Otro regalo para Cochabamba
El promotor del regalo vuelve a ser el Gobierno Nacional, quien se ha esmerado con el regalo a su capital talismán y desde donde pretende recuperar la credibilidad perdida en el conjunto nacional. Se espera que el proyecto esté listo en tres años, aunque para las elecciones de 2019 ya se verá...
El promotor del regalo vuelve a ser el Gobierno Nacional, quien se ha esmerado con el regalo a su capital talismán y desde donde pretende recuperar la credibilidad perdida en el conjunto nacional. Se espera que el proyecto esté listo en tres años, aunque para las elecciones de 2019 ya se verá un avance significativo. Las cifras son, como siempre, mareantes. Por lo pronto 447 millones de dólares al momento de la adjudicación a una empresa española que, como no, ha generado polémica por su inexperiencia en lo que pretende construir. “El tren metropolitano es un tren eléctrico, cero contaminación. Vamos a construir 43 estaciones para una longitud de 42 kilómetros divididos en tres líneas (…) nuestro sistema del tren como tal va a contar con cinco módulos con una capacidad de transporte de 200 pasajeros” detalló en su momento el ministro de Obras Públicas, Milton Claros, quien ha huido de toda clase de polémica sobre el proyecto.La adjudicación ha tenido su ruido, pero a diferencia de lo que podría pasar en otros lugares de Bolivia, Tarija sin ir más lejos, su diseño y utilidad no ha despertado mayor discusión social. Todo el mundo parece estar de acuerdo y aplaude la iniciativa sin rebuscar en baúles de los recuerdos ni acudir a antiguos oráculos de la ingeniería de este país, algunos de los cuales olvidan sus propias incoherencias.Lo que sí hubo en Cochabamba es un trabajo delicado y detallado para hacer fuerza común y exigir una solución a sus problemas de movilidad de la misma forma que se ha hecho en La Paz con el Teleférico, es decir, con la billetera gorda del Gobierno por delante. En el proyecto han empujado todos, la bancada, la Asamblea, el Gobernador, el Alcalde. Todos.En Tarija, por el momento, el proyecto de ciudad sigue siendo casi un tema tabú, no porque el Alcalde no lo quiera hablar, pues suyos son los eslóganes de “Ciudad Inteligente” y otros que suenan a desafío para la población y que sin embargo han acabado por convertirse en objeto de burla. El equipo de planificación estratégica ya ha descartado algunos de esos lemas porque, lamentablemente dicen, los estudios de opinión han demostrado que Tarija no quiere ser inteligente; y apenas moderna.En Tarija no cabe un teleférico, pero un tren eléctrico de El Valle a Tomatitas, uniendo la Terminal de Buses y otras infraestructuras clave hubiera resultado interesante, sin embargo apenas quedan fuerzas para plantear una inversión semejante. Desde las entrañas de Tarija se calcula han salido unos 40.000 millones de dólares en lo que va de siglo, y sin embargo el departamento ahora tiene problemas para pagar sus deudas que, después de un blanqueo más o menos opaco, apenas supera los 200 millones de dólares. Es probable que el Gobierno acabe financiando ese desfase que provocó el alumno aventajado que el MAS puso al frente de la Gobernación en los años de la intervención vía Ley Marco de Autonomías, pero la deuda la acabará pagando el Gobierno de Tarija con ese 11 por ciento recortado de regalías que retornan al departamento. Mientras tanto, en La Paz y Cochabamba disfrutan de sus magníficos regalos. Tal vez Tarija y todos sus agentes deban repensar su estrategia y dejar esto de la guerra de guerrillas y montoneros que, por el momento, nos sigue hundiendo en el subdesarrollo.