¿Pueblos olvidados?
Ella dice que también ayuda en la tarea, regando el pequeño huerto de cinco por siete metros, que contiene papa, acelga y sandia, hortalizas y frutas, que han ayudado a su familia a subsistir ante la escasez de pescado.Sin embargo, mientras habla, diez niñas y tres niños corren descalzos por...
Ella dice que también ayuda en la tarea, regando el pequeño huerto de cinco por siete metros, que contiene papa, acelga y sandia, hortalizas y frutas, que han ayudado a su familia a subsistir ante la escasez de pescado.Sin embargo, mientras habla, diez niñas y tres niños corren descalzos por el ardiente patio de tierra del pueblo, no llevan zapatos y apenas están cubiertos por una pequeña polera, cargada de polvo, que parece esconderse.Entretanto, varias mujeres dispersas en el pueblo atienden a bebés de menos de un año. Otras lavan pilas de ropa, hierven papas y algunas tejen la ya conocida caraguata. “Para ganarse algo de platita” como dice Luisa con voz temblorosa.A simple vista se nota que el pueblo, en ese momento, está lleno de mujeres; pues los hombres salieron a trabajar para ganar el sustento del día. A su regreso debe estar listo el almuerzo y atendida la huerta. Empero, las ausencias de los varones suelen ser más prolongadas y es la mujer la que debe cuidar de la casa, de los hijos y entre todas del mismo pueblo.Así, más allá de este panorama y detrás de los pies descalzos, la tierra suelta, las arrugadas manos por tanto lavar, las voces temblorosas y los tostados rostros de estas mujeres, hay mucho por contar. Pues la situación para ellas en los tres pueblos indígenas de Tarija- Weenhayek, Tapiete y Guaraní- no es nada favorable y se ha estacionado en los valores antiguos de donde sólo, en raras excepciones, se ha movido unos centímetros con las últimas leyes promulgadas.En la actualidad, las mujeres indígenas viven atrapadas en sus pueblos, sin derecho a educación, liderazgo ni empleo. Su firme cadena son las labores domésticas, sus hijos y la censura, si es que ellas deciden incursionar en la política u otra labor económica que las aleje de su familia.Según el Informe de Desarrollo Humano de Género de 2013 (PNUD): “Bolivia trata mejor a sus hombres que a sus mujeres”. Asimismo, continúa el texto, “Los hombres están más y mejor educados que las mujeres, más y mejor atendidos en su salud que las mujeres, y tienen la posibilidad de generar mayores ingresos, inclusive trabajando menos (…) si consideramos que las mujeres, a diferencia de los hombres, tienen además (…) la responsabilidad casi exclusiva sobre el trabajo doméstico”.Esta conclusión general se refleja con fuerza en los tres pueblos indígenas. Según un diagnóstico realizado por la ONG Cerdet sobre la Situación actual de la Mujeres Indígenas en Tarija, éstas continúan con desventajas ostensibles en cuanto al acceso y permanencia educativa tanto en el nivel primario como en el secundario, lo que sigue contribuyendo a mantener su marginación social.Estos datos explican la escasa importancia que las familias indígenas conceden a la educación de sus hijas. “La marginalidad femenina es mayor en la medida en que avanzan los niveles educativos y se ensancha la brecha urbano-rural”, concluye el estudio.De la misma manera, las mujeres indígenas reconocen que en las comunidades no existen oportunidades de educación formal, convirtiéndose esto en una debilidad desde épocas ancestrales. Añadido a este panorama sólo existen escuelas primarias, cuyos profesores no son bilingües y enseñan sólo en español.Otra gran cadena que amarra a las mujeres indígenas en sus pueblos es reflejada por las estadísticas de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDSA) que registran la tasa más alta de embarazo adolescente a los 19 años llegando este último año a 37% entre las que ya son madres y están embarazadas.Otra deficiencia para las mujeres indígenas, weenhayeks, tapietes y guaraníes, es la falta de centros de salud. El estudio del Cerdet señala que esto se debe al difícil acceso a las comunidades y a la poca atención de los gobiernos municipales y departamentales.¿Por qué los gobiernos departamentales y regionales olvidan a estos pueblos?, es urgente multiplicar las oportunidades para estas personas, centrarse en impulsar un programa de educación completo que valore a las mujeres y las lleve a ellas como a los hombres a estudiar hasta el grado universitario. También es fundamental centros de salud en sus zonas, las mujeres embarazadas no tienen acceso a un control mensual y los enfermos de gravedad deben ser llevados a pie hasta las ciudades.¿Usted podría vivir así? Ojalá nuestras autoridades se concentren en lo importante, que en la mayoría de los casos pasa por la calidad de vida de las personas.