Digan algo

“Los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes”

Estas palabras las escribo pensando en aquellas personas que creyeron que Evo Morales era la encarnación de la reserva moral de la humanidad y que hoy apoyan a su delfín, Arce Catacora, ya no por representar un cambio si no porque es el dueño de la billetera. Aquellas, entre las que me encuentro, pensamos que una nueva constitución y una nueva élite en el poder abrirían nuevos espacios para el desarrollo; un clima de confianza que ha cambiado rápidamente. Una nueva élite gobierna, pero hace lo mismo o peor que sus predecesores. Son parte de los amigos de Putin, Ortega. Maduro, Correa, el país ha sucumbido al extractivismo  pero, sobre todo, ha convertido la violación sistemática a los derechos humanos en su forma de gobierno.

La “creencia” se convirtió en la vara que separaba el mundo entre buenos y malos

Human Rights Watch, una de las pocas instituciones de defensa de los derechos humanos que van quedando, acaba de presentar su informe anual 2024 ; donde menciona hechos verificados sobre la falta de justicia en Bolivia, la que atenta, en particular contra los derechos de dirigentes  políticos como Fernando Camacho, Jeanine Añez y Cesar Apaza. Tres nombres que debieran interpelar a quienes han callado, han sido cómplices o han minimizado los hechos. En el caso de Añez y Camacho se trataba de políticos de derecha frente a un gobierno que supuestamente era de izquierda y representaba las mayorías indígenas. Los amigos de Evo Morales y actualmente de Arce – díscolo ha resultado el cajero de la bonanza- cerraron los ojos y sobre todo la boca frente a algo que, hoy día hasta los partidarios del ala radical del MAS, como se autodenominan los del grupo de Evo Morales:  “Evo ha sido el primer prorrogado”- admiten-  es decir el primero que ha violado la constitución para permanecer en el poder.  Por eso lo hecho recientemente por los magistrados (autoprorrogados) es nada más una grosera copia de la impunidad. Morales lo hizo cuando postuló por tercera vez con el argumento ridículo de que el nuevo estado plurinacional refundaba el país y por lo tanto su primera elección no contaba. Ya en ese momento mis interlocutores/as imaginarios callaron o sonrieron pensando en la picardía del cocalero que nos tomó el pelo a vista y paciencia de la “comunidad internacional” y de nosotros, la ciudadanía convertida en rebaño. Cuando en 2016, hecho al machito Morales llamó un referéndum, según él “para ver si el pueblo lo quería” y perdió rotundamente, para entonces inventar aquello de que era su derecho humano repostular por siempre jamás, la misma gente también calló y recurrieron al cuento del “golpe de estado” inventado fuera de las fronteras. No me olvido cómo muchas feministas me cancelaron porque consideraban indigno defender a la señora Añez que – horror de horrores- entró al Palacio con una biblia y la banda presidencial se la entregó un milico. No quisieron escuchar que estábamos ante una sucesión constitucional, fruncieron el señor como el chileno Insulza y un tal Grabois de Argentina osó venir y decir que había visto cadáveres caer de un helicóptero.   Nunca se rasgaron las vestiduras cuando Morales recibió el apoyo de las iglesias cristianas fundamentalistas, cuando a pesar del estado laico él y entonces ministro de relaciones exteriores y actual vicepresidente llevaron a cabo rituales religiosos del mundo aymara y aún más: nunca fruncieron el ceño cuando persiguieron sin el debido proceso a quienes se oponían a su gobierno. Y quiero que quede claro, el abc de los derechos humanos es defender los derechos de todas las personas sin distinción y no como piensan muchos de los que se dicen defensores de los derechos humanos que solo defienden a sus amigos. Pienso en el ex secretario Ejecutivo de la CIDH Paulo Abrao que nunca hizo caso de las denuncias de Bolivia, pienso en la ex canciller de Chile Antonia Urrejola, cuando estaba en la CIDH, en los funcionarios del Alto Comisionado de Derechos humanos en Bolivia que calificaron la asunción al poder de Añez “como acción controvertida” sin mencionar el fraude electoral verificado por la OEA y la Unión Europea, y tampoco el referéndum que rechazo la reelección.

Mi punto es: Qué tiene que ocurrir en Bolivia para que la CIDH, exija el cumplimiento de los compromisos asumidos por Bolivia, esperarán como lo hicieron con Nicaragua, y Venezuela. ¿A quién le van a creer izquierdistas, feministas y demócratas de buena fe para que exijan el debido proceso? ¿Será que nos dejan solas por un razonamiento débil, cobarde pero efectivo? ¿Ignoran colocando en la misma bolsa a dirigentes de derecha con opositores sindicales e indígenas, uno de los cuales Marco Antonio Aramayo murió a causa de las torturas, mientras eximen a indígenas acusados de corrupción porque son parte del “movimiento social y popular”?

¡Digan algo, por favor! Difundan el Informe de HRW, escuchen a las víctimas de los abusos, a sus familiares y no sigan siendo parte del silencio y la indiferencia.


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