Deforestación y alimentos
Bolivia es un país en vías de desarrollo que actualmente tiene establecida como una de sus prioridades incrementar la producción de alimentos, para satisfacer y garantizar las necesidades de los habitantes. Estos lineamientos, establecidos en la Ley 337 (Ley de apoyo a la producción de...
Bolivia es un país en vías de desarrollo que actualmente tiene establecida como una de sus prioridades incrementar la producción de alimentos, para satisfacer y garantizar las necesidades de los habitantes. Estos lineamientos, establecidos en la Ley 337 (Ley de apoyo a la producción de alimentos y restitución de bosques), han flexibilizado los procesos administrativos para viabilizar la habilitación de nuevas áreas para expandir la frontera agrícola y ganadera en el país; es decir, para ampliar la deforestación.
Según datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), hasta 2014 la deforestación en Bolivia alcanzó un total de 5,8 millones de hectáreas, siendo las tierras bajas la región más afectada, y particularmente el departamento de Santa Cruz, donde se concentró el 78% de la deforestación (4,4 millones de hectáreas).
Del total de superficie deforestada, el 53% habría ocurrido hasta 2000; el 31%, entre 2000 y 2010; y el 16% restante en los tres años subsiguientes (2011 y 2014); es decir, más de la mitad de lo ocurrido en el periodo anterior, por lo que se puede prever un incremento drástico de la deforestación hasta finales de 2020. Por otro lado, considerando la extensión total de bosques en las tierras bajas (aproximadamente 420.000 km2), la deforestación hasta 2014 es alarmante, ya que se habría perdido casi el 14% de los bosques nativos del país.
Si bien es importante pensar en la producción y provisión de alimentos para satisfacer y garantizar los requerimientos alimenticios de los habitantes del país, también se debe pensar y planificar coherentemente dicha producción, puesto que gran parte de las nuevas áreas habilitadas están destinadas para cultivos de soya, sorgo, girasol y caña de azúcar; que representan aproximadamente el 30% de la superficie total deforestada para agricultura y ganadería hasta 2014.
Frente a esta situación, surgen las preguntas de si ¿realmente consumimos toda esta producción?, ¿y si son todos estos productos prioritarios para garantizar la seguridad alimentaria de los bolivianos? Para responder a estas interrogantes cabe recordar que el cultivo de los principales alimentos destinados al consumo doméstico (frutas, verduras, hortalizas, tubérculos y otros granos como el arroz) representan menos del 10% de toda la superficie productiva del país. Por lo que, a modo de reflexión, concluimos nuevamente con una interrogante: ¿realmente estamos deforestando y sacrificando nuestros recursos naturales para garantizar la seguridad alimentaria?
Según datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), hasta 2014 la deforestación en Bolivia alcanzó un total de 5,8 millones de hectáreas, siendo las tierras bajas la región más afectada, y particularmente el departamento de Santa Cruz, donde se concentró el 78% de la deforestación (4,4 millones de hectáreas).
Del total de superficie deforestada, el 53% habría ocurrido hasta 2000; el 31%, entre 2000 y 2010; y el 16% restante en los tres años subsiguientes (2011 y 2014); es decir, más de la mitad de lo ocurrido en el periodo anterior, por lo que se puede prever un incremento drástico de la deforestación hasta finales de 2020. Por otro lado, considerando la extensión total de bosques en las tierras bajas (aproximadamente 420.000 km2), la deforestación hasta 2014 es alarmante, ya que se habría perdido casi el 14% de los bosques nativos del país.
Si bien es importante pensar en la producción y provisión de alimentos para satisfacer y garantizar los requerimientos alimenticios de los habitantes del país, también se debe pensar y planificar coherentemente dicha producción, puesto que gran parte de las nuevas áreas habilitadas están destinadas para cultivos de soya, sorgo, girasol y caña de azúcar; que representan aproximadamente el 30% de la superficie total deforestada para agricultura y ganadería hasta 2014.
Frente a esta situación, surgen las preguntas de si ¿realmente consumimos toda esta producción?, ¿y si son todos estos productos prioritarios para garantizar la seguridad alimentaria de los bolivianos? Para responder a estas interrogantes cabe recordar que el cultivo de los principales alimentos destinados al consumo doméstico (frutas, verduras, hortalizas, tubérculos y otros granos como el arroz) representan menos del 10% de toda la superficie productiva del país. Por lo que, a modo de reflexión, concluimos nuevamente con una interrogante: ¿realmente estamos deforestando y sacrificando nuestros recursos naturales para garantizar la seguridad alimentaria?