• 08 de febrero 2023
  • Menú
    • Opinión
    • Editorial
    • Reflexión
    • Tema del día
    • Columnas
    • Suplementos
    • La Gobernación Informa
    • La Alcaldía Informa
    • La Subgobernación de Cercado informa
    • El SEDEGES informa
    • YPFB Chaco informa
    • Secciones
    • Ecos de Tarija
    • Nacional
    • Internacional
    • Campeón
    • Pura Cepa
    • Crónica
    • Multimedia
    • Merodeos
    • Reportajes
    • El Paisito
    • Búsqueda
    • Listado de autores
    • Semanarios
    • La Mano del Moto
    • La Billetera
    • Cántaro
    • Patria Grande
    • Suscripción Digital
    • Edición
    • Archivo Histórico
    • Archivo Web
    • Despertador / Newsletter
Menú
  • Suscripción Digital
    • Edición
    • Archivo Histórico
    • Archivo Web
    • El Despertador
  • Ads El País
  • Comodín
  • Opinión
    • Editorial
    • Reflexión
    • Tema del día
    • Columnas
  • Suplementos
    • La Gobernación Informa
    • La Alcaldía Informa
    • La Subgobernación de Cercado informa
    • El SEDEGES informa
    • YPFB Chaco informa
  • Secciones
    • Ecos de Tarija
    • Nacional
    • Internacional
    • Campeón
    • Pura Cepa
    • Crónica
    • Multimedia
    • Merodeos
    • Reportajes
    • El Paisito
  • Búsqueda
    • Listado de autores
  • Semanarios
    • La Mano del Moto
    • La Billetera
    • Cántaro
    • Patria Grande
  • Ecos de Tarija
  • Nacional
  • Campeón
  • Edición
  • Comodín
Se trataba de una edificación antigua de un solo piso

Las nostalgias de la recova, el lugar donde se tejía la vida

La recova estaba dividida en dos patios, existiendo en el centro del primero una fuente circular de agua, donde se proveía la gente de la vecindad. Éste lugar era de preferida reunión y comadreo de las “mochas”, sirvientas y aguateros, que coqueteaban sin tregua

Reportajes
  • Danitza Pamela Montaño
  • 26/08/2020 00:00
Las nostalgias de la recova,  el lugar donde se tejía la vida
Las cateras tenían su propio lenguaje, lleno de modismos

Uno de los lugares más hermosos de la ciudad de Tarija siempre fue su mercado principal. Pues era ahí donde se tejían las más entretenidas conversaciones. Aunque la gente iba ahí en busca de lo indispensable siempre se llevaba la infaltable yapa y cientos de chismes.

Cuentan que se trataba de una edificación antigua de un solo piso, construida en el siglo pasado, con viejas tiendas sobre las calles y en su interior había semiderruidos corredores, sostenidos por gruesos pilares de adobes.

En la ancha puerta principal de la calle Bolívar existía un umbral de madera labrado con el nombre del Coronel Magariños y una fecha del año 1800 y tantos, seguramente como recuerdo de quien lo construyó.

La recova estaba dividida en dos patios, existiendo en el centro del primero una fuente circular de agua, donde se proveía la gente de la vecindad. Éste lugar era de preferida reunión y comadreo de las “mochas”, sirvientas y aguateros, que coqueteaban sin tregua.

De acuerdo al escritor, más al centro estaban las carnicerías, que más parecían cárceles por sus anchas rejas. Ahí estaban los carniceros, gente muy “mentada”, como los hermanos Severiche, Castillo, Delgado, Alvarado y otras familias, que ejercían la venta de este principal alimento.

Berta Molina cuenta que los más atentos y solícitos vendedores llamaban a sus conocidas “caseras” con ruegos y súplicas como aquellas de: “mamita, venga, mire esta ahujilla ¡de linda!; venga patroncita, llévese esta maravilla, ¡mire de gorda!, le voy a dar con hartu corriu”, etc.

