Un artista multifacético
El payaso "Pepe Trueno", la risa en medio de la pandemia
No le importan sus estudios primarios, secundarios y universitarios en Tarija, pero recuerda que fue estudiante de Mira Castrillo, María Esther Zamora y Melvin Ibáñez. Por problemas económicos tuvo que trabajar como garzón hasta los 22 años



La vida le otorgó la oportunidad de divertir a los niños, siempre quiso ser un actor escénico. En su historia personal no hay ninguna diferencia entre el humor que profesa, a veces irónico, a veces tierno, pero siempre lleno de “buena onda”. La primera vez que le hice una entrevista me saludó de manera especial, me tomó de las mejillas y me hizo el “cuchi cuchi”.
El nombre que prefiere es el artístico, le gusta que le digan "payaso Pepe Trueno", subraya que vive de su actividad y se considera un artista escénico. Cuenta incluso que practica el teatro diminuto hecho con cajas de cartón que funcionan como un escenario y que enseña a los niños a elaborarlo. Todo en miniatura. Cuenta que esta actividad se denomina “Lambe lambe”, un invento de un ciudadano brasileño.
La vida
Cesar Augusto Siles Tórrez nació el 9 de julio de 1962 en Oruro, sus padres son el llallaguageño Modesto Carlos Siles Pareja y la cochabambina Elsa María Torrez Vásquez, sin embargo, asume que su corazón es tarijeño, pues es la ciudad que lo acogió por cosas del destino.
No le importan sus estudios primarios, secundarios ni universitarios, pero sí recuerda que fue estudiante de Mira Castrillo, María Esther Zamora y Melvin Ibáñez. Por problemas económicos tuvo que trabajar como garzón hasta los 22 años, más aún, la vida le permitió nacer en el arte en 1984 cuando pudo ingresar al grupo “La Puerta” de la ciudad de La Paz, cuyo director era Raúl Beltrán.
Su primer maestro en el arte escénico fue el coreógrafo Oscar Suárez, posteriormente fue aprendiz de títeres con el maestro argentino Andrés Américo Gauna. Para ese entonces su vida ya estaba encaminada con lo que buscaba hacer y tuvo la fortuna de ser el adjunto del maestro de teatro Líber Forti en el “Primer Curso Para Instructores Teatrales”.
Ya radicando en tierra chapaca fue instructor de Teatro, Títeres y Danza en la Escuela municipal de Música “Pastor Achá Martínez” entre el 1988 y el 2000. Posterior a ello dirigió el Ballet Municipal de Danzas Tradicionales de esa institución. Cuenta que por esos años también estuvo a cargo del Ballet Criollo “Sin Fronteras”.
Si bien Pepe Trueno es bueno para divertir a las personas, no es bueno con las fechas. Sin embargo, pese a que no recuerda muchas de ellas, dice que fue director del conjunto teatral “El Churqui” y del Teatro de Títeres “Farolito”. Recuerda también que asumió su nombre artístico como el payaso “Pepe Trueno” por ese entonces y cuando hacía de mimo fue el “El Mago de Ilusiones” y cuando contaba cuentos “El Viejo Cuentero”.
Para darle un valor agregado a sus presentaciones como animador infantil posee lo suficientes conocimientos en el manejo de instrumentos musicales como la guitarra, percusión, violín, y trompeta.
Entre otras actividades que realizó fue consejero de culturas del departamento de Tarija en la mesa temática de arte escénico y posteriormente fue presidente de esta entidad, integró también el grupo de titiriteros bolivianos “La Rosca” y participó del taller Patriotas del Estado Plurinacional de Bolivia “Tambor Santos Vargas”, organizado por el Comando General del Ejército Boliviano.
Recuerda también que formó parte de la organización de los Encuentros Internacionales “Titiriteando”, fue instructor de teatro, títeres, pantomima y clown en la Escuela Superior de Maestros “Juan Misael Saracho” de Canasmoro y en la Unidad Académica de Guerrahuayco.
Obra literaria
Pero Pepe Trueno tiene también sus habilidades literarias, así escribió obras teatrales costumbristas como “Le creo o no le creo”, “La segunda guagua”, “Ta’ tuito un ch´enko”, “Ta’ churo tuito esto”, “La Lindaura”, "Eso le dijo la rata al queso”, “El Y Ella” y otras obras.
