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¿Y de la OEA qué?

Hace 64 años fue creada la OEA como un logro del “panamericanismo” y en este más de medio siglo de existencia no ha podido justificar los rimbombantes objetivos de su declaración fundacional, que habla de “trabajar  para fortalecer la paz y seguridad, consolidar la democracia, promover...

Hace 64 años fue creada la OEA como un logro del “panamericanismo” y en este más de medio siglo de existencia no ha podido justificar los rimbombantes objetivos de su declaración fundacional, que habla de “trabajar  para fortalecer la paz y seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico y promover el crecimiento sostenible en América”Muy lejos de esto, las estadísticas demuestran que Latinoamérica en ese medio siglo tuvo más de una “década perdida” para su desarrollo (la de los 80’s) y tanto la paz como la seguridad son palabras huecas en ese contexto.No imaginamos siquiera qué pensará hacer o plantear en  gobierno boliviano en esa asamblea de la OEA, pero si únicamente va a promover una fiesta patronal el asunto resulta por lo menos extravagante, porque analistas serios sostiene que el actual es un panorama “ensombrecedor” para la OEA, porque crecen las críticas a su solidez política y a su influencia en la región. Bautizada hace años, medio en broma, medio en serio, “el Departamento de Colonias de los Estados Unidos”, la Organización había logrado consolidarse, pero en los últimos tiempos, con el nacimiento de la Alba en 2004 y de Unasur en 2008, y de ALALC, quedó claro que varias naciones de América Latina y el Caribe quieren jugar en el escenario mundial por fuera de la órbita de Washington. Desde el punto de vista financiero la OEA está entre la espada y la pared. Primero, por el costo para llevar a cabo la gestión y mantener los edificios. Segundo, porque el reajuste de los aportes de cada país no es considerable y porque algunas naciones no pagan cumplidamente. Los números no mienten. El presupuesto de la OEA roza los 80 millones de dólares anuales, “el 65 por ciento de los cuales se van en los salarios de los 600 empleados y en mantener los seis edificios que tiene en Washington”.Según  informó el jefe de gabinete de la Organización, el peruano Hugo de Zela las edificaciones exigen alrededor de 4 millones al año y no se encuentran en buen estado. Un reporte interno afirma que se requieren 36 millones de dólares para ponerlas al día. Y de yapa, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que es parte de la OEA, ha tenido recientemente actuaciones conflictivas, que han irritado a varios países, por lo menos a Venezuela, a Ecuador, a Colombia y a Brasil.Pero nada de esto es por lo menos mencionado por las autoridades “anfitrionas” para la próxima Asamblea General. Que seguramente tendrá unos costos nada modestos.A no ser que además de la promoción de Urkupiña se esté preparando para esa oportunidad también un “réquiem”.Podría ser. Pero como no dicen nada

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