Pero cuentan también que en temporadas de escasez se transformaban en unos “tigres”, se hacían los sordos, los que no escuchaban los ruegos ni reclamos de sus clientes. “Pero en general eran buena gente, dicharachera, chistosa y llena de interesantes modismos a fin de vender sus carnes”, dice Berta.

El escritor relata en su libro “Estampas de Tarija” que no faltaba la buena “yapa” y la “Kiucha” o el “bofe p’al gato” como regalo consabido para no perder la clientela. Explica que esto sumaba un buen pedazo de medio kilo gratuito. “La linda carne gorda, escogida, bien pesada y a elección costaba “dos reales y medio” y la corriente apenas llegaba a costar real y medio”, explica Agustín Morales en su texto.

Berta cuenta que en los corredores que colindaban hacia la puerta principal, estaba el “reparto”, es decir el lugar adonde llevaban los propios dueños sus productos para venderlos sin intermediarios. Relata que esto hacían muchas veces con ayuda de los vigilantes o comisarios municipales.

“Todo allí se vendía mucho más barato que en otros lugares; habían medidas especiales como zurrones, que eran unas vasijas de cuero para medir papas y otros productos”, recuerda. Detalla que el “zurrón” de la mejor “papa ojosa” costaba “un real” y el de “collareja” “medio” y eran como tres kilos.

Sobre la gente del lugar Agustín Morales describe que existía entonces un viejito vigilante, el único uniformado a la francesa, de apellido Galarza, que decía haber sido expedicionario del Acre.

Agrega que había también; un comisario a quien llamaban “mono pintacho” y un terrible cobrador de “canchaje” de apellido Illescas.  También había dos o tres comisarios famosos por su energía o complacencia cuando había “huaycas” en las que el pueblo se desgañitaba para que le vendan un “zurrón” de papas o unas lindas ajipas que llegaban al “reparto”.

Cuentan que en los corredores laterales de la recova estaban ubicadas las clásicas “cateras” (extensión del quechua kcattu), quienes vendían al menudeo toda clase de víveres. Era tradicional el económico sistema de los “cuartillos”. Había mujeres muy conocidas y populares por sus sobrenombres como las “monteñas”, la “sarca”, la “suipacheña”, etc.

El pleno patio servía para que se “asienten” los chapacos que traían frutas u otros comestibles en costales, “chipas” o grandes canastas “zapas”.  Allí había para escoger de lo más barato y mejor, previa “probada”, lo que era un anticipo – unidad o pedazo – para cerciorarse de la buena calidad. Esta costumbre aún se mantiene.

De acuerdo a Agustín Morales todo en aquellos tiempos fue barato, así la fruta como ser duraznos, peras o higos, se vendía en unas medidas de canastas cilíndricas por “medio” y hasta “cuartillo”; las naranjas eran cinco por un “real” y dos por “medio”; los huevos tres por un “real” y así todo fraccionado, abundante y baratísimo.

Había épocas en las que las vendedoras rogaban implorando para que se les compre. En el segundo patio detrás de las carniceras se “asentaban” chapacos que venían de lejos y metían sus cargas “burros y todo”; allí había para escoger y regatear por mayor y menor. En un costado se sentaban las “comideras” con sus inmensas y humeantes ollas o enormes “pailas” de chicharrón.

También éstas llamaban a los comensales ofreciendo “probada”, que era un previo plato gratis. “Tironeaban de sus ponchos o mantas a los campesinos para que probaran sus ricas viandas”, cuenta Berta.

Ya afuera de la Recova y en la media cuadra comprendida desde la esquina de la calle Sucre, sobre la Bolívar, se asentaban las “sanlorenceñas”, que en tiempo de frutilla traían su agradable fruta en unas canastas llamadas “cestas”. Vendían la fruta por libras y a cierta hora después de almuerzo, rogaban o iban de puerta en puerta ofreciendo sus ricas frutillas. Pero relatan que ellas se apuraban para el retorno porque tenían que hacerlo a burro o a pie. “Se trataba de unas exquisitas frutillas grandes, fragantes, jugosas, como nunca más volví a ver iguales en ninguna otra parte”, recuerda Berta.

