Psicólogos y psiquiatras advierten un aumento de casos de estrés
El "lado B" del Covid-19, hablan los psiquiatras en Tarija
Las reacciones emocionales de angustia, pánico y temor llevan a manifestaciones fisiológicas cognitivas, pero sobretodo a señales físicas o fisiológicas como las taquicardias, la sudoración fría y el desvanecimiento
Después de un par de años volvió a caer en la depresión, llegó la pandemia justo cuando ella estaba en proceso de elaboración de su tesis para graduarse de la carrera de Derecho. Carla, nombre convencional, tiene 25 años y la cuarentena la llevó al encierro y a la soledad, situación que le hizo recordar su adolescencia, cuando perdió a uno de sus dos hermanos.
En ese entonces abandonó su trabajo de grado de la Universidad, luego por el excesivo consumo de pastillas quedó intoxicada y terminó en el hospital, debido a esto fue trasladada al Instituto Nacional de Prevención, Tratamiento, Rehabilitación e Investigación en Drogodependencia en Salud Mental (Intraid). Ahí estuvo un par de meses, tiempo que significó no ver a su hijo. Ahora, ya recuperada, sabe que la parte más importante es tener una actitud positiva, y con quien habla, trata de trasmitir esa actitud.
La directora del Intraid-Tarija, Raquel Caero, dice que no hay una cifra real de cuántas personas presentaron problemas mentales, pero está segura que hubo incremento. Comenta que las atenciones realizadas en su institución estuvieron principalmente relacionadas al Covid-19. Observa así que las restricciones de la pandemia y el encapsulamiento impidieron a los pacientes acudir a las atenciones. Sin embargo, mediante la contención virtual de psicología clínica, se ayudó a las personas.
Según la OMS, menos del 0,02 por ciento va destinado a salud mental del presupuesto boliviano
El presidente de la Sociedad Tarijeña de Psiquiatría, Luis Durán, sostiene que la llegada del Covid-19 ocasionó que las personas que no tenían problemas mentales, los desarrollen, o las que sí tenían, empeoren.
El especialista explica que en toda situación de epidemia es normal que se sienta estrés o preocupación de diversa índole, por ejemplo: a morir, a enfermar, a ir a los hospitales por el temor a contagios, perder el trabajo o ser excluidos socialmente. Pero la Covid en particular acarreó otras preocupaciones más, como la incertidumbre sobre qué personas son asintomáticas. Esto desencadena una constante preocupación de llevar el virus hacia la familia. Dicha situación desencadenó un estrés sostenido.
La psicóloga Marlene Rollano observó que hubo un incremento de casos de depresión y ansiedad, no solo por la pandemia, sino que ya venían en ascenso desde años pasados. La proyección de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el 2020 reveló que esos dos trastornos mentales iban a ser los de mayor prevalencia.
Rollano explica que el centro del cerebro tiene una conexión directa con las emociones, es por ello que se ven problemas psicosomáticos. "El centro del cerebro tiene un enlace con el sistema inmunológico", detalla. De esta manera, las reacciones emocionales de angustia, pánico y temor llevan a manifestaciones fisiológicas cognitivas, pero sobretodo a señales físicas o fisiológicas como las taquicardias, la sudoración fría y el desvanecimiento. Éstos son indicadores que alertan sobre un conflicto psicológico.
“¿Cómo podemos controlar nuestras emociones?, lo que debemos hacer las personas es tener pensamientos positivos, porque de lo contrario, se tendrá una ruta marcada hacia el estrés. Cuando apareció el Sida había mucho temor, ahora esta pandemia creó miedo, angustia, desesperanza y, sobre todo, pánico”, comentó la psicóloga.
El psicólogo Fernando Gonzales Torrico añade que a diferencia de enfermedades físicas los tratamientos en salud mental son largos, ya sea psicofarmacológicos o psicoterapéuticos, para este último se necesita de la persona que tiene el problema mental y el profesional que guiará el tratamiento.
Caero, por su parte, explica que cuando hay problemas en el riñón o cualquier otra parte del cuerpo, no es complicado obtener una baja médica hasta estar recuperados y luego volver al trabajo. Pero si se trata de estrés o depresión se torna más difícil, pues el empleador no considera que eso sea motivo para dejar de trabajar.
El presidente de la Sociedad Boliviana de Psiquiatría, Cesar Oliva, señala que la pandemia destruyó la vivencia de cómo se entendía la percepción de vida. Para él, no es la realidad la que golpea, sino la percepción de la de realidad, porque se tuvieron que modificar los estilos de vida y la conducta.
“Estamos físicamente asilados, no socialmente aislados, eso también hace a la salud mental – comentó el psiquiatra – Desde que inició la pandemia hay algo que empieza a preocupar como el solapar las conductas de cuidado. Si bien se está aprendiendo a convivir con el virus, la gente resta importancia a la virulencia de la Covid-19”.
Oliva dice que hay “mucha” población que no padecía de un problema mental, pero por la pandemia va dejando ansiedad, depresión, insomnio, estrés y estrés post traumático. La pérdida de seres queridos quienes hacían la realidad existencial, también conduce a un similar puerto. Observa que hay una emergencia de cuadros depresivos y se incrementaron patrones de consumo como respuesta a los estresores que vive la población.
La última ministra de Salud en Bolivia en los últimos días planteó un incremento de servicios en salud mental en los primeros niveles de atención, en el entendido que no solo es hacer un rastrillaje, sino visualizar qué está pasando en la familia.
Según la Organización de Mundial de la Salud (OMS), menos del 0,02 por ciento del presupuesto boliviano va destinado a salud mental. Los médicos están a la espera de la aprobación del presupuesto del 10%; los psicólogos y psiquiatras esperan que también esto repercuta de manera positiva en su área.
Caero observó que con la llegada de la pandemia todos los esfuerzos y recursos humanos fueron a cuidar la salud física, que califica como ponderable, pero al mismo tiempo dice que se olvidaron de la salud mental. “A cualquiera que le dijeran que era positivo para Covid-19, lo primero en su cabeza era la idea de muerte. Lidiar con ello, genera mucha ansiedad, mucha angustia. En los equipos de Covid-19 no existe un psicólogo o psiquiatra”, finalizó.
Covid-19 y las réplicas en la salud mental
Raquel Caero
"Todos los recursos humanos fueron a cuidar la salud física, es ponderable, pero se olvidaron de la salud mental. A cualquiera que le dijeran que era positivo, lo primero en su cabeza era la idea de muerte. Lidiar con ello genera mucha ansiedad, mucha angustia. En los equipos de Covid-19 no existe un psicólogo o psiquiatra".
Programas
De acuerdo a la OMS, según la experiencia adquirida en emergencias pasadas, se espera que las necesidades de apoyo psicosocial y en salud mental aumenten en los próximos meses y años. Invertir en los programas de salud mental en el ámbito nacional e internacional es ahora más importante que nunca.
Día mundial
La campaña del Día Mundial de la Salud Mental de este año se ha propuesto conseguir el incremento de las inversiones a favor de la salud mental. Cada 10 de octubre se conmemora ese día, el objetivo que persigue es el: de recordar que la salud mental de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias