Ahora sí, llegó la hora de la ciudadanía radical

Tenemos una nueva oportunidad por delante para comprender la realidad, no la desperdiciemos. Una primera evaluación de los 36 días de la crisis, es que se logró posicionar el censo en la agenda política y logró superarse las decisiones autoritarias y distractivas del gobierno. Mas allá del insulso debate de quién ganó y quien perdió, la agenda política no es la misma si revisamos las declaraciones anteriores al inicio del conflicto.

En lo económico, aún resuenan las palabras que demuestran la incomprensión sobre los habitantes de Santa Cruz y la dinámica económica nacional que aquí se mueve. Quedará para el Guinness la suspensión de las exportaciones por parte de un ministro ignorante y despistado y el “ahora van a saber lo que es vivir sin supermercados, los oligarcas de Santa Cruz tienen que dejar de trabajar; el paro también será para los patroncitos”, en voz de la CSUTCB, cuando anunció el cerco a Santa Cruz.

En el ámbito político ha quedado en evidencia la coyuntural ruptura del bloque en el poder. “Tras perder en ALP, Evo ataca al gabinete y a la bancada de Arce; Del Castillo y Camacho se aliaron “para destrozar a Evo” y la oposición y renovadores aprobaron la “ley de Tuto, Camacho y Mesa”. Las acusaciones van desde reuniones secretas entre Del Castillo y el gobernador de Santa Cruz, la acusación de defender al expresidente Carlos Mesa que hizo el ministro Lima, y el hablar mal de Venezuela y Cuba en el caso del ministro Montaño.”

Y en el espacio departamental, ha quedado en evidencia la extraordinaria movilización ciudadana dispuesta a enfrentar sacrificios mayores, y la falta de coordinación de los liderazgos, ausencia de vocería que informe, y el desconocimiento del escenario nacional potencialmente aliado, que no tiene por qué soportar plazos de 72 horas para sumarse a una causa justa; ello produjo una suerte de “soledad de Santa Cruz” frente a la ausencia orgánica de los otros 8 departamentos.

Ahora, volvamos a la realidad y a la Agenda que debemos enfrentar.

El vivir en ciudades llama la atención a una sociedad que no asume la exigencia de hacerlo en un orden urbano, imprescindible y creativo; los procesos migratorios generan presión sobre los servicios, y la carga que debe ser soportada por llegada o abandono de territorios, no responde a una definición que debe adquirir el fenómeno. El Estado boliviano fomenta la migración y los parches no lo liberan de la responsabilidad frente al futuro: el año 2032, el 90% de los bolivianos viviremos en ciudades.

La improvisación en la gestión pública, carente de servidores formados en el ejercicio de capacidades e idoneidad y su falta de voluntad y creatividad, tiene una constatación empírica en la era de la cibernética, la robótica y la conectividad, pues la gestión sigue siendo indolente. La ausencia del Presupuesto colgado en un sitio web, con ejecución y a tiempo real, deja en evidencia la victoria de la corrupción.

El Estado y la sociedad convivimos en un escenario que pondera legítimamente lo originario indígena campesino como discurso único, respetable desde el punto de vista político y electoral pero insostenible desde las políticas públicas pues son, precisamente ellos, los que carecen de servicios esenciales y está siendo arrojados a la migración.

El Memorándum de 1904 planteado por la Sociedad Geográfica e Histórica de Santa Cruz, nos recuerda los componentes de un proyecto nacional que ha esperado 118 años para ser conocido. En clave de desarrollo, el Memorándum plantea la necesidad de conocer las capacidades reales de producción del territorio, la imprescindible integración territorial de Bolivia, entonces con un ferrocarril, y el reto de comprender las exigencias de los mercados de ultramar llegando a ellos por los caminos de la Cuenca del Plata. Ajustando cifras, volúmenes y circunstancias, la agenda es la misma. Ha llegado la hora de cuestionarnos de qué viviremos materialmente definiendo las acciones que corresponden a la agenda del desarrollo económico-productivo en cada actividad, y planteando el debate del desarrollo en los 9 departamentos.

Y asumamos que somos violentos y racistas para no seguir escuchando “ahora sí, guerra civil”, “k´ara, camba o colla” de tal por cual, mientras vemos crecer el número de mujeres asesinadas.


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