Patrullando en cuarentena, entre excusas y mentiras
La hora estaba fijada desde la noche antes y poco después del amanecer comenzaron a llegar los efectivos de diferentes unidades de la Policía y de la Guarnición Militar para la formación programada a las 6:30 para realizar un patrullaje en el que se evidenció, una vez más, que la...
La hora estaba fijada desde la noche antes y poco después del amanecer comenzaron a llegar los efectivos de diferentes unidades de la Policía y de la Guarnición Militar para la formación programada a las 6:30 para realizar un patrullaje en el que se evidenció, una vez más, que la “cuarentena estricta” quedó atrás, si es que la hubo en algún momento.
La primera tarea fue dividir al personal y distribuirlo en los puntos de mayor circulación de gente a pie o en vehículos. Algunos fueron enviados a la rotonda del aeropuerto, al Puente Bicentenario, el Puente Bolívar, el Mercado Central, pero la mayor parte del contingente se trasladó hasta el Mercado Campesino y todas las vías aledañas a la zona, donde para muchos la idea de “cuarentena estricta” o “distanciamiento social” es desconocida o hasta ridícula.
En motos o camionetas, los policías comenzaron a recorrer la zona en medio de una aglomeración igual a la de un “día normal” antes de la pandemia. Entonces al despejar a la gente les pidieron sus documentos, pero muchos de ellos tenían una terminación que reflejaba que le tocaba salir otro día, pero la “viveza criolla” siempre encuentra una salida.
“Lo que pasa, oficial, es que tengo que ayudar a mi abuelita. Ella está solita y yo tengo que hacer sus compras para ir a dejarle”, aquella es la excusa más recurrente por parte de la población, que intenta evitar un arresto, según contó uno de los efectivos policiales.
Sin embargo, en conversación con otros policías, la lista de argumentos y mentiras que escuchan en cada patrullaje es infinita, encontrándose historias que van desde lo trágico hasta lo gracioso e incluso lo absurdo.
Con una reducción de los controles durante las últimas semanas, la gente aprovechó para salir mucho más, sobre todo quienes viven de lo que ganan al día, como los gremiales y los taxistas. Los choferes son algunos de los que protagonizan muchas de las anécdotas de patrullaje.
“Varias veces pasa que los que están trabajando con su taxi, cuando se los para en un control y están llevando una pasajera, dicen que es su esposa o su hermana. Pero cuando les preguntan cómo se llama la esposa no saben. Así quieren engañar”, recuerda uno de ellos intentando no reír.
También hay otros que planifican un poco más su estrategia para pasar los controles sin ser molestados, como varios que pretenden tener una emergencia médica.
“Todos los días agarramos gente que dice que tiene que ir de emergencia al hospital o a la farmacia para comprar remedios y todavía muestran una receta. Pero cuando uno lee la receta resulta que era para comprar hace dos semanas y así van llevando gente en la parte de atrás”, cuenta el oficial, al tiempo de soltar una carcajada.
Con el mismo ingenio algunos taxistas optaron por fingir que salieron a abastecerse y llevan una bolsa de papa o de cebolla en el asiento del copiloto y a sus clientes atrás.
Pero también hay otras historias que no resultaron tan graciosas, como la de varios que optaron por ir un paso más allá y delinquir, escaneando los permisos otorgados por parte del Ministerio de Gobierno para imprimirlos con un número de placa diferente.
Muchos de estos documentos se ven casi como los originales, entonces los conductores lograron evadir los controles.
Pero según los policías, también hay varios que no le pusieron tanto empeño y optaron simplemente por fotocopiar el documento para pegarlo en los parabrisas “a veces están sin tinta o no se entienden. Eso es lo que ha hecho uno que decía que estaba estudiando medicina y decía que tenía que ir de urgencia al hospital a hacer su pasantía, pero ni siquiera estaba en la universidad”.
Como desde el inicio de la cuarentena, las autoridades dijeron que al igual que el personal de salud o distribuidores de alimentos, los trabajadores de la prensa tenían permiso para circular libremente, por lo que muchos “avivados” vieron ahí su oportunidad para esquivar los controles.
