Del ‘blah, blah, blah’ a la acción

Esta semana culminan las negociaciones de los países en Glasgow, Escocia, en la COP26, Conferencia de Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Las ciencias, la juventud, la sociedad civil y el sector privado hacen un llamado a los países para que implementen políticas que verdaderamente reduzcan sus emisiones hasta 2050, apuntando a limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C. Esta meta implica compromisos políticos, entre otros, a desarrollar y adoptar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, con acciones para reducir las emisiones, como disminuir la deforestación, acelerar procesos de transiciones energéticas, fomentar inversiones en energías renovables, proteger y restaurar ecosistemas y construir escenarios más resilientes al cambio climático, entre otros. Además de movilizar recursos financieros que apoyen estos esfuerzos.

En la primera semana del encuentro en Glasgow se han expuesto posicionamientos, experiencias, datos, tecnologías, tendencias, y compromisos. También se siente que la paciencia con los gobiernos se acabó. “¡Basta con el blah, blah, blah!”, la desafiante llamada de atención de Greta Thunberg a los negociadores en la COP marca un punto de inflexión. Los jóvenes de este planeta ya vigilan a los políticos y a su inacción, y no están solos en eso.

El 21 de septiembre de 2021, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) lanzó su sexta evaluación científica del cambio climático. Su mensaje está claro: “Es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra. Se han producido cambios rápidos y extensos en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera”.

Nunca hubo mayor certeza respecto a los impactos planetarios de la mala gestión del hombre, y nunca había tantos datos y herramientas para monitorearlos. Las agencias espaciales de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Brasil, Argentina y Japón abrieron sus archivos de pentabytes de imágenes satelitales. Inteligencia artificial y tecnología de computo en la nube nos permiten monitorear la destrucción de los ecosistemas en tiempo casi-real, y los impactos de políticas disfuncionales salen en tiempo casi-real a la luz.

Las ciencias y las tecnologías son poderosas herramientas en las manos de jóvenes que desafían a las partes de la Convención de Cambio Climático. Si los países no logran poner en marcha las herramientas de mitigación y adaptación del Acuerdo de París, que ellos mismos firmaron en 2015, otras instancias van a asumir este rol. En varios países, el sector privado asume su responsabilidad e invierte en soluciones de mitigación, no por altruismos, sino porque promete mayor rentabilidad y porque los consumidores ya cambian sus preferencias. Gobiernos subnacionales, como California y Mato Grosso, lanzaron en la COP sus compromisos hacia emisiones neta cero (net zero).

Las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático están bajo observación. El mundo esta observándolos, los jóvenes, la ciencia y demás sectores. Si no logran poner en marcha lo que iniciaron en París, van a perder la credibilidad y, por ende, su relevancia y su razón de ser. Cuando los dinosaurios desaparecieron, otras especies ocuparon su lugar, la evolución no permite cometer más errores.

 

Dorys Méndez es gerente de Proyecto de la FAN.


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