La educación en tiempos de pandemia

Las mañanas y las noches se sienten más frías, el termómetro indica temperaturas cada vez más bajas y como guiñándonos, un ojo dice que debemos prepararnos para enfrentar al crudo invierno. Esa sensación del frío subiendo desde los pies y el temor de saberme enferma, me produce pensar que nos encontramos a más de un año del surgimiento de la pandemia, aquella que llegó sin avisar, sin siquiera tener la posibilidad de prepararnos para hacerle frente. Algunos padres de familia y colegas docentes comparten sus experiencias, lo que permite tener una lectura más real de lo vivido en el ámbito de la educación. Se puede mencionar que antes del surgimiento de la crisis sanitaria ya existían dificultades para que los padres de familia puedan enviar a sus hijos a la escuela a recibir una formación educativa y de forma paralela los maestros tenían la dificultad de llegar a la conciencia de sus estudiantes, de motivarlos a estudiar y superarse, es entonces que con la pandemia estos problemas y otros se acrecentaron más e incluso fueron surgiendo nuevas problemáticas, como por ejemplo la escasa formación necesaria tanto de los maestros como de los estudiantes para pasar del medio físico al virtual, asimismo la falta de textos adaptados a este cambio de modelo.

Como muy bien se sabe la educación en muchos lugares, optó por una modalidad de trabajo diferente a la tradicional educación presencial, llegando a la educación virtual o a distancia, la cual trajo al mismo tiempo otras preocupaciones tanto para los padres de familia como para los maestros, como por ejemplo la mayor carga de trabajo, el distanciamiento y escasa recreación familiar por la permanente conectividad, el estrés por la realización y envió de las tareas.

Otro de los problemas fue que los padres de familia, muchos de escasos recursos económicos sobre todo en áreas rurales, no podían brindar a sus hijos el acceso a internet o a un dispositivo móvil o computadora para que ellos puedan ingresar al desarrollo de las clases virtuales.

En cuanto a los maestros, esta era una razón para que no puedan llegar a sus estudiantes. Un maestro, mencionaba “No sé cómo lo voy a lograr, muchos de mis estudiantes no tienen computadora, los papás no tienen dinero para comprar megas para que sus hijos ingresen a las clases virtuales y me siento un poco frustrado al no poder dar solución a esto”.

Pero esto no se quedó ahí si bien hubo estas dificultades, los padres de familia, aunque no en su mayoría, hicieron todo lo posible para que sus hijos puedan tener un teléfono móvil o computadora e internet y continuar con sus estudios; de la misma manera muchos de los maestros se capacitaron más sobre el uso de la tecnología y empleo de plataformas, para así poder llegar a la conciencia de sus estudiantes y se sientan motivados en su formación. Aunque también por otra parte y siendo sinceros muchos de los maestros han reducido sus clases al simple hecho de usar el Zoom y a hacer de la misma manera dictado, llamar lista y dejar tareas a los estudiantes con la salvedad de algún docente que se esmera por usar otras aplicaciones, juegos y otras actividades en todos los medios posibles.

Entonces no puedo decir que ahora la educación es la mejor y que no existe ningún problema, lo bueno es que se está trabajando mucho más para el logro de resultados educativos óptimos, los maestros estos meses están trabajando siguiendo el currículo y adaptando los contenidos a la nueva situación que se está viviendo, el ministerio de educación está tratando de poner bien en marcha plataformas, en las cuales se pueda trabajar los contenidos y evaluarlos. La nueva normalidad nos exige ir adaptando, corrigiendo y enriqueciendo nuestra labor docente, es menester si amamos lo que hacemos, como maestros que somos.

 


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