Un pañuelo

El mundo es un pañuelo, o eso dicen, en el lugar más insospechado te puedes acabar encontrando a la última persona que hubieses imaginado: un amigo de la infancia, un familiar que no veías desde hace años, una novia que habías olvidado, un profesor que no te caía muy bien, la vecina que vivía debajo de ti antes de mudarte o ese compañero de clase con el que nunca cruzaste una palabra…

Cualquier lugar es susceptible de convertirse en el escenario perfecto de ese encuentro inesperado: la calle, la universidad, el autobús público, la sala de espera de un hospital, la sección de música de un centro comercial, la playa en la noche de San Juan o la fiesta de cumpleaños de ese amigo en común…

Y entonces se quedan los dos mirándose un par de segundos con cara de bobos, intentando hacer memoria para recordar quién es esa persona y de qué la conoces. Enfocas los ojos hasta que las pestañas de arriba rocen las del párpado inferior, aprietas los labios levemente y en ese instante recibes una imagen en tu mente en la que estáis los dos y piensas: “ah claro si es…., la de….” Y sonríes.

La vida está llena de encuentros y desencuentros, algunos deseados, otros esperados, y luego están los fortuitos, los que se podrían atribuir a la casualidad, a las coincidencias, ¿al destino?

Son esas ocasiones en las que tropiezas con ella en una esquina esparciendo sus apuntes por suelo y los dos se agachan para recogerlos; o cuando en un cóctel te giras sin darte cuenta y chocas contra la copa que ella sujetaba, que termina derramada sobre tu camisa, o quizá aquel día de lluvia en el que estás esperando en un semáforo bajo tu paraguas y a tu lado ves a una chica empapada, y entonces tú, sin decir nada, desplazas tu paraguas un poco más a la izquierda

Hoy mi canción es: “You remind me” Usher


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