La Ley 348, a 9 años de vigencia
Ante las alarmantes noticias, de que a diario jueces que carecen de probidad y toda ética estarían liberando a diestra y siniestra a los agresores de violencia, mediante procedimientos al margen de la ley, como si la vida de una mujer que apagaron a golpes no valiera nada. Los familiares de las víctimas de violencia a la mujer, se sienten impotentes de ver al feminicida caminando libre por las calles, más aún cuando se le dio una sentencia condenatoria de 30 años sin derecho a indulto.
En Bolivia el sistema judicial, el sistema penitenciario y la criminalística no han sido capaces de acomodarse a la figura de Feminicidio que es la situación de extrema violencia. Si bien el andamiaje legal erigido para combatir y eliminar las violencias machistas es de última generación, las disposiciones mandadas por ley no se cumplen por los operadores de la justicia.
Sobre estos casos las autoridades responsables o se hacen de la vista gorda y en último caso se lavan las manos al mejor estilo de Poncio Pilatos. Al parecer las injusticias se cometen a diario, pero esto no calla la voz de los colectivos de mujeres que protestan a viva voz y repudian este tipo de hechos. Ante este panorama nos queda la duda de que si la ley 348 que supuestamente garantiza una vida libre de violencia es solo papel o si verdaderamente existe en la realidad.
La razón por la que los casos de violencia contra la mujer aparecen públicamente son muchos, pero, hay una cantidad muy alta de casos que no se llegan a conocer y las victimas siguen sufriendo la violencia que nunca termina, es por la política del no me importismo y de la inepta burocracia. Los muchos actos de violencia contra la mujer, han dejado ver lo que se sabe desde siempre, existe una falta de atención por parte de las autoridades no solo para hacer seguimiento a las denuncias que algunas mujeres se atreven a hacer, a pesar del riesgo que corren, y las autoridades encargadas lo manejan de manera burocrática con total ausencia de empatía incrementando las posibilidades de represalias del agresor.
Hace poco la activista María Galindo del Colectivo Mujeres Creando, cuando visito la Ciudad de Tarija dejo a su paso innumerables paredes pintadas con grafitis haciendo notar el hartazgo e impotencia que sienten las mujeres frente a la inseguridad de llegar vivas al finalizar el día. Saliendo a denunciar mediante su arte, que la base de la violencia contra las mujeres es el patrón de impunidad sistemática en el procesamiento judicial debido a que la gran mayoría de casos carece de una investigación, sanción y reparación efectiva no solo por la ineficiencia institucional, sino fundamentalmente debido al oscuro proceder del sistema judicial que extrañamente a pesar de las innumerables denuncias, a la fecha cuenta con un numero ínfimo de casos que llegan a sentencia.
Alguna que otra agrupación de mujeres también echa el grito al cielo y genera una reacción pública esporádica ante este tipo de hechos delictivos, pero al igual que los programas de televisión, van disminuyendo hasta apagarse totalmente y de repente reaparecerán cuando la publicidad mediática así lo exija.
En conclusión, la violencia contra la mujer es un problema grave, que no se soluciona con sanciones cada vez más drásticas, debe encararse con políticas de Estado que busquen educar a la persona; la sociedad debe actuar de manera directa y cambiar el esquema de conducta violenta por otro tipo de actitudes. La Policía y los funcionarios municipales en todo el tiempo de vigencia que lleva la Ley 348 y a pesar de haberse gastado miles de bolivianos en capacitaciones, hasta ahora, no han aprendido a tomar denuncias de mujeres víctimas de violencias machistas. Siguen revictimizando, intimidando y hasta responsabilizando a las propias mujeres denunciantes cuando éstas se hacen presentes en dependencias policiales.
Por otro lado, los operadores de justicia no actúan de forma ágil en garantizar que las medidas de protección en favor de las mujeres se cumplan a cabalidad, dejando en indefensión a las víctimas y mientras esto no cambie tendremos que seguir lamentando la muerte de más y más mujeres, debido a la negligencia judicial que no brinda ninguna garantía para precautelar el bien más preciado que es la vida.