La Fiesta Grande, en la Unesco
Tarija y el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
La fiesta de San Roque entra a formar parte del selecto grupo de bienes no tangibles que forman parte esencial de la cultura y la tradición de las regiones, una lista que vela por el cuidado y la promoción de esa riqueza



La Festividad de San Roque de Tarija es desde el 14 de diciembre de este 2021 Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad según la declaración emitida por el Consejo Rector de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que por sus siglas en inglés es conocida como Unesco.
La Unesco es una de las agencias más antiguas de las Naciones Unidas, pues fue fundada en noviembre de 1945, aunque también una de las más olvidadas, pues no tuvo sede propia hasta 1958. Aún hoy sigue siendo una oveja negra, infradotada económicamente y últimamente puesta en el punto de mira por diferentes políticos como el expresidente Donald Trump, que la acusó de promover determinadas tendencias ideológicas y determinó congelar sus aportes económicos.
Convencidos de que la mejor forma de cuidar las cosas es conociéndolas, la Unesco instauró el sistema de declaración de patrimonio de la humanidad para determinados bienes culturales que cumplían ciertos requisitos comunes y, finalmente, en el plenario del órgano directivo se iban aprobando. Aunque no hay una inyección directa de capital, el reconocimiento como patrimonio de la humanidad da un mayor realce y es reclamo turístico, lo que contribuye a la conservación.
El patrimonio inmaterial
En 2003 se acordó la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial y en 2008 se puso en marcha el programa específico similar al del patrimonio físico, pero que tiene como objetivo garantizar la mejor visión del patrimonio cultural inmaterial de culturas diversas del planeta y la conciencia de su importancia.
A través de un compendio de los diferentes tesoros orales e inmateriales en todo el mundo, el programa tiene como objetivo llamar la atención sobre la importancia de la salvaguardia del patrimonio inmaterial, que ha sido identificado por la Unesco como un componente esencial y un depósito de la diversidad cultural y la expresión creativa.
El expediente que las autoridades tarijeñas han tenido que completar y defender la definición de la Fiesta Grande de San Roque como patrimonio cultural inmaterial, que de acuerdo a la Convención se entiende que son: “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible”.
Promoción Se valora que la declaratoria sirva para que se dé a conocer ese patrimonio y “se tome conciencia de su importancia y propicie el diálogo
Además, se valora que la declaratoria sirva para que se de a conocer ese patrimonio y “se tome conciencia de su importancia y propicie el diálogo, poniendo así de manifiesto la diversidad cultural a escala mundial y dando testimonio de la creatividad humana”; que se tomen medidas concretas para su protección y promoción; que la población se involucre en el proceso de declaratoria y, finalmente, que ya en el país de referencia haya sido declarado de interés.
Los inmateriales en Bolivia
El patrimonio intangible más antiguo de Bolivia es el Carnaval de Oruro, inscrito en 2008 junto a la Cosmovisión Andina de los Kallawayas, el grupo étnico que habita principalmente en las regiones de Curva, Chajaya, Khanlaya, Huata Huata, Inka y Chary, situadas en los alrededores de Charazani en la provincia Bautista Saavedra en el departamento de La Paz desde tiempos pre-incaicos y que son respetados por sus conocimientos de medicina ancestral.
En 2012 se inscribió el Ichapekene Piesta, la fiesta mayor de San Ignacio de Moxos, que cuenta con unos rasgos característicos de los pueblos indígenas de tierras bajas, mientras que en 2014 fue el turno de El Pujllay y el Ayarichi: músicas y danzas de la cultura yampara.
En 2017 el municipio paceño impulsó el reconocimiento de los recorridos rituales en La Paz durante la Feria de la Alasita mientras que en 2019 fue consagrado como Patrimonio las Festividades del Gran Poder.
Después de la pandemia, en 2021, ha sido el turno de Tarija tras años de gestión.
Los inmateriales en la región
Por lo general, los bienes culturales inmateriales suelen referirse a fiestas, festejos o celebraciones con particularidades específicas o algunos hechos singulares que merecen ser reconocidas, pero también existen otros muchos aspectos que tienen otro objetivo o perfil, como por ejemplo “La idea y la práctica de mancomunar intereses colectivos en cooperativas” alemana o el yoga de la India.
En Argentina, por ejemplo, está reconocido el tango (junto a Uruguay), el chamamé y el fileteado, que es una forma de pintar y dibujar típicamente porteña que empezó siendo ornamento y acabó siendo seña de identidad.
En Brasil se han inscrito la samba de roda de Bahía; El “Círio de Nazaré”, que es una procesión de la imagen de Nuestra Señora de Nazaret en la ciudad de Belem (Estado de Pará); Frevo: arte del espectáculo del carnaval de Recife o el círculo de capoeira.
En Colombia se ha inscrito el Carnaval de Barranquilla, el de Negros y Blancos, el vallenato, el sistema normativo de los wayús, aplicado por el pütchipü’üi (“palabrero”) o los Cantos de trabajo de Los Llanos de Colombia y Venezuela, entre otros.
En Cuba la rumba cubana y las Parrandas, en Ecuador el tejido tradicional del sombrero ecuatoriano de paja toquilla y en Paraguay las prácticas y saberes tradicionales del Tereré en la cultura del pohã ñana, bebida ancestral guaraní en Paraguay de la que se mofaba cierto embajador recientemente.
Por último, en Perú, con quien tenemos pleitos abiertos por algunos expedientes que pretenden apropiarse de determinadas manifestaciones culturales como mínimo compartidos con Bolivia, tiene inscritos El arte textil de Taquile; La danza de las tijeras; La huaconada, danza ritual de Mito; Eshuva, los rezos cantados en harákmbut del pueblo huachipaire del Perú; La peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i; Conocimientos, técnicas y rituales vinculados a la renovación anual del puente Q’eswachaka; La fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno; La danza del wititi del valle del Colca; Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo y el 'Hatajo de Negritos' y 'Hatajo de Pallitas' de la costa sur-central peruana.
Entre la hegemonía cultural y la protección
China y su cultura
China es el país con más bienes culturales inmateriales tiene inscritos ante la UNESCO con un total de 37. Algunas son locales, pero otras con tan conocidas como las sombras chinas, las artesanías de seda, la caligrafía china o el arte chino del recorte de papel.
La cetrería, un arte multinacional
Un total de 18 países se conjuntaron para pedir la inscripción como patrimonio cultural inmaterial el arte de la cetrería, que es el arte de cazar utilizando aves rapaces, principalmente el halcón. La declaración ayudó a su recuperación creando nuevos interesados
El comer como patrimonio
Siete países del Mediterráneo: Chipre, Croacia, Grecia, Italia, España, Marruecos y Portugal inscribieron la dieta Mediterránea como conocimiento ancestral, una dieta basada en vegetales, cereales, aceite de oliva y vino y que tiene propiedades óptimas para la salud