Querida Vida:

Gracias por enseñarme a fortalecer mi fe.

Gracias por enseñarme a agradecer todo aquello que tengo que no se puede comprar con dinero.

Gracias por enseñarme a cuidar de mí y sentir mi vulnerabilidad.

Gracias por enseñarme a mirar la frustración que a veces me asalta y me paraliza y a la vez me sacude para volver a reinventarme y volver a comenzar de nuevo.

Gracias por quitarme poco a poco las máscaras que me fui poniendo hasta llegar un punto de no reconocerme.

Gracias por mostrarme esa sombra maravillosa a la que por muchos años le hui por miedo a confrontarla.

Gracias por enseñarme a bailar con mi luz y mi sombra, en la sombra y en la luz.

Gracias por mostrarme que al sanar, sana mi entorno.

Gracias por enseñarme a tener el valor de elegir ponerme límites.

Gracias por reencontrarme con mi YO COMPASIVO para desde ahí sentir mi vulnerabilidad y soltar lo que no me pertenece.

Gracias por mostrarme que cuando me conecto conmigo mism@ me conecto con mis semejantes.

Gracias por enseñarme que justamente tengo a los padres a los que les debo primero la vida y mucho de lo que soy, además de reconocerlos como mis grandes maestros de vida.

Gracias por recordarme que soy co-creador y administrador de los dones que me han sido entregados.

¿Y qué decir del amor? Gracias vida porque a pesar de tantos caminos rocosos y confusos, me mostraste que existe el amor genuino. Gracias por mostrarme que detrás de una transición siempre hay una gran bendición.

Gracias por recordarme que el perdón es una llave universal.

Amor paz y luz para todos.


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