Las familias disfuncionales, factor de riesgo para el consumo de drogas en la adolescencia
Por: Tcnl. DEAP. Gonzalo Enrique Velasco Michel JEFE DEPARTAMENTAL DE LA FELCN - TARIJA Las adicciones encuentran campo fructífero entre los adolescentes, ya sea por curiosidad, inexperiencia, por buscar una salida a los grandes problemas que conlleva la etapa, o por una mezcla de todo lo...



Por: Tcnl. DEAP. Gonzalo Enrique Velasco Michel
JEFE DEPARTAMENTAL DE LA FELCN - TARIJA
Las adicciones encuentran campo fructífero entre los adolescentes, ya sea por curiosidad, inexperiencia, por buscar una salida a los grandes problemas que conlleva la etapa, o por una mezcla de todo lo anterior. Los adolescentes son presa fácil, debido a su desconocimiento y a la falta de control por parte de los padres o familiares cercanos.
La adolescencia constituye la etapa del desarrollo en la que el individuo se encuentra en un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la niñez y predice la adultez. A su vez constituye un momento de incertidumbre e inclusive de desesperación, una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres y de sueños acerca del futuro. Estas características de este período pasan a ser puntos de debilidad del individuo, el cual se encuentra con mayor propensión a ser abatido por el consumo de las drogas.
Familia, eslabón fundamental de la sociedad
La familia ha existido siempre a través de la historia y en todas las sociedades. Es el primer núcleo social en el cual todo ser humano participa. Su constitución requiere del encuentro y relación de dos personas que quieren unirse, en un proyecto de vida común, mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que surgirán de su relación.
Una familia se considera bajo los parámetros de funcional cuando cumple con las siguientes pautas: el ambiente familiar es organizado y cuidado, independientemente de las condiciones materiales de vida. Las jerarquías son claras entre padres e hijo y entre generaciones, predominando estilos de dirección democrático y participativo. Los roles genéricos están bien establecidos aunque son flexibles, la comunicación es fluida y abierta, con una direccionalidad adecuada. Se destaca el sentimiento de pertenencia e identidad familiar. Existen muchas características que aunque resulten potenciadoras de un desarrollo familiar positivo y funcional no son del todo un escudo infranqueable contra las adicciones y pueden constituir un factor de riesgo para que el adolescente caiga en el consumo de drogas.
Las familias disfuncionales se caracterizan por el fracaso en los papeles parentales y confusión de roles. Los conflictos continuos y crisis repetitivas abundan. Existe fuerte resistencia al cambio y amenazas continuas de separación. Ausencia total de reglas. Ausencia del cariño parental.
En medio de ese entorno disfuncional se encuentra el adolescente, que a su vez se encuentra transitando por lo que pudiera resultar como la etapa más difícil e importante de su vida; parece una presa totalmente fácil y asequible para caer en el entramado de las drogas y adicciones. Es en este momento del desarrollo en el que mayor apoyo familiar necesita el individuo, en el que la comunicación se establece como categoría elemental para elevar la autoestima, en la mayor parte de los casos muy baja.
Disfuncionalidad familiar, sinónimo de riesgo adictivo
En el contexto familiar, las actitudes favorables hacia el consumo de drogas ilegales, por una parte son; el maltrato y la violencia doméstica, la comunicación deficiente y la inconsistencia afectiva, esto daña la salud y el bienestar de los adolescentes y favorecen a que estos incorporen a su estilo de vida, el uso de sustancias psicoactivas.
Otros factores de riesgo pueden ser la pobre supervisión familiar que no vela por la seguridad y adecuada educación de los adolescentes, muchas veces los padres delegan la educación y vigilancia de los hijos alegando a que tienen mucho trabajo. La indisciplina que muchas veces no es controlada. Los conflictos en el hogar, ya sean por convivencia o por estilos de vida que han favorecido al adolescente a dejarlo actuar como se le antoje. Fomentemos las buenas relaciones entre padres e hijos es un factor protector frente al consumo de drogas. En cambio, las relaciones deficientes aumenta la posibilidad de que el adolescente experimente con alguna droga, también es común que en la adolescencia se produzcan conflictos entre hijos y padres.
