La Tarija de antaño
La vid en Tarija, la cronología del producto emblema del valle central
La vid fue introducida por los padres Agustinos primero y luego por los Jesuitas en el Departamento de Tarija, Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Salta, con el objeto de proveerse de vino para sus oficios religiosos



Rene Aguilera Fierro
La vid fue introducida por los padres Agustinos primero y luego por los Jesuitas en el Departamento de Tarija, Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Salta, con el objeto de proveerse de vino para sus oficios religiosos, a la vez que se utilizaba como licor festivo y cotidiano. En Tarija, se llevó la cepa de uva a diferentes lugares donde existían parroquias establecidas, como Santa Ana, Concepción, Calamuchita, Chocloca, la Angostura, Sella, San Lorenzo. La tecnología de elaboración de vinos fue traída por los religiosos, luego fue conocida por sus ayudantes y de estos pasó a los españoles que optaron por cultivar la vid, de tal suerte que a la fabricación artesanal, se la denominó “Vino Patero” debido a que la extracción del jugo de la uva se hacía mediante el pisado del grano, nombre que se conserva y con mucho respeto, la calidad de los vinos tarijeños era muy apetecido en Salta, Tucumán, Chuquisaca, Potosí, luego se sabría que la calidad estaba dada por la altura sobre el nivel del mar de los viñedos. En la época Colonial, el vino se elaboraba por Ordenanza Real, a fin de controlar su consumo, al igual como disponía para otros Virreinatos del Nuevo Mundo, con los levantamientos indígenas y la insurgencia criolla, se desmoronó su auge relativo, todo el periodo de la Guerra de la Independencia, los hombres acudieron con las armas a la defensa de la causa criolla o del rey. Este fue el caso de Tarija que llegó a descuidar sus viñedos. Las plantas de vid se encontraban apoyadas sobre árboles de molle, con cuyas uvas se elaboración de vinos y aguardiente, a fines del siglo XIX aparece el término pisco, traído del Perú, nombre con el que se comenzó a conocer el aguardiente proveniente de la destilación del jugo de la uva. La producción sólo abastecía el consumo local y escasamente para otros lugares.
En la década de los años de 1950, se hacen gestiones e intentos por su cultivo, se utilizan plantas criollas e introducidas de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, regiones que habían logrado elevar el nivel económico en base al cultivo de la vid. A partir del año 1962, se hacen plantaciones industriales de consideración para la época, hombres emprendedores como don Julio Kolhberg, la familia Arce y otros que le seguirían como los Pinedo, la compañía de Jesús, Casa Real, campesinos de diversas comunidades se entregaron a la pasión de cultivar su propia vid. A partir de entonces, vienen épocas interesantes para la vitivinicultura tarijeña, el año 1968, el Ministerio de Agricultura, regional Tarija, organiza la Primera Fiesta de la Uva en la Plaza “Luis de Fuentes”, luego le seguirían otras tres más en forma discontinua, a raíz del Estado de Sitio que vivía el país con el Golpe de Estado del entonces Cnl. Hugo Banzer, la última “Fiesta de la Uva” se efectuó el año 1973, a partir de este año, los vitivinicultores efectúan plantaciones masivas, cuatro años después, alrededor de 1977, se importan plantas de vid con pie americano, resistentes a la filoxera, luego llegarían las variedades finas de Francia y España, así, en la década de los años 1990, se encontramos a Tarija con el 40% de la superficie de plantación de uva del país, con modernos sistemas de cultivo, elaboración de vinos finos y competitivos en el mercado nacional e internacional “La tierra a lo que hasta agora a mostrado, es fértil y se cree se darán las viñas, y otras cualesquier planta”. Dice la carta del Concejo Municipal a la Real Audiencia de la Plata el 29 de octubre de 1574, es decir, tres meses después de la fundación de Tarija, Y la vid se expandió en la región, utilizando sus frutos para el consumo doméstico y para la elaboración de vinos caseros, que luego se los conocería como Vino Patero, en razón del exprimido del zumo de la uva.
Según el padre Alejandro Corrado ya en 1755 Tarija comercializaba sus vinos en Potosí y Tucumán, indudablemente, le hacía también con ciudades y pueblos intermedios. Es así que en la época republicana, el cultivo de la vid se incrementa en las provincias Avilés, Arce y Cercado. La labor de los agricultores españoles y, principalmente los sacerdotes de la conquista, en la época de la colonia, dejaron su huella indeleble en estas regiones.
Las pequeñas huertas y las uvas del mollar paulatinamente fueron sustituidas por otro método de cultivo, hasta experimentar cambios sustanciales el año 1965 en el cultivo y procesos tecnológicos de conducción de la planta, con espectaculares resultados, así, el año 1970 la superficie cultivada se incrementa notablemente, y bien vale recordar, con la creación de la Cooperativa “Santiago Ltda..” que llegó a promocionar un programa de plantaciones mediante la introducción de técnicas sistematizadas en el cultivo de la vid, fue una década de gran expectativa, la iniciativa privada realizó grandes inversiones en la instalación de viñedos, cuya superficie llegó a las 1.250 Has., es decir casi el 40% del total de los viñedos del país. A pesar de haber sufrido este rubro serios inconvenientes en todo orden, como ser climático, fitopatológico, contrabando de mosto y económico finalmente, tal que llegó a ser virtualmente abandonado, sin cortado de raíz a fin de cambiarlo por otros cultivos más rentables, no obstante, hubo persistencia de unos pocos.
