Una lluvia de esperanza

Hoy es una de esas tardes en las que a todos nos gusta quedarnos en casa.

La batalla entre el Cielo y las Nubes se decanta a favor de éstas, que castigan su alianza con la Tierra lanzando afiladas espadas que tiñen de sangre carreteras y parques, aceras y estanques. La gente huye despavorida refugiándose tras sus escudos, sus cascos o cualquier material resistente que les libre de una muerte segura.

El poderoso Viento, siervo obediente de las Nubes, desvía la trayectoria de algunos proyectiles, que impactan irremediablemente en varios inocentes desprotegidos, que claman impacientes auxilio con gritos ahogados y desesperados.

En medio de todo el caos estoy yo, sin escudo, ni casco, ni coraza, desafiando a los dioses invencibles, que intentan destruirme, convirtiéndome en el centro de sus ataques. Impactan las espadas en mi cabeza y mi cuerpo, pero no pueden herirme, me golpea el Viento con todas sus fuerzas, pero no puede derribarme, porque sé que tarde o temprano, el Cielo les derrotará, les atravesará con sus rayos y el mundo volverá a ver la Luz.

Hace frío, las calles están desiertas y tranquilas, salvo por algún coche despistado que de vez en cuando interrumpe con su rugido, el sonido acompasado y aburrido de la lluvia…

“Quiero ver el rojo del amanecer, un nuevo día brillará, se llevará la soledad”

Hoy mi canción es: “Un nuevo día brillará” Luz Casal


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