“Siempre nos dicen que tienen que ir a hacer sus notas, que trabajan en una radio o en un canal. Pero no tienen cámaras ni micrófonos y van llevando atrás sus bolsones del mercado. Cuando pedimos credenciales son solo fotocopias y ni se parecen”, contó un tercer oficial.
En general dicen que muchas veces se dan cuenta de las mentiras o excusas que suelen escuchar en zonas como el Campesino y en otros puntos, pero muchas veces optan por dejarlos pasar recomendando a las personas que vayan directo a sus casas. Aunque también reconocen que la gente cada vez respeta menos los horarios y los días permitidos, por lo que se les hace más difícil hacer el control.
Reporte oficial
Después del 21 de marzo con la declaratoria de la cuarentena total en todo el país, los controles se intensificaron mediante operativos coordinados entre la Policía y las Fuerzas Armadas. Así, se había reducido considerablemente la circulación a pie y en vehículos, por lo que las calles estaban prácticamente desiertas.
Pero cuando se comenzó a hablar de una flexibilización, antes de que la misma sea decretada por las autoridades, la población les tomó la palabra y rebasaron los intentos de querer controlar la situación.
A causa de esto, las autoridades de las instituciones se reunieron con el Comité Operativo de Emergencias Departamental (COED) el pasado jueves, donde se determinó que nuevamente se intensificarían los operativos desde temprano.
El viernes el comandante departamental de la Policía, coronel Eduardo Vargas, informó que se desplegaron 271 efectivos, en 18 vehículos, 18 motocicletas y a pie, además de 200 militares que se instalaron en puntos fijos.
El patrullaje duró varias horas con largas filas de vehículos y personas que no contaban con el permiso correspondiente y no acataban la cuarentena. Como era de esperarse, el punto más conflictivo fue el Mercado Campesino, seguido de otros como la rotonda del Puente Bicentenario.
“Primero el objetivo es decomisar todos los permisos que han auto-autorizado diferentes instituciones privadas y públicas con la finalidad de poder circular, no son legales esos permisos”, informó sobre el operativo el director departamental de Tránsito, coronel Aníbal Rivas.
La autoridad señaló que en esa media jornada se emitió 58 boletas de infracción por faltas y contravenciones a la ley, se arrestó a 7 personas, 7 vehículos y se logró decomisar un total de 1.097 permisos entre falsos y otros que no cumplían los requisitos.
Esta cifra es casi el triple de lo que se decomisó dos semanas atrás cuando encontraron aproximadamente 360, entre los que figuraban más de 50 permisos de falsos trabajadores de la prensa.
La primera tarea fue dividir al personal y distribuirlo en los puntos de mayor circulación de gente a pie o en vehículos. Algunos fueron enviados a la rotonda del aeropuerto, al Puente Bicentenario, el Puente Bolívar, el Mercado Central, pero la mayor parte del contingente se trasladó hasta el Mercado Campesino y todas las vías aledañas a la zona, donde para muchos la idea de “cuarentena estricta” o “distanciamiento social” es desconocida o hasta ridícula.
En motos o camionetas, los policías comenzaron a recorrer la zona en medio de una aglomeración igual a la de un “día normal” antes de la pandemia. Entonces al despejar a la gente les pidieron sus documentos, pero muchos de ellos tenían una terminación que reflejaba que le tocaba salir otro día, pero la “viveza criolla” siempre encuentra una salida.
“Lo que pasa, oficial, es que tengo que ayudar a mi abuelita. Ella está solita y yo tengo que hacer sus compras para ir a dejarle”, aquella es la excusa más recurrente por parte de la población, que intenta evitar un arresto, según contó uno de los efectivos policiales.
Sin embargo, en conversación con otros policías, la lista de argumentos y mentiras que escuchan en cada patrullaje es infinita, encontrándose historias que van desde lo trágico hasta lo gracioso e incluso lo absurdo.
Con una reducción de los controles durante las últimas semanas, la gente aprovechó para salir mucho más, sobre todo quienes viven de lo que ganan al día, como los gremiales y los taxistas. Los choferes son algunos de los que protagonizan muchas de las anécdotas de patrullaje.
“Varias veces pasa que los que están trabajando con su taxi, cuando se los para en un control y están llevando una pasajera, dicen que es su esposa o su hermana. Pero cuando les preguntan cómo se llama la esposa no saben. Así quieren engañar”, recuerda uno de ellos intentando no reír.
