Los maniataron con alambres y ante los gritos, fueron acribillados con disparos de arma de fuego, volteándoles 120 mil dólares, se llevaron el dinero y mataron a dos ocupantes”, señala el documento.
Ante esta situación, el otro equipo de cinco policías que estaban a bordo en un minibús, no salió del vehículo y dejaron que sus camaradas sean acribillados por un grupo delictivo, según la imputación.
Tras la balacera, los cinco policías reportaron el hecho dos horas después de lo ocurrido “modificando la escena del crimen”. Además, levantaron los cuerpos sin vida “sin los protocolos de levantamiento de cadáver”.
La imputación a los cinco policías señala que esta operación se planificó ya que “se tiene las grabaciones extraídas del celular del sargento Callisaya” y otros elementos como capturas de celulares de las conversaciones que involucra a un coronel de la entidad verde olivo.