Sumado a esto fue autor de las farsas para títeres, “Jugo de tomate frio”, “El pirata mete pata”, “El cumpleaños de Juancito”, “El cuento del tesoro”, “El duendecillo primavera”, de la adaptación “El pájaro revolucionario” y su último trabajo es “Juancito y el coronavirus”. También es autor de los relatos “Así contó la historia el lobo feroz”, “Un cuento en cuarentena” y el “El rey envidioso”. etc.
Por su organización “Farolito” pasaron más de un centenar de artistas que participaron en danza, pero también payasos, titiriteros, actores, actrices y cuenteros. En la actualidad los integrantes de su elenco son la payasa, cuentera y titiritera Yesica Nayeli Colque, y las payasas y titiriteras Paola Lucero Rodríguez y Silvina Mariel Vidaurre.
Sumado a ello Pepe Trueno tiene otras destrezas que ama, una de ellas es la cocina, por lo que con cierto orgullo afirma “cocino rico”. También revela sentirse orgulloso de haber adoptado a menores que formó en el teatro, los crió, pero con el tiempo tomaron distintos caminos, especialmente recuerda al ahora capitán de ejército Ángel Zárate y al abogado Carlos Mario Mancilla.
Entre su historia cuenta que con la pareja de la que se divorció tuvo dos hijos, el sociólogo Daniel y Lizbeth Grisel. Su actual pareja es Silvina Vidaurre.
Sumando recuerdos
Uno de sus mayores orgullos es haber trabajado con el maestro tupiceño Liber Forti, de quien recuerda anecdóticamente que cuando dirigía la obra “Los indios están cabreados” de dos actos en 15 minutos, las líneas que interpretó duraban “exactamente 4 segundos”.
Otro recuerdo divertido que cuenta fue cuando presentó títeres en el campo, armó el teatrito, se metió dentro. Cuenta que los muñecos eran extraños para esos pobladores y cuando salió con la marioneta todos empezaron a correr. "Eran tiempos de dictadura y yo también corrí tras ellos”, dice entre risas. “Cuando llegamos a una casa donde todos se refugiaron, pregunto qué pasaba y me dicen que le tenían miedo a los muñecos”, relata risueño.
“Mi pasión por ser payaso empezó por culpa de mis hermanos mayores, yo era joven, había llegado el grupo teatral ´La Puerta´ que se hizo cargo del laboratorio universitario de teatro. En Tarija, funcionaba en la Casa de la Cultura y yo era un chango vago, ellos me empujaban a ir a esas clases”, dice.
Agrega que ser payaso es cosa seria, pues se trata de una profesión con mucha responsabilidad, considera que cada palabra que lanza y cada actitud influye en los niños, “todos los que han pasado por el teatro de títeres Farolito tienen una formación ideal, se les ha inculcado la buena manera de vivir”, sostiene.
Y de inmediato agrega que en realidad los verdaderos payasos no trabajan, sino se divierten. Más aún, aclara que deben comportarse como lo hace una maestra de kínder o un psicólogo. “Entonces vas y cumples tu trabajo, entras a jugar en escena, desenvuelves tu papel, juegas como un pequeño, te diviertes como niño, les haces chistes como niño y hasta con los papás te comportas como niño”, concluye.
Primera presentación
Sus líneas no duraron más de 4 segundos en su primera presentación teatral: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.”. De un poema de Bertolt Brecht.
Teatro costumbrista
“Gracias Mi querida tierra Tarija, por haberme abrazado, plasmo estas palabras en la obra de teatro costumbrista que escribí por 1996, “Tarija tradicional”, donde encierro todas las fiestas y costumbres de nuestra tierra chapaca, un logro por el que sentí orgullo es haber participado del montaje de la obra “Tierra Lirica” del escritor Oscar Alfaro”.
La ” troupé”
“Seguir investigando todas las dimensiones artísticas en la posibilidad de lo inexistente, fuimos creando y estudiando al mismo tiempo que experimentando, es por esa razón que llegamos hasta donde estamos gracias a la ayuda permanente de todos los que nos rodean en nuestro medio artístico, un agradecimiento sin nombres, porque necesitaríamos un libro completo para dar las gracias a todos”.