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La telepolítica

La televisión está para ahorrarle tiempo al elector de ir a los mítines (a no ser que sea pagado, obligado o que haga espíritu de cuerpo con alguien), salir de casa de su comodidad y poder mirar en “vivo y en directo” el show, pues si algo tiene la política, en su versión de campaña,...

La televisión está para ahorrarle tiempo al elector de ir a los mítines (a no ser que sea pagado, obligado o que haga espíritu de cuerpo con alguien), salir de casa de su comodidad y poder mirar en “vivo y en directo” el show, pues si algo tiene la política, en su versión de campaña, es la mezcla de intervenciones musicales, animadores con los mismos chistes en todas las presentaciones y el discurso del contendor electoral, que en muchas de las veces, es una diatriba a sus oponentes antes que un programa de ofertas y propuestas, sin perder de vista cantos y oraciones y hasta momentos de arrepentimiento.La telepolítica maquilla, disfraza, compone, re-compone, juega con las formas y los fondos. Tapa el lado no fotogénico de los candidatos o también lo hace más visible. Exagera los atributos, pero también puede demoler con los defectos. Y si alguien no sabe leer, hasta le da la posibilidad al candidato que use el teleprompter, ese aparato que nos hacía creer que los conductores de los noticieros saben de memoria las noticias. No quisiera pensar si alguien les haría improvisar a los “lectores de noticias”, salvo algunas excepciones. Por estas razones, muchas elecciones se juegan en los debates televisivos. O no son famosos, los escenarios de algún canal de TV que han sido testigos de los gestos, palabras y tartamudeos que les hizo perder votos, miles de votos, a los candidatos favoritos.Sin duda, en la actualidad vivimos de gobiernos mediatizados, pues pese a que en el mundo hay una arremetida contra la prensa, sin embargo nadie puede negar que a los políticos les encante estar en pantalla, pues eso asegura su popularidad, aunque esta no vaya de la mano con credibilidad y aceptación. Por estas razones, los asesores en imagen, maquillaje, publicidad y propaganda ganan más que los ideólogos, los expertos en el análisis de escenarios políticos y prospectivos. Quién diría que, quien corre detrás de la base (make up) que le sienta mejor al candidato tenga una mejor posición al experto en economía, política y relaciones internacionales.

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