Evelia Ortiz busca recursos económicos para industrializar sus jabones ecológicos
Evelia y sus jabones de aceite vegetal reciclado “made in Tarija”
En términos de Evelia, llegó el 2020 y era el momento de “ponerse las pilas”. Iniciar le ha significado quemarse las manos y aplicar un proceso de prueba-error, sin que el experimento resultase, pero eso no fue un motivo para dejarlo todo. Ahora, sus productos están el mercado tarijeño
Unos bidones con aceite reciclado apilados uno detrás de otros, una cocina verde de dos hornallas, unos bastidores circulares que sujetan una tela blanca y unos moldes de madera, son todos los bienes que tiene la pequeña empresa que montó Evelia Ortiz en un rincón de su vivienda en Tarija, se trata de la fabricación de jabones.
Evelia es una tarijeña que nunca se ha rendido ante nada. En plena pandemia de la Covid-19, cuando el mundo estaba paralizado por un virus que se expandió desde la China, y en medio de un confinamiento que socavaba la economía de las familias, recordó aquella idea que tanto había soñado hace 12 años y que el 2019 ya había ganado el Startup Weekend, por proponer reciclar aceite de cocina y convertirlo en jabón; estaba más cerca de lo que imaginaba.
Como la fabricación de ese producto está más relacionada a la ingeniería química, al ser informática de profesión, la elaboración de jabones le llevó un largo proceso de investigación. Descargó tesis, fórmulas de preparación, viendo tutoriales y toda información que consideraba valiosa para desarrollar su idea, aquella que ahora empieza a expandirse en el mercado tarijeño.
En términos de Evelia, llegó el 2020 y era el momento de “ponerse las pilas”. Iniciar le ha significado quemarse las manos y aplicar un proceso de prueba-error, sin que el experimento resultase, pero eso no fue un motivo para dejarlo todo, al contrario, continuó investigación y finalmente lo logró.
En un principio, casi todo el 2020 le tocó invertir para regalar sus jabones, se los daba de manera gratuita a sus cuñadas, amigos y a otros familiares para que los usen. A ella le interesaba recibir una opinión sobre cómo veían su producto, qué le faltaba para mejorarlo. Entre los aspectos estaban el aroma, el color y la forma.
Los escasos recursos económicos frenaron a Evelia en la tarea de hacer pruebas frecuentes de fabricación de su producto, y todavía sigue en ese proceso. Durante el desarrollo de su emprendimiento, por cuestiones de la vida conoció a una ingeniera química, quien le explicó cómo podía mejorar su producto para que sea rentable. Así lo hizo. Ahora, un año después, la elaboración ya es sostenible, aunque todavía no le deja ganancias; lo que cobra por cada unidad de jabón solo le alcanza para comprar la materia prima.
Pero no solo fue la profesional la que se le cruzó en el camino, sino también tres jóvenes universitarios, uno hombre y dos mujeres, quienes creyeron en lo que estaba haciendo Evelia y ahora forman parte de su equipo.
Ella es madre soltera, su tiempo lo reparte entre cuidar a sus cuatro hijos pequeños, sus dos trabajos y el emprendimiento que puso en marcha el año pasado. El trabajo no solo se hace en casa, pues debe pasar por los restaurants y otros lugares donde usan de manera frecuente y en grandes cantidades el aceite para las comidas, ella lo recicla para fabricar jabones, antes que se viertan por algún sumidero de una lavandería, como normalmente sucede en los locales.
Está orgullosa de que su iniciativa no solo apunta a generar recursos económicos, sino que ayuda al medio ambiente; por cada litro de aceite reciclado se salvan 1.000 litros de agua de ser contaminada. Eso la pone orgullosa y más convencida de que no debe abandonar su emprendimiento.
Pero también busca ampliar la generación de empleo para mujeres como ella, luchadoras y que no se rinden. Es por eso que bautizó a su empresa como “Valentina, productos naturales”.
El proceso de elaboración
Una vez que recoge el suficiente aceite para reciclarlo, Evelia se coloca sus guantes engomados de color negro, vierte la materia prima sobre los bastidores que cumplen el rol de un colador para separar las impurezas; ese paso lo repite seis veces, para luego recién mezclarlo con otros químicos, como la soda cáustica (hidróxido sódico o hidróxido de sodio).
Una vez mezclados los productos y demás procedimientos, los vierte en un molde de madera, allí deberá permanecer por aproximadamente un mes, tiempo necesario para que se seque y luego pueda cortarlos con un cuchillo en forma de barras, tiempo más tarde se exhibirán en algún mostrador o estante de alguna tienda o feria.
Evelia dice que, si tuviera maquinaria industrial y un ambiente más adecuado para la fabricación, sus jabones podrían estar a la venta en dos semanas, la mitad del tiempo que le demanda en la actualidad. Ese también fue uno de los motivos para rechazar un pedido que le hicieron desde Chuquisaca, pues, todavía al hacerlo de manera artesanal no le dan los tiempos para cumplir con algunos clientes.
Es por esto que Evelia no duda en ahorrar hasta el último centavo para comprar la maquinaria que necesita, misma que no existe en Bolivia. Lo más cercano para poder traerla es desde Argentina, pero tiene que juntar el dinero, eso también le hace pensar en recurrir a un préstamo bancario.
Su proyecto fue seleccionado entre los 15 mejores de los más de 2.800 presentados a la Fundación Samuel Doria Medina en el ámbito nacional, pero la institución solo financió con recursos económicos a las cinco iniciativas que ocuparon los primeros lugares. Sin embargo, es parte de la incubadora de empresas del Gobierno Municipal de Tarija, donde les brindan capacitación y generan espacios para la venta de sus productos, como los viernes en el Mercado Central o ferias que se desarrollan en el Mega Center.
Evelia está convencida que logrará industrializar su producción, para ponerse a la par de otras empresas fabricantes de jabones, con la diferencia de que su emprendimiento ayuda al medio ambiente. Pero no solo productos en barra, sino también líquido y en polvo. Es por eso que ella se ve en tres años con su empresa bien establecida, con un mercado abierto en Tarija y mano de obra de mujeres. Después pensará en crecer en otro lugar.
La iniciativa de los jabones ecológicos
Jabones
Los jabones que prepara Evelia Ortiz tienen dos componentes fundamentales, el aceite vegetal reciclado, que se usa en el preparado de las comidas, y la soda cáustica hidróxido sódico o hidróxido de sodio, entre otros productos usados para su elaboración.
Ecológico
El proyecto de Evelia Ortiz tiene un alto impacto ecológico al evitar la contaminación del agua, ya que se salvan más de 1.000 litros de agua al reciclar 1 litro de aceite vegetal que, usualmente, es botado por el lavadero después de su uso.
Iniciativa
La idea que Evelia Ortiz tanto había soñado hace 12 años y que el 2019 ya había ganado el Startup Weekend, por proponer reciclar aceite de cocina y convertirlo en jabón, ahora está en los mercados de Tarija buscando la oportunidad de expandirse. Los pedidos se pueden hacer al número 65945626.