La madrugada

Con las calles recién puestas y los semáforos bostezando, la ciudad parece un escenario con decorados de cartón, dispuesto para ser representadas en él las pantomimas de miles de actores de segunda fila que viven sus papeles por inercia. No hay vida, no hay luz, no hay almas, tampoco hay...

REFLEXIÓN
REFLEXIÓN
Con las calles recién puestas y los semáforos bostezando, la ciudad parece un escenario con decorados de cartón, dispuesto para ser representadas en él las pantomimas de miles de actores de segunda fila que viven sus papeles por inercia.

No hay vida, no hay luz, no hay almas, tampoco hay silencio, nunca lo hay, nunca lo ha habido. Creo escuchar el susurro del ajetreo en la respiración el asfalto, noto el calor de sus heridas bajo las huellas de mis pies. La calma que precede a la tempestad nunca fue un alivio, sino una trampa.

Siempre pensé que el insomnio es la mejor manera de despertar, de luchar contra esa fuerza natural que nos oculta una parte de nuestra vida en la que podemos escapar de las rutinas y vivir como si todo el mundo hubiese sido creado únicamente para ti, como si fuésemos el último superviviente de un progreso irracional.

Es entonces el momento de salir a la calle y simplemente observar la vanidad de las cosas, la quietud de los objetos, la materia inerte, la simpleza de los elementos cuando no están en continuo movimiento, cuando aislamos cada ingrediente de su receta.

Cuando descubrimos que caminamos sobre alfombras de alquitrán para no ensuciarnos los pies de barro, que medimos la altura de nuestro ego añadiendo pisos a los edificios, que todos los coches son la misma chatarra cuando están quietos, que los parques son burdeles de disfrute rápido que ofrecen experiencias domesticadas de naturaleza abierta.

Desencantados tras despertar a una realidad sin artificios, un halo de sueño nos invita a someternos de nuevo a la anestesia general que se nos aplica cada noche y que nos mantiene inanimados hasta que llega ese momento.

Ese momento en el que la madrugada pierde su nombre, un interruptor se activa, unos ojos se abren, una canción suena y todo vuelve a empezar como si nada.

Hoy mi canción es: “Big city life” Mattafix

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