También hay otros que planifican un poco más su estrategia para pasar los controles sin ser molestados, como varios que pretenden tener una emergencia médica.
“Todos los días agarramos gente que dice que tiene que ir de emergencia al hospital o a la farmacia para comprar remedios y todavía muestran una receta. Pero cuando uno lee la receta resulta que era para comprar hace dos semanas y así van llevando gente en la parte de atrás”, cuenta el oficial, al tiempo de soltar una carcajada.
Con el mismo ingenio algunos taxistas optaron por fingir que salieron a abastecerse y llevan una bolsa de papa o de cebolla en el asiento del copiloto y a sus clientes atrás.
Pero también hay otras historias que no resultaron tan graciosas, como la de varios que optaron por ir un paso más allá y delinquir, escaneando los permisos otorgados por parte del Ministerio de Gobierno para imprimirlos con un número de placa diferente.
Muchos de estos documentos se ven casi como los originales, entonces los conductores lograron evadir los controles.
Pero según los policías, también hay varios que no le pusieron tanto empeño y optaron simplemente por fotocopiar el documento para pegarlo en los parabrisas “a veces están sin tinta o no se entienden. Eso es lo que ha hecho uno que decía que estaba estudiando medicina y decía que tenía que ir de urgencia al hospital a hacer su pasantía, pero ni siquiera estaba en la universidad”.
Como desde el inicio de la cuarentena, las autoridades dijeron que al igual que el personal de salud o distribuidores de alimentos, los trabajadores de la prensa tenían permiso para circular libremente, por lo que muchos “avivados” vieron ahí su oportunidad para esquivar los controles.
“Siempre nos dicen que tienen que ir a hacer sus notas, que trabajan en una radio o en un canal. Pero no tienen cámaras ni micrófonos y van llevando atrás sus bolsones del mercado. Cuando pedimos credenciales son solo fotocopias y ni se parecen”, contó un tercer oficial.
En general dicen que muchas veces se dan cuenta de las mentiras o excusas que suelen escuchar en zonas como el Campesino y en otros puntos, pero muchas veces optan por dejarlos pasar recomendando a las personas que vayan directo a sus casas. Aunque también reconocen que la gente cada vez respeta menos los horarios y los días permitidos, por lo que se les hace más difícil hacer el control.
Reporte oficial
Después del 21 de marzo con la declaratoria de la cuarentena total en todo el país, los controles se intensificaron mediante operativos coordinados entre la Policía y las Fuerzas Armadas. Así, se había reducido considerablemente la circulación a pie y en vehículos, por lo que las calles estaban prácticamente desiertas.
Pero cuando se comenzó a hablar de una flexibilización, antes de que la misma sea decretada por las autoridades, la población les tomó la palabra y rebasaron los intentos de querer controlar la situación.
A causa de esto, las autoridades de las instituciones se reunieron con el Comité Operativo de Emergencias Departamental (COED) el pasado jueves, donde se determinó que nuevamente se intensificarían los operativos desde temprano.
El viernes el comandante departamental de la Policía, coronel Eduardo Vargas, informó que se desplegaron 271 efectivos, en 18 vehículos, 18 motocicletas y a pie, además de 200 militares que se instalaron en puntos fijos.
El patrullaje duró varias horas con largas filas de vehículos y personas que no contaban con el permiso correspondiente y no acataban la cuarentena. Como era de esperarse, el punto más conflictivo fue el Mercado Campesino, seguido de otros como la rotonda del Puente Bicentenario.
“Primero el objetivo es decomisar todos los permisos que han auto-autorizado diferentes instituciones privadas y públicas con la finalidad de poder circular, no son legales esos permisos”, informó sobre el operativo el director departamental de Tránsito, coronel Aníbal Rivas.
La autoridad señaló que en esa media jornada se emitió 58 boletas de infracción por faltas y contravenciones a la ley, se arrestó a 7 personas, 7 vehículos y se logró decomisar un total de 1.097 permisos entre falsos y otros que no cumplían los requisitos.
Esta cifra es casi el triple de lo que se decomisó dos semanas atrás cuando encontraron aproximadamente 360, entre los que figuraban más de 50 permisos de falsos trabajadores de la prensa.