Todos los sectores están remando contra la crisis
Sobrevivientes en Tarija: A un año de la pandemia
Pese a la solidaridad, hoy hemos perdido a muchos de nuestros amigos y familiares, que tristemente no han podido vencer la batalla. Más aún, también muchos otros han logrado sobrevivir. La economía del departamento ha sido golpeada y la lucha por la subsistencia continúa



El 10 de marzo de 2020 el entonces ministro de Salud Anival Cruz confirmaba los dos primeros casos de Covid-19 en Bolivia, con ello el país enloquecía y lo que era una preocupación se convirtió en un verdadero terror.
Se dice que cuando una persona tiene miedo el cuerpo siente toda una revolución, palpitaciones, bloqueo mental, temblores… son muchos y muy variados los efectos que provoca en nuestro cuerpo, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Pero ¿cómo logramos vivir un año así?
En Tarija el primer caso se confirmó un 30 de marzo, un religioso que ofició varias misas fue el primero en contraer el virus. Desde entonces no hubo paz y más rápido que tarde los casos fueron sumando.
Aunque la tasa de mortalidad nunca fue de las más altas de Bolivia, el temor y las obligatorias medidas de bioseguridad calaron hondo. Primero nos distanciaron entre familias y amigos, más tarde vino la fobia al vecino e incluso la discriminación.
Ya cuando el virus se convirtió en algo más estable en la mente de los tarijeños el pago se llenó de tensa calma. Los avisos de requerimiento de plasma hiperinmune se multiplicaron en redes sociales y la solidaridad afloró. Así Tarija se llenó de héroes invisibles, aquellos que te llevaban el remedio en bicicleta, aquellos que si alguien lo requería aportaban con el dinero que podían, aquellos que valiéndose de las redes sociales incitaron a la creación de grupos de ayuda.
Pese al gran amor y a la ayuda, hoy hemos perdido a muchos de nuestros amigos y familiares, que tristemente no han podido vencer la batalla. Más aún, también muchos otros han logrado sobrevivir. La economía del departamento ha sido golpeada y la lucha por la subsistencia continúa.
Para este reportaje muchas personas (sobrevivientes) que han logrado vencer el virus nos han brindado su testimonio, pero sobre todo su consejo a un año de la terrible pandemia.
Su nombre es Marcela Gálvez, ella es enfermera. Se dio cuenta que se había infectado de Covid-19 un sábado por la tarde cuando comenzó a picarle la garganta y a sentir una fuerte presión en el pecho. Supuso de inmediato que se contagió en su lugar de trabajo y en el trato a diario con los pacientes. Lo que más temor le daba era su madre de 80 años que vivía con ella, empero el temor se hizo realidad y la anciana falleció tras la primera semana de mostrar síntomas.
“A un año de esta pesadilla y a cinco meses de la muerte de mi madre, solo pido a Dios que esto acabe pronto. Las vacunas son una esperanza, ruego que las sepan administrar bien, que gestionen más para que se cubra a todas las personas del departamento”, afirma y de pronto se le apaga la voz y, con ojos de cristal, nos hace una seña asegurando que ya no puede continuar más.
Juan Carlos Méndez también ha perdido a sus padres a causa del virus, primero a su papá y luego a su mamá. “La familia quedó destruida, mis hermanas de 15 y 18 años no lo podían creer. De pronto nos hemos quedado sin el eje de nuestra vida”, cuenta y relata que por más que piensa “no esclarece en qué momento se contagiaron sus padres”.
Hoy a un año de la pandemia pide solidaridad con los enfermos, empatía, servicio de ayuda. “Hay personas que por miedo te dan la espalda, otras te ayudan. Lo fundamental está en apoyarnos, he visto que la pandemia ha sacado lo peor y lo mejor de los tarijeños. Es hora de que nos quedemos con lo mejor”, aconseja.
Del otro lado está la odontóloga Jenny López, a quien el año pandémico le ha arrebatado a su esposo. “Él en su vocación de médico ayudaba a mis vecinos con Covid, continuaba atendiendo también en su consultorio las emergencias dentales, pero un día se sintió mal, el virus progresó muy rápido en su cuerpo, comenzó con un daño en sus pulmones y no paró más. Yo me infecté, estuve dos semanas internada y comencé a salir del cuadro”, cuenta entre lágrimas mientras abraza a su niña de cinco años.
A un año de la pandemia pide a la población cuidarse en extremo, no bajar los brazos, evitar las concentraciones y los eventos sociales. “Veo que mucha gente hoy se descuida, bebe, hace encuentros. Quizás no ha perdido a nadie, pero no quisiera que eso suceda porque es lo peor”, afirma.
La crisis “la otra pandemia” que aplasta

Pero al margen de haber quedado tan dolidos, de haber perdido lo que más queríamos, el letargo de la actividad económica durante la cuarentena rígida cobró factura y sumado esto a la baja de los recursos en Tarija por concepto de Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías “quedamos jodidos” como dice don Paulino Valencia, quien es albañil y hoy ofrece construir todo un cuarto y su baño por tres mil bolivianos.
La esperanza para la mayoría de la población está centrada en las vacunas y su administración con transparencia
“Para sobrevivir he cosechado orégano, he desyerbado aceras de las casas, he vendido frutas, he hecho de todo pero la pu…suerte que nos hemos fregado”, dice.
Empresas de al menos cuatro rubros laborales afectados por la pandemia del coronavirus en el departamento de Tarija despidieron al 90% de su personal en los sectores de construcción, hotelería, gastronomía y transporte.
Desde la reapertura de las oficinas del Ministerio de Trabajo se registraron largas filas en la institución, la mayoría busca asesoramiento para la cancelación de finiquitos por los cierres de las empresas en las que trabajaron.
Actualmente, los artistas se dieron maneras para vender por redes sociales, los payasos se “rifan” los pocos cumpleaños que se hacen en pandemia, los restaurantes han implementado servicio de delivery y se han achicado, muchos otros han cerrado.
Las trabajadoras del hogar han sido obligadas a trabajar “cama adentro”, las que no han podido han sido despedidas. Los colegios se han desligado de varios maestros y se han reinventado virtualmente, en fin hoy en Tarija la gente la está remando. “La esperanza está en las vacunas”, dice doña Jacinta, quien se ha hecho anotar con su nieto de doce años en la página habilitada por la Gobernación.
“Ojalá y el chico me haya anotado bien, y sobre todo me llamen. Si Dios es grande pillo vacuna y sobrevivo”, dice con una sonrisa y añade rápidamente que si no fuera que debe dejar los trámites de su casa “bien puestos” para que sus hijos no se peleen cuando ella muera, entonces morirse ahora no le importaría tanto.
Aunque de pronto se pone pensativa y dice “las chiticitas me van a extrañar, tengo dos nietitas que ayudo a cuidar a mi hija mientras ahora trabaja, antes las dejaba en el hogar, ahora no hay ni eso”, se lamenta.

Apuntes sobre la temática
Trabajadoras del hogar
Las trabajadoras del hogar han sido obligadas a trabajar “cama adentro”, las que no han podido han sido despedidas. A sus labores se han sumado las clases virtuales de sus hijos y el no tener con quién dejarlos.
Artistas
Los artistas han sido gravemente afectados con el cierre de los eventos culturales y la restricción en la concentración de personas. Y aunque hubo programas que buscaron ayudarlos muchos pagos no se efectivizaron.
Comerciantes
El comercio informal ha aumentado en el departamento debido a los despidos y cierre de empresas. De la misma manera las ofertas se han multiplicado en las redes sociales.