Un homenaje desde la casa
“Don Torito”, hasta pronto a un destacado personaje tarijeño
Tan acostumbrado al abrazo, al saludo de mano, al conversar mirando a los ojos, seguro este tiempo fue difícil para tan cálida persona



Carlos Alberto Ramírez -“Don Torito”- falleció ayer. Dejó huérfanas las calles céntricas de Tarija, los periódicos impresos de El País, el color rosa de su amado partido MNR, sus caseras del mercado Central y por supuesto a miles de amigos, que cada día lo saludaban en cada paso que daba.
Hombre de ideales firmes, sonrisa profunda y gran amabilidad abría a su paso indiscutible respeto. Vivía solo desde hace mucho tiempo, y en sus últimos años las enfermedades poco a poco fueron desgastando su salud.
Detrás de sus acumulados años y sus sencillas tareas cotidianas, se escondía el ingeniero petrolero, aquel que fue importante en la administración pública de Tarija, que le tocó ser secretario general de la Prefectura, que fue oficial mayor de la Alcaldía y funcionario de la entonces Corporación de Desarrollo de Tarija (Codetar).
Pero también se escondía aquel inquieto niño y después aquel joven que luchó mucho para salir adelante y finalmente lo logró. Decía siempre que su apodo se debía a su valentía y empuje.
Cuando El País cumplió 25 años “Don Torito” desbordado de felicidad nos recibió en su cuarto y compartió inolvidables pasajes de su vida.
Era hijo único de madre soltera y con escasos recursos. En un momento de su vida le tocó ser lustrabotas, canillita y hasta tuvo que ir con los pies descalzos a su colegio para no faltar a clases, donde siempre destacaba.
Tras haber salido bachiller, habiendo representado siempre a sus compañeros, realizó estudios de Ingeniería Petrolera en La Paz y luego se fue becado a estudiar Ingeniería Forestal a Argentina.
Un columnista de la casa
Apasionado por el periodismo fue uno de los lectores más antiguos y columnistas fieles que tenía el diario El País. Se lo veía llegar a menudo, sin necesidad de permiso, con su andar pausado y su infaltable sonrisa, esa… a la que siempre le seguía un saludo e interminables preguntas sobre ¿cómo estábamos?, ¿Los hijos? y ¿La salud?
Alberto Carlos Ramírez, más conocido como “Torito”, era todo un personaje de Tarija se casó en dos ocasiones y tuvo nueve hijos, entre ellos tres pares de gemelas.
Nos contaba que el oficio periodístico le gustó desde niño e incluso llegó a ser director de un diario en su colegio, llamado La Voz del Antoniano.
Vivía en una habitación dividida en dos por un estante, en el cual exhibía orgulloso su biblioteca, “en su reino” había también un par de sillones, una silla para sus visitas y una mesa llena de recortes de periódicos.
Las paredes también contaban historias, concentradas en su pasión por la Revolución del 52, además de su gusto por las mujeres.
Desde el año que salió a las calles El País (1991), “Don Torito” ya contaba con su columna de opinión. Y desde entonces su rutina se concentraba en esperar a un canillita que diariamente iba a su casa a dejarle el periódico del día, cuyas noticias analizaba mientras tomaba su desayuno.
“Es la razón de mi vida como jubilado, leer y charlar con mis amigos de todo nivel que vienen acá. Mi pasión es leer y hasta donde pueda escribo. Tengo en mente inclusive sacar un libro sobre Paz Estenssoro en el cauce de la revolución nacional, pero eso está en veremos, aunque ya tengo todos mis artículos listos para sacarlos”, nos contaba en las largas charlas de ese entonces.
Otra actividad diaria que realizaba era hacer dossiers, que consistían en un archivo de recortes de periódicos. Recordaba con entusiasmo que hasta el mismo ex presidente Víctor Paz Estenssoro sabía de esa su inquietud. “Era una de las cualidades que me admiraba el doctor porque decía wachi wachi está haciendo sus dossiers”, rememoraba.
Recortes de noticias de política, de ciencia, problemas del mar, problemas sobre el Silala, la captura del “Chapo Guzmán” y hasta el tan controversial caso Zapata desfilaban sobre su mesa forrada de periódicos.
La columna en El País
Especializado en temas de política, la mayoría de sus escritos estuvieron relacionados esencialmente a la Revolución del 52. No tenía un día fijo de escritura, pero siempre llegaba. Pues decía que escribir dependía mucho del estado de ánimo en el que se encontraba.
“No siempre escribo, pero hay momentos en que me da ganas de escribir y escribo. Yo un artículo no lo saco en un ratito, lo maduro entre cuatro a siete días y siempre mis fuentes son a través de la información de periódicos, revistas y libros”, argumentaba nuestro viejo amigo.
Hoy la Redacción de El País le brinda este homenaje a aquel hombre que nos motivaba con su llegada y nos alentó en cada aniversario cumplido. Hoy muchas de sus fotos descansan en mi escritorio como un valioso tesoro. “No llegamos a un nuevo aniversario juntos, pero faltó poco. Hasta pronto Don Torito”.
El mundo entre los diarios de “Torito”
Juventud y colegio: Don Torito estudió en el colegio Antoniano de Tarija, por lo que en una ocasión visitó El País para contarnos esta experiencia y nos compartió una fotografía
Mesa de lectura: Todos los días después de las nueve de la mañana, “Torito” se sentaba en una silla frente a su mesa de lectura y se ponía al tanto de las noticias reflejadas en El País.
Biblioteca: Orgulloso exhibía la biblioteca de su cuarto en la cual había una gran cantidad de libros, muchos de estos leídos. Aseguraba que este trabajo y hábito de lectura le permitían mantener su mente ágil.