La misión

Cierra los ojos y deja que la Divinidad se lleve todo lo que te duele.

Dile que estás cansado de cargar equipajes pesados que no te dejan avanzar.

Deja que la luz limpie las tristezas y se lleve tus heridas.

Que purifique tu esencia y transmute los miedos para que vueles alto.

Que regreses al interior de tu verdadero ser y encuentres lo que realmente eres.

Y no lo que te hicieron creer que eras.

Así vas rompiendo las etiquetas y programaciones negativas que no te dejan crecer y despertar en consciencia, sabiduría, paciencia, sanación y liberación.

Empodérate en el perdón y amor incondicional.

Respetando y aprendiendo de las diferencias sin juicios.

Ni queriendo convencer de tu verdad y entendimiento.

Inhala lo bueno y exhala todo aquello que no te deja avanzar en tu vida.

Se libre y deja ya de alimentar tus miedos, resentimientos, egos y orgullos.

Que al final sólo a ti es a quién hacen daño y desequilibrio.

Así llamas la enfermedad, dolor emocional, físico y mental.

Tú eres quién decides cuándo dejas de alimentarlos.

Basta ya.

Pide perdón por a veces querer más el conflicto que el amor.

Entrega todo lo que ya no te sirve.

Aprende la lección para que no se te repita.

Crece como un árbol fuerte y frondoso lleno de sabiduría y amor incondicional.

Recupera la Esencia Divina y vive el hoy.

Porque tu primer misión en esta vida…

ES SER FELIZ.


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