Un corazón agradecido

Ivo Makarof

Cuando estás en la mente resistes, te quejas, nada te queda bien.

Es como si llevaras puestos unos zapatos dos números menores a tu talla.

Si llueve te quejas de la lluvia, si hace calor te quejas del calor, si pasa algo que no te gusta te quejas de eso. Preso en la identificación con la mente vivirás en una insatisfacción crónica.

En cambio, cuando vives en tu corazón todo lo aceptas y agradeces.

Cuando llueve inclinas tu cabeza y dices “gracias”.

Cuando hace calor sonríes y dices “gracias”.

Cuando suceden cosas que si fueran por ti no hubieras elegido dices “gracias”.

¿Por qué?

¿Por qué tanta gratitud?

Porque has visto que todo es para un bien mayor; ahora lo sabes.

Porque estás en presencia de la perfección.

Porque has comprendido que cada respiración es un regalo.

Te has dado cuenta que para que tú estés aquí todo el universo debe estar allí para ti.

El aire que respiras, la luz solar, el agua, el alimento, la fotosíntesis, tu trabajo, tu familia, tus amigos, tu casa, tu dinero, la luz eléctrica, internet, tu cuerpo y todo lo que sucede cada micro segundo dentro de él, la sabiduría que se está expandiendo velozmente en el planeta, tu conciencia… todo, todo te ha sido dado.

¿Cómo podrías no sentirte agradecido?

Sólo estando preso en la mente es posible estar tan ciego y sumergido en la ignorancia.

Viviendo desde la sabiduría del corazón todo se ve hermoso y milagroso, todo está lleno de amor y benevolencia.

Entrando en tu corazón te haces uno con el corazón de la existencia.

Entonces vives cada día embelesado y agradecido.

Y más y más te es dado.


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