En suma nuestra vieja Recova fue un centro de bullanguero colorido, un poco sucia, descuidada, pero siempre abundante y barata; a los años, o sea después de la Guerra del Chaco, recién fue reconstruida y modernizada por el alcalde Isaac Attié.

La refacción El escritor Bernardo Trigo en su libro “Las tejas de mi techo” dice que el sitio llamado “Recova” estaba ubicado en la manzana poniente de la plaza Luis de Fuentes, donde actualmente se levanta el edificio de la Gobernación. Trigo expresa en su libro que el general Magariños cuando desempeñaba el cargo de Prefecto de este departamento, concluyó la obra.

Por lo que en el umbral de la puerta de ingreso se leía la siguiente inscripción: “Al general Magariños en gratitud de este pueblo-año 1844”.Luego de esto transcurrieron 89 años  sin que la mano de los tarijeños hubiese tratado de refaccionar la obra de Magariños. Hasta que Isaac Attié en el año 1932 refaccionó el viejo mercado. La obra implicó una total remodelación y fue entregada en 1933.

APUNTES SOBRE LA TEMÁTICA

Carnicerías

Al centro quedaban las carnicerías, que más parecían cárceles por sus anchas rejas, donde los carniceros “gente muy mentada” ejercían la venta de este principal alimento.

Las cateras

En los corredores laterales estaban ubicadas las clásicas cateras que vendían al menudeo toda clase de víveres.

Las tiendas

Se dice que no era tan pequeño, pues existían varias casas importadoras mayoristas que traían mercaderías desde Europa y otros países. Se trataba de las llamadas casas grandes como la “Trigo e hijos”

 

Apoya al periodismo independiente

Tienes acceso libre a 200 notas al mes. Para tener acceso ilimitado y muchos beneficios más adquiere tu Suscripción Digital. Comienza tu prueba gratis ahora

Suscríbete

¿Ya estás suscrita/o? No olvides iniciar sesión

Acceder

Si te interesa una suscripción corporativa o institucional llámanos al (+591) 78259007

  • #Tarija de antaño
  • #Historia de Tarija
  • #Tradiciones
  • #Mercado Central
Comentarios

  • Lo más visto
  • Lo Último
    • 1
      Caen dos delincuentes por pildorear y robar $us 17 mil en Tarija
    • 2
      Investigan presunto caso de proxenetismo en el hogar Moisés Navajas de Tarija
    • 3
      Detención domiciliaria para médico investigado por negligencia, y fijan Bs 100 mil de fianza
    • 4
      Alcaldía y universidades evalúan soluciones al puente 4 de Julio
    • 5
      Terminal de Tarija alberga cerca de 40 perros callejeros
    • 1
      Detención domiciliaria para médico investigado por negligencia, y fijan Bs 100 mil de fianza
    • 2
      Suspenden la audiencia de acción judicial que busca apartar del cargo de gobernador a Camacho
    • 3
      Aficionados se volcaron al Observatorio Astronómico para ver al “cometa verde”
    • 4
      Lula considera "irracional y maquiavélica" la privatización Eletrobras, la mayor empresa eléctrica de América Latina
    • 5
      Magisterio Urbano se moviliza y reta al ministro Pary a un debate sobre la malla curricular

Puedes publicar tu anuncio en la
página de inicio o en el interior de las notas

Escoge una opción para ver
los espacios disponibles

Página de inicio Interior de Nota

Contacto

  • Calle Colón No. 968 - Tarija, Bolivia
  • (591 4) 664 2732 - (591) 78259007
  • [email protected]

Acerca de Nosotros

  • Quiénes somos
  • Términos y condiciones
  • Políticas de privacidad
© Copyright 2023 :: Boquerón Multimedia | Desarrollado por ITGROUP SYSTEMS