A partir de 1987, la vid toma otro rumbo con la creación del Centro Vitivinícola de Tarija (CEVITA), cuyos componentes eran: Multiplicación de plantes de vid injertadas sobre pie americano y resistentes a la filoxera, promocionar su cultivo, elaboración de vinos de alta calidad en su Bodega piloto, efectuar análisis precisos e inmediatos en sus laboratorios de Eno-química y fitopatológicos, asimismo, era el de propiciar asistencia técnica y capacitación de viticultura y enología. Hoy CENAVIT cuenta en su parcela demostrativa con 50 variedades productoras y 20 porta-injertos americanos importados de España y Francia. En la actualidad, se provee de estas cepas a los productores del Valle.
El Censo de 1992, indicaba que en la Provincia Avilés se tenía 642 Has. Cultivadas y una producción de 106.370 qq. Mientras que Cercado contaba con 198 Has. y una producción anual de 37.210 qq., la provincia Arce con 43 Has. y 7.022 qq. y finalmente la Provincia Méndez con 19 Has. y una producción de 3.630 qq., totalizando para el Departamento de Tarija 902 Has. Con una producción anual de 154.232 quintales, cuyo promedio era de 171 qq./Has. Mientras que el censo realizado el año 2002, arrojaban 1996 hectáreas cultivadas de vid y una producción de 400.000 quintales, involucrando a unas 1840 familias del Departamento de Tarija. El año 2008, se estima que se incrementaron las hectáreas cultivadas de vid y una elevada producción de uva.
Los viñedos tarijeños cultivan las siguientes variedades de uva: Moscatel, torrentes, pinot, cereza, favorita de Díaz, Pedro Jiménez, vischoqueña, barbera, semillón, grinolina, cabernet, cardinales, Alfonso La Valle, Chennen, sauvignon, rubí, resling, colmbar, merlot, syrah, ugniglanc, Málaga, y en épocas recientes CEVITA ha introducido de Francia las variedades macabeo, Parrellada, alicante, tempranillo, cariñena, garnacha y cabernet sauvignon.
Es importante destacar el aporte del empresariado tarijeño en el cultivo de la vid y en la elaboración de vinos, puesto que la competitividad en el mercado local y nacional ha hecho que estas vayan superándose a sí mismas para entregar al consumidor productos cada vez mejores, en lo que se refiere a vinos varietales puros, cortes tintos y blanco como en singanis, cuya ocasión es propicia para destacar a Julio Kohlberg con Bodegas y Viñedos “La Cabaña”, a Franz Kuhllman, a Luis Arce con la Compañía de Jesús y Vinos Arce, a la Sociedad Industrial Licorera del Sur (SILS) con sus singanis “Guadalquivir”, a la Sociedad Agroindustrial del Valle con singanis “Casa Real”, a Sergio Prudencio de Bodegas y Viñedos “La Concepción”, a la Cooperativa Integral Campesina (COINCA), a los hermanos Altamirano con vinos “Viejo Tonel”, a Salomón Casal de Bodegas “El Embajador”; Vinos doña “Vita”, muy popular en Santa Cruz y Cochabamba; Bodegas “Daroca”, desde 1920, con sus deliciosos vinos, singanis y la innovación “Singañac”, añejado en toneles de roble y, tantos pequeños productores de Tarija que elaboran los famosos vinos pateros, sabor y elegancia de nuestra tierra, tal el caso de la elaboración de Singani, vinos y Licores artesanales en la Finca Integral " La Tradición", que dirige la emprendedora Mary Soledad Tárraga, comunidad de Yesera Norte.
En un apretado recuento, indicaremos que la capacidad de las industrias vitivinícolas de Tarija, según propia fuente, daría para el año 1993 aproximadamente 6.316.000 litros, no obstante su capacidad instalada era de 10.660.000 litros, por lo que proyectaba llegar a los 12.660.000 litros al año, pero estimamos que ésta cifra ya ha sido superada en el curso de estos años, ya que la demanda es creciente y hay grandes perspectivas de mercados externos, principalmente Europa, Asia y Estados Unidos.
A fin de absorber la curiosidad del lector, se estima que para la elaboración de un litro de vino fino se utiliza 1.40 a 2.10 Kilos de uva, según sea la variedad y la calidad del vino. Se estima que Tarija cuenta con unas 3700 hectáreas cultivadas de vid, aportando al país con el 85% de la uva, lo que significa alrededor de 60 millones de kilos al año. Entre estas cifras, la producción de vinos oscila entre los 15 a 17 millones de litros de vino y unos seis millones de litros de singani, producción que se consume en el país y en la exportación a diversos países. La vid se produce en las provincias de Avilés; Cercado; Méndez; Arce; Gran Chaco y zona de El Puente, entre otras, lo que suma unas 60 comunidades especializadas en la producción de Uva.
La vid en Tarija tiene perspectivas alentadoras, pues, la cosecha 1994 tuvo una inusitada demanda por parte del sector industrial, y hasta podríamos decir que faltó uva en aquella gestión agrícola, como muy pocos años los viticultores recogieron el producto de los viñedos más alejados, los encargaron anteladamente y hasta pagaron al contado y a buen precio. Lo que hizo que repuntara su cultivo y atención al cultivo de la vid. Sus frutos y el elixir que se obtiene de por algunos de los métodos, le ha dado a Tarija renombre en la ruta del vino y Europa.