Cae uno de los narcos más peligrosos de Argentina
Un narcotraficante que hacía 8 meses estaba prófugo de la justicia federal fue detenido en Córdoba cuando fue a comprar comida. Los investigadores también tenían como pistas una denuncia por maltrato de su ex pareja y las visitas a un amigo. Con esos llamativos datos, los agentes de la...



Un narcotraficante que hacía 8 meses estaba prófugo de la justicia federal fue detenido en Córdoba cuando fue a comprar comida. Los investigadores también tenían como pistas una denuncia por maltrato de su ex pareja y las visitas a un amigo.
Con esos llamativos datos, los agentes de la delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina dieron con Sergio Idelfonso Barros, quien fue capturado en una casa de comidas en el barrio Cupani de la ciudad de Córdoba.
Barros, 45 años, tenía pedido de captura nacional e internacional. En 2014 había sido condenado a siete años de prisión por el Tribunal Oral 2 de la ciudad de Córdoba en una causa por narcotráfico en esa provincia. Se lo acusaba de llevar droga en un auto que fue controlado en 2008 en la Ruta Nacional 36, cerca de Río Cuarto.
El detenido acumulaba antecedentes por robos, lo que terminó por incidir en el monto total de la pena que recibió al finalizar aquel juicio. Si bien había sido sentenciado, la condena no estaba firme, por lo que Barros permanecía en libertad, según explicó el jefe de la Delegación Córdoba de la Policía Federal, Fabio Ascona.
Esto le permitió ganar tiempo para pasar a la clandestinidad, según se descubrió tiempo después. Es que en octubre último, cuando el fallo en primera instancia fue ratificado por la Cámara de Casación Penal, los demás condenados se presentaron ante las autoridades y quedaron detenidos, pero Barros nunca apareció.
Ante esto, la Policía Federal comenzó una serie de investigaciones en procura de dar con el prófugo a partir de un dato: la denuncia de su ex pareja. Ambos compartían un domicilio en la ciudad de Córdoba, pero luego se mudaron a otra casa, lo que dificultó al principio dar con ellos. No obstante, la mujer lo denunció por golpearla, y Barros abandonó la vivienda.
Con esa pista y por las visitas a la casa de un amigo, los agentes federales comenzaron una serie de tareas, entre ellas, seguimientos, vigilancias y entrecruzamiento de bases de datos. “Estaba cambiado. Más flaco, con otro corte de pelo”, dijo ahora Ascona sobre Barros.
Se conocía el sobrepeso característico que presentaba, pero en las vigilancias los agentes observaron a un hombre mucho más delgado. Finalmente, los efectivos lo detuvieron a unos 500 metros de la casa de un amigo que, aparentemente, lo alojaba. Barros cayó cuando fue a comprar comida a un negocio, en calle Santa Cruz al 1200, de barrio Cupani. No se resistió.
En las fotos difundidas por la propia Policía Federal se lo ve algo canoso, robusto y vestido con un conjunto de gimnasia negro y zapatillas deportivas blancas.
Con esos llamativos datos, los agentes de la delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina dieron con Sergio Idelfonso Barros, quien fue capturado en una casa de comidas en el barrio Cupani de la ciudad de Córdoba.
Barros, 45 años, tenía pedido de captura nacional e internacional. En 2014 había sido condenado a siete años de prisión por el Tribunal Oral 2 de la ciudad de Córdoba en una causa por narcotráfico en esa provincia. Se lo acusaba de llevar droga en un auto que fue controlado en 2008 en la Ruta Nacional 36, cerca de Río Cuarto.
El detenido acumulaba antecedentes por robos, lo que terminó por incidir en el monto total de la pena que recibió al finalizar aquel juicio. Si bien había sido sentenciado, la condena no estaba firme, por lo que Barros permanecía en libertad, según explicó el jefe de la Delegación Córdoba de la Policía Federal, Fabio Ascona.
Esto le permitió ganar tiempo para pasar a la clandestinidad, según se descubrió tiempo después. Es que en octubre último, cuando el fallo en primera instancia fue ratificado por la Cámara de Casación Penal, los demás condenados se presentaron ante las autoridades y quedaron detenidos, pero Barros nunca apareció.
Ante esto, la Policía Federal comenzó una serie de investigaciones en procura de dar con el prófugo a partir de un dato: la denuncia de su ex pareja. Ambos compartían un domicilio en la ciudad de Córdoba, pero luego se mudaron a otra casa, lo que dificultó al principio dar con ellos. No obstante, la mujer lo denunció por golpearla, y Barros abandonó la vivienda.
Con esa pista y por las visitas a la casa de un amigo, los agentes federales comenzaron una serie de tareas, entre ellas, seguimientos, vigilancias y entrecruzamiento de bases de datos. “Estaba cambiado. Más flaco, con otro corte de pelo”, dijo ahora Ascona sobre Barros.
Se conocía el sobrepeso característico que presentaba, pero en las vigilancias los agentes observaron a un hombre mucho más delgado. Finalmente, los efectivos lo detuvieron a unos 500 metros de la casa de un amigo que, aparentemente, lo alojaba. Barros cayó cuando fue a comprar comida a un negocio, en calle Santa Cruz al 1200, de barrio Cupani. No se resistió.
En las fotos difundidas por la propia Policía Federal se lo ve algo canoso, robusto y vestido con un conjunto de gimnasia negro y zapatillas deportivas blancas.