Mis demonios no pueden parar de reír, ahora son mis amigos...

Cuando aparecen, los miro de reojo y les sonrío, son muy divertidos cuando los comprendes.

Yo les cedía todo el poder que tenían sobre mí, sentía miedo, me creía débil, no me conocía, no era consciente de lo poderoso que soy.

1. Mi demonio de la pereza solía sabotear mi productividad, pero hoy elijo la acción y la determinación.

2. Mi demonio de la ira solía desencadenar conflictos, pero encontré el autocontrol y la paz interior como mi respuesta.

3. Mi demonio de la envidia solía hacerme sentir insatisfecho, pero el cultivo de la gratitud iluminó mi camino.

4. Mi demonio de la lujuria solía nublar mi juicio, pero la autoconciencia y el respeto por mí mismo me guían hacia mejores elecciones.

5. Mi demonio de la avaricia solía anhelar más y más, pero descubrí que la generosidad y la compartición enriquecen mi ser.

6. Mi demonio de la soberbia solía hacerme creer superior, pero la humildad me conectó con la humanidad.

7. Mi demonio de la gula solía tentarme con excesos, pero el equilibrio y la moderación nutrieron mi bienestar.

Gracias, demonios, por permitirme ver la oscuridad en mí, ahora sé dónde llevar mi luz.


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