Debemos tener presente que la familia se constituye como la célula fundamental de la sociedad, de ella depende la adecuada educación de sus miembros para su desempeño correcto dentro de la sociedad. La comunicación ocupa un lugar primario en la efectividad y calidad funcional del sistema familiar. Se constituye como la columna vertebral de la dinámica familiar y de las relaciones interpersonales.
JEFE DEPARTAMENTAL DE LA FELCN - TARIJA
Las adicciones encuentran campo fructífero entre los adolescentes, ya sea por curiosidad, inexperiencia, por buscar una salida a los grandes problemas que conlleva la etapa, o por una mezcla de todo lo anterior. Los adolescentes son presa fácil, debido a su desconocimiento y a la falta de control por parte de los padres o familiares cercanos.
La adolescencia constituye la etapa del desarrollo en la que el individuo se encuentra en un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la niñez y predice la adultez. A su vez constituye un momento de incertidumbre e inclusive de desesperación, una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres y de sueños acerca del futuro. Estas características de este período pasan a ser puntos de debilidad del individuo, el cual se encuentra con mayor propensión a ser abatido por el consumo de las drogas.
Familia, eslabón fundamental de la sociedad
La familia ha existido siempre a través de la historia y en todas las sociedades. Es el primer núcleo social en el cual todo ser humano participa. Su constitución requiere del encuentro y relación de dos personas que quieren unirse, en un proyecto de vida común, mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que surgirán de su relación.
Una familia se considera bajo los parámetros de funcional cuando cumple con las siguientes pautas: el ambiente familiar es organizado y cuidado, independientemente de las condiciones materiales de vida. Las jerarquías son claras entre padres e hijo y entre generaciones, predominando estilos de dirección democrático y participativo. Los roles genéricos están bien establecidos aunque son flexibles, la comunicación es fluida y abierta, con una direccionalidad adecuada. Se destaca el sentimiento de pertenencia e identidad familiar. Existen muchas características que aunque resulten potenciadoras de un desarrollo familiar positivo y funcional no son del todo un escudo infranqueable contra las adicciones y pueden constituir un factor de riesgo para que el adolescente caiga en el consumo de drogas.
Las familias disfuncionales se caracterizan por el fracaso en los papeles parentales y confusión de roles. Los conflictos continuos y crisis repetitivas abundan. Existe fuerte resistencia al cambio y amenazas continuas de separación. Ausencia total de reglas. Ausencia del cariño parental.
En medio de ese entorno disfuncional se encuentra el adolescente, que a su vez se encuentra transitando por lo que pudiera resultar como la etapa más difícil e importante de su vida; parece una presa totalmente fácil y asequible para caer en el entramado de las drogas y adicciones. Es en este momento del desarrollo en el que mayor apoyo familiar necesita el individuo, en el que la comunicación se establece como categoría elemental para elevar la autoestima, en la mayor parte de los casos muy baja.
Disfuncionalidad familiar, sinónimo de riesgo adictivo
En el contexto familiar, las actitudes favorables hacia el consumo de drogas ilegales, por una parte son; el maltrato y la violencia doméstica, la comunicación deficiente y la inconsistencia afectiva, esto daña la salud y el bienestar de los adolescentes y favorecen a que estos incorporen a su estilo de vida, el uso de sustancias psicoactivas.
Otros factores de riesgo pueden ser la pobre supervisión familiar que no vela por la seguridad y adecuada educación de los adolescentes, muchas veces los padres delegan la educación y vigilancia de los hijos alegando a que tienen mucho trabajo. La indisciplina que muchas veces no es controlada. Los conflictos en el hogar, ya sean por convivencia o por estilos de vida que han favorecido al adolescente a dejarlo actuar como se le antoje. Fomentemos las buenas relaciones entre padres e hijos es un factor protector frente al consumo de drogas. En cambio, las relaciones deficientes aumenta la posibilidad de que el adolescente experimente con alguna droga, también es común que en la adolescencia se produzcan conflictos entre hijos y padres.
Debemos tener presente que la familia se constituye como la célula fundamental de la sociedad, de ella depende la adecuada educación de sus miembros para su desempeño correcto dentro de la sociedad. La comunicación ocupa un lugar primario en la efectividad y calidad funcional del sistema familiar. Se constituye como la columna vertebral de la dinámica familiar y de las relaciones interpersonales.