Olor a maestro
Un estudiante me dijo un día: - Maestro, como hueles de agradable - y yo le dije: - Pero mi pupilo, ¿a qué puedo oler sino uso loción, ni perfumes? Con seguridad no huelo a nada.
-Te equivocas maestro, hueles agradable, hueles a maestro, me contestó con rostro sonriente.
Esta respuesta me embarga de emoción Y me hace reflexionar. Es una respuesta hermosa, llena de amor y de ternura.
Hueles a maestro, Yo nunca había pensado en ese olor, no lo había llamado así, nunca supe definirlo, pero ahora sé, que mi profesión huele dulcemente a maestro.
Hueles a maestro cuando con ellos cantas y cuentas cuentos, cuando escuchas sus quejas y oyes sus problemas y te haces amigo.
Hueles a maestro cuando los reprendes a tiempo e impones una disciplina dulce y firme.
Hueles a maestro cuando sabes decir “si” y cuando sabes decir “no”.
Hueles a maestro cuando juegas con tus alumnos sin importante que pasó con tu arreglo, cuando con ellos vuelves a ser niño y compartes el juego con el trompo, y la pelota.
Hueles a maestro cuando le enseñas a perdonar y no a odiar.
Mi estudiante me dijo que yo olía a maestro y yo me siento muy feliz. Ojalá todos los maestros tuviéramos siempre ese noble y dulce olor a maestro.
… Y tú, ¿hueles a maestro?