Más aún en la pandemia
Juan Irahola: Ser sepulturero es muy difícil, pero alguien tiene que hacerlo
Actualmente el Cementerio General cuenta con diez sepultureros, quienes se hacen cargo diariamente del entierro de las personas que fallecen, por Covid u otra causa



En medio de los momentos más duros por los que atraviesan las familias al perder a un ser querido, a quienes les toca presenciar esas dramáticas escenas día tras día es a los sepultureros, que a diario tienen que enterrar a más de dos personas en un cementerio donde ya prácticamente no existe campo para nadie más.
Uno de ellos es don Juan Irahola, que desde hace casi 14 años que trabaja en el Cementerio General, una labor que de por sí es difícil y ahora lo es mucho más por el incremento en los decesos, muchas veces por Covid, lo que ocasiona conflictos por la falta de espacios.
“El trabajo aquí es un poco complicado por los espacios, los que tienen aquí un espacio entierran. Los que no tienen se van al otro cementerio que está en Sella Cercado, ahí los llevan”, dijo explicando que muchas familias que ya tienen algún nicho lo usan para poner ahí las cenizas de alguien más, en caso de que hubiera sido cremado como ocurre en los decesos por coronavirus.
Don Juan describe la situación como más que “penosa” debido a que constantemente llegan personas al Cementerio pidiendo un espacio y no los hay, les asignan un espacio en el cementerio nuevo de Sella Cercado.
Las disposiciones administrativas indican que para que se pueda habilitar más lugares se tiene que demoler algunos nichos que a tiempo de ser construidos fueron diseñados más grandes y ahora deben compactarse. A veces, familias que vuelven de mucho tiempo se sorprenden al ver estos cambios.
“Es en parte por la falta de espacio que uno se siente apenado porque las personas vienen buscando un sitio para enterrar a un ser querido y a veces no hay (…) anteriormente se hacían tumbas grandes y ahora todo eso hay que demoler y es un trabajo grandioso que hay que hacer todo el día. Con el personal que tenemos hay días que apenas alcanzamos a hacer las cosas
El virus
Por este tipo de situaciones, don Juan dice que, tanto él como sus compañeros, sienten temor a los contagios, pues muchos ya pasaron por la enfermedad, pero constantemente están en contacto con personas que fallecieron o parientes que van al entierro y que tienen el virus.
“Por más que uno se cuide de manipular la caja, siempre corremos un riesgo. No sabemos si los demás familiares puede que hayan estado enfermos igual. Por eso sería mejor que guarden distancia o que entren menos personas (…) corremos riesgo porque las personas que mueren en el hospital con otras patologías igualito salen del hospital y ya pueden estar contagiados porque van a la misma morgue”, lamentó.
El miedo de don Juan no es solamente por él mismo, sino también por su esposa, hijos y el resto de su familia porque él es consciente de que ningún cuidado es suficiente cuando se trabaja en un ambiente como en el que lo hace.
Es por esta razón que él pide que se agilice el proceso de vacunación al personal de todo el Cementerio, pues al momento solamente se lo hizo con algunos de ellos que tienen mayor edad, pero todavía quedan varios pendientes.
“Aquí yo me desinfecto al llegar y cuando llego a mi casa también me esperan con la mochilita, con todas las cosas para desinfectarme. Antes de entrar a mi casa tengo que dejar mi ropa afuera y ponerla en una bolsita. Todo eso es para evitar el Covid, es un riesgo para que se contaminen ellos allá”.
Don Juan al recordar los tiempos antes de la pandemia, recordó que solía enterrar por día unas tres o cuatro personas, por lo menos dos. Ahora hay días que se mantiene ese promedio, pero también hay otros en los que se llega a unos cinco y alguna vez seis.
En frío, calor, lluvia o viento él sabe que tiene que estar ahí. Desde que se implementó el Crematorio el esfuerzo puede haber bajado, pero solo en algunos casos porque muchas personas aún prefieren enterrar el cuerpo completo.
“Es un trabajo durísimo el que se hace aquí y mucha gente nos tiene un poco de aprensión porque somos trabajadores de aquí. Pero finalmente es nuestro trabajo y alguien tiene que hacerlo, así que nosotros lo hacemos. Es verdad que en el cementerio siempre estamos sacando cadáveres, desenterrando y enterrando para que haya espacio. Es un trabajo difícil ser panteonero”, concluyó.
Necesidad de nuevo cementerio
El administrador del Cementerio General, Ariel Zamora, informó que al momento las actividades se desarrollan con cierta normalidad y atribuyó esto al convenio que existe con el cementerio Los Ángeles, que es el que se encuentra en la carretera a Sella, exactamente a la altura de Monte Centro, donde ya se enviaron 15 cuerpos.
Pero el funcionario aprovechó la oportunidad de hacer un llamado a las autoridades y a la dirigencia de los diferentes barrios a que puedan iniciar gestiones para un nuevo cementerio, porque el actual ya no cuenta con espacio.
Además, dijo que se necesita algún convenio o proyecto para apoyar a las personas de escasos recursos. Pues vio diferentes casos de familias que perdieron todo su dinero en la pandemia y luego no cuentan con recursos para el pago de un nicho.
Así funciona el
Cementerio General
Desalojos
Por la falta de espacio, una de las disposiciones establece el desalojo de las tumbas de quienes incumplieron con el pago por el espacio, esto en el pabellón de los niños y bebés. Posteriormente, se los pone a disposición de las personas que tienen que enterrar solo cenizas.
Costo
La Administración del Cementerio establece una tarifa de Bs 20 por año para los entierros de cenizas; en tierra, es de Bs 100 por año. Ambos se deben cancelar por adelantado con la suma que corresponde a cinco años.
Cementerio nuevo
El convenio firmado en 2020 con el cementerio privado Los Ángeles establece la asignación de terrenos para 100 tumbas. Aunque se prevé una modificación a este acuerdo para que se pueda incrementar unos 500 espacios más.