Las delicias

Éramos y errábamos con delicias

las noches las montábamos

como dragones e indagamos

la ley del caos en los rincones

del estado; entrabamos al bar Estigia

los cigarros en vez de humo

soltaban pensamientos diáfanos

y pedíamos los Lázaros

tragos de ron amargo

en esas cuevas de nuestra sed,

alargábamos horas en tinta de poemas

y el imperio bruto del llanto y risa

quedaba en llamas libres verticales

entrañas quemadas al horizonte

nuevo del alba,

salíamos hediondos a ideas y sudor

con la posibilidad como un ballet

entre las manos;

éramos y errábamos con alegría

seguíamos el celeste

cada nube maduraba en un placer

el vino tenía alas de incendio,

en la calle

viendo los buses

terminábamos con la vida

arrugada como nuestros cuadernos sucios

e inspirados

y tirábamos todos esos papeles

a la finalidad del viento.


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