Opulencia de pocos
Fiel a la opción por los pobres y los necesitados de su pontificado, Francisco se mostró tajante durante el acto de clausura del III Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, al instar a los alrededor de 5.000 participantes a rebelarse contra este sistema económico y a asistir a quienes...
Fiel a la opción por los pobres y los necesitados de su pontificado, Francisco se mostró tajante durante el acto de clausura del III Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, al instar a los alrededor de 5.000 participantes a rebelarse contra este sistema económico y a asistir a quienes más sufren o menos tienen.Sus palabras resonaron con fuerza en el aula Pablo VI del Vaticano: “¿Quién gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia”, exclamó el líder de la Iglesia Católica, citado por la agencia Efe.Francisco dijo que el “control global del dinero” genera un “terrorismo de base” del que a su vez emanan “el narcoterrorismo, el terrorismo de Estado o lo que erróneamente algunos llaman terrorismo étnico o religioso”, y aunque admitió que “hay pequeños grupos fundamentalistas en todos los lados”, aseguró que “ningún pueblo ni religión es terrorista”.No es la primera ni será la última vez que el Papa argentino exponga públicamente su compromiso con los desamparados. Su elección marcó una inflexión en el pensamiento social de la Iglesia Católica. Apenas tres días después de su nombramiento del 13 de marzo de 2013 en la Capilla Sixtina del Vaticano, cuando fue consultado por qué había elegido el nombre de Francisco, Jorge Mario Bergoglio respondió: “Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís”. “Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación (…) ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”, agregó entonces el Santo Padre.Además, el 21 de mayo de 2013, el Papa causó revuelo en el ala más conservadora de la Iglesia Católica y de los círculos financieros internacionales cuando identificó al capitalismo “como causante de la crisis, que ha enseñado la lógica del provecho a cualquier costo, del dar para obtener, del explotar sin mirar a las personas”.En este camino de solidaridad, Francisco evidenció que “toda la doctrina social de la Iglesia se rebela contra el ídolo-dinero (…) que reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la humanidad”.Los hechos corroboran los dichos del Santo Padre. Hasta finales de octubre pasado, 3.940 migrantes murieron mientras intentaban atravesar el mar Mediterráneo, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) con sede en Ginebra (Suiza).Esa dramática cifra supera a los más de 3.700 muertos en 2015 durante su huida por esa misma ruta marítima. Entre enero y finales de octubre de 2015 llegaron a Europa unos 730.000 migrantes y refugiados, frente a 334.000 en el mismo periodo de 2016. Y para acrecentar las penurias de quienes huyen de la violencia en sus países de origen, particularmente de Siria, desde el pasado 25 de octubre las autoridades francesas comenzaron el desmantelamiento del campamento de migrantes y solicitantes de asilo conocido como ‘La Jungla’, ubicado cerca del puerto de Calais en la frontera entre Francia y el Reino Unido.Ese panorama desolador desvela el drama que viven decenas de miles de personas que se ven obligadas a abandonar sus tierras a causa de los conflictos.Entonces, parafraseando al arzobispo Jerónimo de Grecia: ¿Qué le pasa al mundo de hoy que cuando se produce la bancarrota de un banco, de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos?Como apunta el papa Francisco: el causante del drama que viven millones de seres humanos es un orden mundial impuesto por un capitalismo que ha hecho del dinero un ídolo que tiraniza a los pueblos y empuja al desastre a la humanidad.Y en ese contexto, la insultante opulencia de pocos al lado de la más intolerable pobreza de muchos no sólo atenta contra la dignidad humana, sino que es inmoral y es obsceno, porque es ajena a los más elementales principios de humanidad.